Encantus. Alas de fuego (libro 3)

Capítulo 5: Una difícil promesa

Capítulo 5:
Una difícil promesa

 

El señor George abre la puerta.

Entramos, es una pequeña oficina con un archivero, un escritorio completamente desordenado y tres sillas, me dejo caer en una completamente aturdida. No puedo sacar de mi cabeza a esa chica, secándose en cuestión de segundos.

Shema se sienta a mi lado y su padre se deja caer con un fuerte suspiro en su asiento.

Nos quedamos en silencio, ninguno de los tres sabe por dónde empezar. Ya entiendo por qué no se ha hecho público las demás muertes. Imagino que encontraron los otros cuerpos en la misma situación. ¿Cómo le explicas al mundo algo así?, es antinatural, y los tres en esta oficina lo sabemos, yo mejor que nadie.

—María Fernanda —lo miro.

Su cuerpo tenso, frustrado, y no es para menos, es el jefe de la policía de la localidad y no tiene una explicación lógica para lo que está ocurriendo.

—Necesito saber que está pasando. Ella no fue la única que termino así —se refiere a la chica que perseguimos hasta el bosque—. Me acaban de informar que encontraron otros dos cuerpos, estudiantes del instituto también, y con anterioridad encontramos tres; en total van seis adolescentes muertos, encontrados de la misma manera, en el bosque y secos completamente.

Nos mira.

Sé que está desesperado, pero no tengo nada que pueda ayudar. Soy un hada inexperta que a duras penas y puede reconocer algunas pocas criaturas en el reino de las hadas. ¿Cómo voy a saber lo que está pasando?, todo esto es exasperante.

—Yo no sé lo que está pasando, esto es tan frustrante para usted como para mí. Mi expedición a ese mundo no fue tan educativa como esperaba… yo no sé qué hacer para ayudar —frota su frente y medita mis palabras.

En este preciso instante desearía tener a mi madre en frente para sacarle toda la información, ella estaba allí. Estuvo en el instituto y no creo que haya sido para ver como estoy. ¿Es que no se da cuenta de que lastima personas inocentes que no tienen idea de lo que ellos quieren alcanzar?

—Ah… no quiero presionarte, pero necesitamos averiguar lo que está pasando. Este es un pueblo chico, donde nunca pasa nada importante, y en menos de una semana tengo seis adolescentes muertos de manera extraña… no hay lógica para explicar su muerte; sea lo que sea que está pasando allá fuera, hay que detenerlo —mi amigo se mueve incómodo en su asiento y yo también.

¿Cómo voy a detener algo que desconozco?

—Lo que pasó en el bosque fue muy extraño, a ella nadie la mató, es como si la propia naturaleza se la hubiera consumido… ¿Cómo se supone que vamos a detener eso? —pregunta Shema.

—Yo quisiera saber lo mismo —me levanto y comienzo a caminar con impaciencia— al principio esas… criaturas se la llevaban y luego, esa niebla… y después pasó lo que dijo Shema.

Pongo mis manos en las caderas y miro el techo, si las respuestas llovieran del cielo no tendríamos tantos problemas. Las puntas de mi cabello rozan mis dedos, me ha crecido un poco acelerado desde que volví de Encantus.

—No es algo que haya pasado antes, pero tampoco es algo difícil de creer. —Me detengo detrás de Shema, me sostengo el respaldo de su silla y espero a que continúe. ¿Qué está queriendo decir? —. Este pueblo siempre ha estado envuelto en historias y leyendas, aunque en las nuevas generaciones ya no creen en esas cosas, los más viejos sí, saben que existen, que están allí afuera. Lo que está pasando está alarmando al pueblo… por años ha habido desapariciones de niños, eso digamos que es normal aquí —explica con cansancio.

—¿Normal? —arqueo una ceja.

Mientras que en mi mente quiero creer que lo que estoy escuchando es parte de mi imaginación. Todavía me enoja que todos se hubieran acostumbrado a que los niños simplemente desaparecieran en el bosque.

—Desde que tengo uso de razón, la desaparición de infantes siempre ha pasado, mi madre siempre decía que hacer tratos con un hada tenía un alto precio, y en su mayoría era cobrado de esa manera. Pero esto que está pasando ahora, nunca había ocurrido, es nuevo para todos. Tú eres uno de ellos, y sé que es mucho pedir, y espero no me cobres por esto, pero necesito que me ayudes a dar fin a estas muertes, a resolver lo que está pasando —termina de hablar.

No sé qué responder, estoy muy sorprendida con todo esto. Aun cuando no sabía lo que soy, él cree en todas esas criaturas que están en ese mundo paralelo al nuestro.

Por eso no se empeñaron tanto en buscar a mi hermano, pensaron que quizás mi madre había hecho un trato con algún hada, pero no fue así.

—No sé cómo, pero voy a detener esto —digo sin pensar, y sé que me estoy metiendo un problema bastante grande, como si ya no tuviera suficiente— lo prometo—. Veo como se relaja en su asiento— aunque no sé por dónde empezar.

—Ya encontraremos una manera —me da una tímida sonrisa— ahora vayan a casa. Ambos necesitan descansar. Y yo tengo que ver cómo voy a encarar a los padres de estos tres adolescentes.

Nos abre la puerta de su oficina, mi amigo sale en silencio, y yo me detengo en el umbral.

—Podrías darme lo que tienen hasta ahora de los adolescentes muertos… —me encojo de hombros— no sé quizás haya alguna relación entre las víctimas, aparte de lo obvio.




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