Encerrada

Capítulo 1

Nova había despertado esta mañana inquieta, no sabía la razón, solo lo estaba.

Su día transcurrió sin muchas complicaciones, lo que la tranquilizó a medida que pasaban las horas, pero igual ese sentimiento, aunque había disminuido, seguía ahí.

Su cuerpo también reaccionaba. No paraba de golpear sus pies por debajo de la mesa cuando almorzaba con su madre, al son del golpeteo de las manecillas del reloj de pared que yacía colgado en la pequeña sala de su departamento donde vivía con su madre, desde que su padre se había ido para no volver.

Vivían allí dos pequeñas mujeres tratando de sobrevivir el día a día. Nova era adolescente, tenía unos diecisiete años y estaba terminando su bachillerato. Por otro lado, su madre era una mujer en la última etapa de sus cuarenta, trabajaba día y noche en empleos de medio tiempo, nada concreto, nada seguro. Se esforzaba todos los días por el bienestar de su hija.

No necesitaban gran cosa, solo se ayudaban la una a la otra para estar bien. Si hablamos de personas o más bien de compañía, ¿soporte, tal vez? Pero evidentemente sabemos que necesitamos más para sobrevivir.

Vivían en la zona costera de su país, en un lugar no tan cerca de la playa, pero diría que lo suficiente como para no aburrirte de camino hacia allí.

Su departamento estaba en un edificio descuidado en la calle principal, se veía tan viejo que, si nos ponemos a imaginar un fuerte viento, el edificio en mi mente caería en pedazos. Por dentro estaba muy bien decorado, parecía recién inaugurado. Además, era barato, los vecinos eran agradables y cerca había varias oportunidades de trabajo para la madre de Nova, Aria. También estaba cerca del colegio al que asistía nuestra chica.

Estas dos mujeres se quedaban en el departamento número 6, al final del pasillo, en la tercera planta del edificio.

Era una vida acogedora. Nova vivía bien, no les faltaba, pero tampoco les sobraba para malgastar.

Nova era una buena alumna. Era atlética, no tanto, lo suficiente como para cumplir con lo necesario para su nota. Además de ser sociable y presidenta del Cuerpo Estudiantil.

Nova, en el momento que comienza esta historia, estaba en el final de sus vacaciones antes de regresar a rendir sus últimos exámenes de grado para obtener su título de bachiller.

Aria, para despedir las vacaciones de su hija y motivarla un poco en sus últimos exámenes, decidió llevarla a comer al sitio favorito de su hija.

Al voltear la esquina de su calle había un pequeño rincón, bastante agradable, donde vendían la más deliciosa salchipapa de aquel sitio. ¿Qué ser se resistiría a eso?

Pasaron una noche amena, rieron, y devoraron su platillo. Aria escuchaba a su hija parlotear sobre lo genial que sería la graduación y no podía estar más contenta con eso.

Cerca de cerrar la noche regresaron a casa, las calles estaban sólidas, el viento estaba fuerte y las luces parpadeaban mientras se escuchaban los pasos acelerados de ambas, mientras susurraban tener miedo.

Al llegar a su edificio sintieron alivio y se mostraron una sonrisa mutuamente.

Cuando intentaron abrir la puerta para ingresar al edificio, una voz ronca se escuchó a sus espaldas.

  • Denme todo lo que tengan.

Aira sintió algo frío cerca de su cabeza; era un arma.

  • ¿No escucharon? —preguntó el hombre—. ¡Rápido!

Ambas estaban congeladas por el miedo, sus cuerpos no respondían. El hombre agarró a Nova en el apuro y trató de revisarla apuntándola a ella con su pistola sobre la cabeza, pero en un ataque de pánico, Aria trató de abalanzarse sobre él.

El hombre, sin dudarlo, en un solo movimiento se giró y disparó hacia la mujer varias veces, perforando su pecho.

  • Mierda – expresó el ladrón para luego darse a la fuga.

Nova seguía de pie, sin poder moverse. Completamente paralizada.

Giró la cabeza lentamente y vio el cuerpo de su madre desplomado a su lado, sin movimiento, sin signos vitales.

Había un charco de sangre a su alrededor, y pequeños agujeros en su cuerpo. Nova se fijó en uno en particular, el que estaba justo en donde debía estar el corazón de Aria.

Nova cayó de rodillas al suelo, tratando de entender lo que había pasado, no quería tocar a su madre, no quería comprobar el temor que tenía en ese momento.

Su cuerpo empezó a temblar y trataba de encontrar con sus ojos algún movimiento en el pecho de Aria.

No lo había.

Los paramédicos y la policía llegaron al lugar minutos después. Encontrando un cadáver y a esta chica que parecía una masa moldeable, no hablaba, no se movía, a no ser que otra persona la levantase y la ayudara a caminar. Ella solo miraba a Aria, con una expresión de dolor en su rostro. Sus lágrimas salían por inercia.

Ella no estaba pensando, ella no quería creerlo, ella quería despertar y abrazar a su cálida madre.

Nova fue llevada a la comisaría luego de ser revisada para dar su declaración y el cuerpo inerte de Aria fue llevado por los médicos forenses que ya habían dictaminado su deceso en la escena.

Nova no pudo decir nada, no podía, las palabras quedaron encerradas en su boca.

Los oficiales trataron de buscar familiares, pero no encontraron nada.

Al día siguiente, Nova reclamó el cuerpo de su madre y le dio sepultura en el cementerio general de la ciudad.

Justo este día, el día en el que suponía que Nova regresaría a su colegio, el día que comenzaba el final de esa etapa, también era el día en el que ella había estado en el mundo por primera vez.

18 años... mayoría de edad.

Enterró a su madre.

Dio su declaración y se fue a casa.

Los oficiales no pudieron hacer nada por retenerla. Se declaró huérfana y salió de la oficina del policía que llevaba el caso como una persona con mayoría de edad, su padre murió para ella el día en el que las abandonó.

Llego a su casa, cerró la puerta con seguro y se desplomó a llorar en el piso. Desconsolada, sola, enojada… Su mundo del día anterior a este había cambiado, había sufrido una fuerte vuelta que la llevó al último escalón del infierno.




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