—hey! Bella durmiente, ¡despierta! —apenas me pude mover.
—¿acaso estar de pie toda la noche no te da un atisbo de piedad? —la escuché reír y sentarse en la cama.
—perdona, pero entonces comerás el desayuno frio. —abrí mis ojos con pesar descubriendo a roomie viéndome mientras contenía la risa.
Debo verme muy bien con la baba seca en mi mejilla y el cabello revuelto.
—gracias… pero para algo está el micro —ella puso los ojos en blanco y me tapo la cara con una almohada.
—incorregible ¡Meg! Vamos, tienes que acompañarme a hacer las compras —sonaba lamentable, pero más lamentable mi caso. Me queje con la almohada en la cara y me quede quieta.
Si no me muevo no me ve.
Pero tarde, me quito la almohada. —levantate —volvió esta vez con ese tono de mamá regañona, con esfuerzo me senté y tomé el pan tostado metiéndolo a mi boca.
Gina, mi compañera desde nuestra cárcel temporal mientras éramos menores de edad, decidimos vivir juntas porque al menos el estado nos dio unos cuantos billetes para vivir como un préstamo hasta que lográramos tener un trabajo estable.
Incluso la universidad era algo imposible para nosotras o al menos para mí.
Tenía buen promedio para una beca media o completa pero aun así no cualifique para ninguna lo que sería más complicado, tener que trabajar para mantenerme y estudiar por ahora lo veo difícil.
Aunque no es imposible.
Logre ser un adulto funcional luego de tomar café y darme un baño, olía a sudor y desodorante usado, no sé cómo se puede llegar así, pero así huelo.
Llegamos al supermercado luego de que me tuviera que arrastras por la calle hasta la parada del bus.
—quita esa cara —la miré de reojo y lentamente la vi arrepentirse. —bien, lo siento, pero si compro algo que no te gusta te quejaras hasta la muerte.
—¿si sabes que existen los celulares? —pero Gina negó.
—nunca lo hubieras contestado —tiene un punto. Seguimos echando una que otra cosa al carrito hasta que estuvimos seguras de que las cuentas nos darían para pagar todo.
—¿si sacaste tu parte del alquiler? —pregunte mientras caminábamos para pagar.
—sipi —ella parecía repasar la lista en su celular.
—¿tu matricula? —ella asintió, Gina fue la única de las dos que pudo lograrlo, fuimos amigas al instante en que llegue.
Todos se metían con ella por ser más chiquita que el resto, pero solo en estatura, tiene esa aura pasiva que los bullying parecen oler a millas de distancia yo, bueno yo apenas llegue fui como su salvadora, desde entonces cree una mala reputación entre los otros huérfanos, pensé que ella sería adoptada pero siempre la regresaban un mes después. No sabía porque, hasta que entré a la oficina de tronchatoro y lo descubrí, Gina tenía problemas para socializar y comunicarse con sus padres, mi sobreprotección tal vez influyo en ella y si cumplía los 10 estaría en la lista imposible de adopción, los adultos preferían bebés o niños pequeños, pero hasta cierta edad podían tolerarnos.
Me encargue de ayudarla a sentir confianza con las personas en su entorno, la aconseje lo mejor que pude, aun así, entendí tiempo después que no era mi culpa, Gina había sido abandonada por sus padres allí ellos no la querían y lo dejaban en claro cada vez que pasaban frente a la escuela luciendo felices.
Eso duro poco tiempo hasta que por suerte la directora de la cárcel nos cambió a un centro diferente por haber cumplido los diez años.
Me sentí fatal por Gina, pero no la abandone, me quede con ella ¿Qué otra cosa me quedaba? No sabía nada de mi pasado y temía que esos hombres que me mataron se dieran cuenta que resucite y volvieran a intentar acabar conmigo.
No podía morir, no podía dejar a Gina sola, era la única a la que podía considerar una familia.
Y años después, aquí estoy, junto a ella esperando que cumpla sus sueños de ser doctora.
No necesitamos a nadie más, ni hombres, ni padres. Oh los hombres, eso sí es un caso perdido para ambas.
El primer novio de Gina quiso pasarse de listo y gracias a los pequeños movimientos que le enseñe a Gina se lo pudo quitar de encima antes de que algo malo le pasara.
Yo por otro lado los chicos luego de ver mi actitud tan… “especial” se mantenían al margen, algunos me llamaban loca, otros: perra, otros… bruja. Mi favorito era psicópata.
Tenían algo de razón en eso.
En mi viejo entrenamiento con las sombrillitas me entrene para estar lista para matar a quien se me pusiera en frente, Five me llamo inútil al inicio pensando que él me cuidaría mi “trasero” pero acabe cuidando yo ese pequeño trasero.
Creo que fue el único con quien sentí que debía ser mi final feliz, tenía que terminar uno de estos cuentos para volver a mi “realidad”, pero los caminos de la vida no son como yo pensaba, como los imaginaba, no son como yo creía. Si es una canción, pero tiene mucha razón la vida es distinta ahora que estoy dentro del libro.
Nunca me leí esta novela o algo similar, bueno mucho contenido sobre natural y bibidi babidi bu, pero no veo por donde va esta trama.
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Editado: 14.12.2024