Comencé a escupir como loca —¡creo que tragué pelo! —los vi volver a transformarse en humanos, yo me había bajado con las piernas temblorosas.
—eso es ofensivo —hablo mi transporte de cuatro patas.
—¿perdón? —me queje limpiándome la tierra de encima y algunas ramas del cabello.
—basta, tenemos que seguir, falta poco —nos regañó Bobby y ambos solo nos quedamos callados mirándonos y desviando la mirada al mismo tiempo.
—si falta poco ¿Por qué se volvieron a cambiar? —pregunte mirándolos limpiarse las ropas que aun no entiendo cómo pueden mantener su ropa después de cambiarse.
—no está bien visto que nos vean por aquí. —me susurro poniéndose delante de mi
—¿a los lobos? —ambos se quedaron en silencio y siguieron caminando abriendo una especie de camino entre los arboles hasta que llegamos a un pequeño sendero guiados por la luz de la luna, mire hacia arriba y esta estaba completamente sola y despejada, se veía increíble el cielo cubierto de estrellas, cuando las mire por primera vez supe que no estaba en mi universo, las constelaciones no eran iguales.
—¿Por qué me llamas Evie? —pregunte sabiendo que estar detrás no sería tan conveniente, creo que se les olvido que venían siguiéndonos.
—Bobby —fue todo lo que dijo a lo que mi jefe se volteo para verme de pies a cabeza.
—¿no lo recuerdas? —fruncí el ceño y el siguió mirándome ¿de qué me perdí? —bueno, parece que no.
—hablen, porque en lo que a mí me concierne, tu hasta hace unas horas eras mi jefe —dije señalando a Bobby y luego señalé con mi pulgar al lobo a mi lado. —y este loco que no sé de dónde salió, ¡ni se tu nombre! —me queje y entonces ambos se detuvieron a mirarme.
—bueno… Meg el es Walter Style —quise reírme y el se quedó mirándome muy enojado, pero bobby siguió —Wslter ella es Megara Becher —extendi la mano, pero él la tomo, no pense que lo haria, pero lo hizo y al hacerlo una corriente extraña me invadio y como si fuera magia todo el camino que estaba algo oscuro se aclaro visiblemente.
—un gustó... —dije con firmeza, pero el parecía estar en otro universo al mirarme a los ojos.
—el...el gusto es... mío —parecia embobado ¿yo debería reaccionar igual? no lo sé, no sé cómo funciona esta realidad.
si fuera Evie supongo que si reacción sería diferente, tal vez se enamoraría enseguida del hombre este.
Walter no luce mal. es apuesto, muy apuesto; tiene estos grandes ojos marrones, esas malditas pestañas largas, su cabello es castaño, no es negro como el mío (gran diferencia) además esa sonrisa bajo esa barba descuidada, es todo un encanto pero ¿porque mi cuerpo no reacciona tanto a su toque como debería? ¿donde están mis fuegos artificiales? ¿donde estas mis animales cantando una canción romántica? ni los grillos nos quieren, todo está en un silencio enfermizo que solo me hace preguntarme.
—¿por qué todo está en silencio? —no sabía que lo había dicho tan algo hasta que ambos se quedaron mirando alrededor y dando pequeñas olfateadas al aire.
—mejor avancemos, cuando lleguemos con èl sabrás todo—me límite a asentir a las órdenes de Bobby y seguimos.
Pronto escuchamos delante de nosotros pequeñas voces y faros brillantes. Es un pueblo. Un pueblo raro en medio del bosque.
todo parece sacado de la época medieval, recordé la pijama de seda con la que llegué la primera noche a esta realidad, todos comenzaron a mirarnos y más a mi. ¿por qué tantas miradas? no me gusta.
Oh cierto, soy la señorita pijama de pizza.
Cuando estaba en la ciudad evitaba que la gente me mirara, siendo una tarea casi imposible por el echo de mis fracciones, si hubiera más gente blanca como la leche y de cabello negro yo pasaría desapercibida, pero no, todo eran entre caucásicos y anoréxicos y gente normalita como Walter y Bobby o como Gina, pero yo, mis ojos parecían brillar a cualquier luz, los odie apenas aterricé, sabía que sería demasiada la atención, incluso de Ashton, cuando pensaba que no lo miraba, allí estaba, mirándome, incluso las familias, me adoptaban enseguida pero luego, nada funcionaba.
Entre callejones llegamos a una casa que no luz afuera tenían, la puerta es de madera gruesa, eso se nota a leguas, Bobby tocó con el puño y la puerta tardo un momento en abrirse dejando ver a alguien de cabellos largos y expresión cansada mirándonos, cuando sus ojos se pusieron en mi; si expresión cansada cambio totalmente por una de alguien que acababa de ver a su tesoro mas precioso llegar. Nos dejo pasar y cuando fue la última en entrar tomo mi mano y beso mis nudillos.
—mi...mi reina... su... excelencia¿cómo... cómo debería llamarla? —mire a los dos con quien llegue y luego al hombre que no soltaba mi mano.
—solo..Meg...o Megara —el pareció sorprendido, solo se limitó a asentir y soltando mi mano me mostraba el camino.
—bien, mi-mi señora Megara, muy, muy ingenioso —dijo cómo un hombre que consume sustancias o tal vez más como este ser del señor de los anillos, el que estaba en la cueva y decía "mi precioso" pues si, así estaba, muy acelerado.
—Lucien... Lucien, calmate, ella... ella no cree ser esa mujer —explico con calma Bobby y el hombre me miró y luego al dúo de perros, solto una gran carcajada.
—chicos... ¿me están tomando el pelo? como que no- —se quedó con la sonrisa congelada intercambiando miradas hasta que dejó de sonreír y comenzó a moverse por la habitación. —no, ella... ella tiene que-
—hey, hey, ella lo es, la vi, bueno me arrojo con su magia, Abollo mi auto —se quejó Walter a lo que abrí mi boca en sorpresa ¿me está culpando?
—esa fue tu culpa no mía —me defendí cruzándome de brazos.
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Editado: 14.12.2024