La chica recordó que había salido corriendo y no había tomado ni siquiera un abrigo, su papá caminando a paso de plomo y bastante meditabundo, al grado de que no sabía si sacarlo de sus pensamientos para saciar su curiosidad o dejarlo resolver sus propias preguntas que de seguro se agolpaban en su cabeza. pero como una chica a su edad, la paciencia es una virtud poco desarrollada.
-Papá, ¿crees que me acepten?, ¿Pediremos autorización y después regresaremos para que tome mis cosas y pueda despedirme de mamá?, o ¿entrada por salida del entrenamiento?- le dijo a su padre.
En Lejre la mayoría se conocía y Sigrid conocía muy bien las calles, ya que era un lugar pacifico, y no tenía temor de andar siempre por ahí, jamás había ido hasta el Fuerte, siempre, eran los militares quienes acudían hasta su casa, su papá doblo a la izquierda, sin ni siquiera tomar en cuenta las preguntas de la chica, delante de ellos estaba la majestuosa puerta que resguarda los patios, galerones, caballerizas, y cuartos de estrategias que siempre había querido conocer, pero un pequeño temor la invadió, que haría ella entre tantos hombres!!!.
-Papa!, ¿me puede acompañar Selly?- pregunto angustiada.
-No lo sé hija- dijo en el momento que viró a la derecha pasando de largo la puerta.
-Pero, ¿que no veníamos al fuerte?- Entendía menos Sigrid, inmóvil frente a la puerta.
-No por esta puerta- Contestó muy seco.
Sigrid tenía tal confusión que empezó a sentir temor, que le esperaba, que era ese sueño, esas estrellas, la experiencia dentro del fuerte, eran demasiadas cosas en tampoco tiempo, sabía de alguna manera que su vida daría un cambio radical, que al final de ese día, todo lo que conocía, le sería arrebatado para ganar conocimientos y habilidades.
Por fin su padre se detuvo frente al muro, miro a ambos lados, le hizo una seña a Sigrid de que se aproximará pronto, la tomó de la mano, y el Profesor presiono una piedra sobre el muro, la cual se hundió, se escuchó un crujir, y una puerta delineada por las mismas piedras se abrió, entró el profesor y llevó a Sigrid adentro.
-Cómo es que tu…- La interrumpió su padre -Yo también fui militar y le guiño un ojo.
Caminaron por un largo pasillo, después unas escaleras cuesta abajo, llegaron hasta una puerta y entraron.
-Profesor Miquel!, ¡pero que gusto de verlo!- un hombre sentado tras un escritorio con uniforme militar, alto, fornido de tez blanca, pero se miraba que los rayos del sol ya habían hecho estragos en su rostro, ojos grandes negros, ceja poblada y un gran bigote que no le dejaba ver el labio superior, era un General, llamado Harald.
Estrecho la mano del profesor y le dio un gran abrazo, y fue cuando reparó en la chica.
-Hola Sigrid, ¿como estas?, para ser sinceros me desconcierta tu presencia aquí, de haberlo sabido que le permitiría la entrada al Fuerte, habríamos mandado por ella muchísimas más veces de lo que la hemos consultado en secreto- Dijo dirigiéndose a ambos.
-De hecho, es un tema similar del que quiero hablar con usted General- le comentó Miquel.
¿El General extrañado alzo la ceja - ¿De qué habla profesor?-
-Deseo que mi hija sea adiestrada en todos los temas de defensa personal y estrategias de combate- Dijo con semblante serio- Se que mi petición es poco usual, pero por la relación y lo bien que les hará a ambas partes no veo porque habría una negativa-
-Pero Profesor, ¿donde podría yo colocarla si…'-
-En el escuadrón élite de mujeres, no pregunte como lo sé, simplemente lo sé- lo interrumpió el profesor.
El General con cara de sorpresa, trastabilló en el vocabulario - P..profesor… según eso es un secreto mayor, pero en resumidas cuentas no me sorprende que usted lo sepa- le aclaro- es verdad que existe un grupo de mujeres, hemos aprendido que son ágiles y aparentan debilidad, pero debo decir que han demostrado incluso más fuerza y voluntad que varios desertores, sin embargo, totalmente me llena de curiosidad por que decida que la Señorita Sigrid entre al fuerte?-
-Es un asunto bastante delicado, y aún no tenemos todas las pruebas con las que pueda respaldar mi teoría, pero de ser cierto, se requiere que estemos preparados, como Profesor, estoy orgulloso de tener a Sigrid como mi hija, por su inteligencia y sabiduría, como Padre, realmente me duele el corazón, porque sé que ella está destinada algo grande, y sea lo que sea, la apartara de mi lado muy pronto. - Miró a su hija con ojos brillosos y la chica algo atónita por las palabras de su padre. -Así que, conviene, que ustedes también se preparen, refuercen sus entrenamientos, porque aún no sé a qué fuerzas nos enfrentemos-.
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Editado: 10.02.2022