Prefacio

En ocasiones se es ciego, pero cuando logramos ver ya es demaciado tarde.

Que cuando se trata de olvidar, perdonamos y cuando debemos de afirmar nuestro orgullo y dignidad lo destruimos en miles de pedazos a cambio de nada.

Porque con la nada somos capaces de conformarnos y con nada nos vamos.

Porque en circunstancias en que la soledad es nuestra compañía, aliada y amiga, nos volvemos fuertes.

Porque la nada es nada, pero lo era todo para el.

Cuando su orgullo y dignidad ya las habia perdido y ya eran menos que nada, fue feliz.

Porque ya habia aprendido a convivir con la nada, hasta el punto en que la nada lo necesitaba a él. Su dignidad y orgullo ya no importaban porque al fin y al cabo de que servían, si la nada ya era parte de el.

Un dia en sus sueños, logró llegar a la luna. Pisaba con firmeza y se sentía pleno. Estaba solo, sin nadie que lo acompañara y pudiera deleitar el universo en primera fila. Contemplar las estrellas y consigo el planeta tierra, iluminado por un lado y oscuridad por el otro. No habia más que silencio perturbante, pero acogedor.

Logró flotar y fue por un segundo inmensamente libre. Bebió del brebaje que el sol en su lejanía le servía y deleitó el baile de las estrellas que eran seducidas por agujeros negros que en un intento de reveldia trataban de escapar, pero no podían.

Escuchó susurros y no supo de donde provenían, pero en un intento de entender y escuchar, logró percibir que esas voces querían que volara y se perdiera en la plenitud del universo.

Se lanzó , obedeciendo susurros que a su vez quedaban guardados en su memoria, y fue aún mas libre cuando la oscuridad lo abrazaba y tapaba sus ojos con suavidad.

Aun así pudo ver mas allá , un universo mejor del que estaba en ese momento, no había luz pero tampoco oscuridad. Todo era posible, lo podia sentir. No existian limites ni mucho menos impedimentos porque voló y fue libre y feliz a ojos cerrados en medio de la nada, porque pudo sentir que hasta en la nada hay algo y ese algo lo era todo.