Narra Petter (vecino)
La tenía entre mis brazos. Celina se acababa de desahogar conmigo y es algo que agradecía. Me dejó conocer su historia, me dejó saber lo que había sucedido.
Llevaba diecisiete años siendo su vecino y nunca había tenido el valor para hablarle.
Desde que era una niño Celi ha sido mi amor platónico.—pensé mientras ella sollozaba entre mis brazos.
—Lo siento.—se apartó de mi con una mirada avergonzada que la hacía ver muy tierna.
—Tranquila.—le resté importancia para luego acariciar su mejilla.
Sentí el impulso de volver a abrazarla, y lo hice. La abrazo como si el mundo estuviera llegando a su fin y ella fuera mi única ancla en él, era el abrazo más sincero que había dado, el corazón me latía como si hubiera corrido en una maratón.
¿Cómo Carlos pudo lastimarla?—pensé mientras la pegaba más a mi pecho.
—Si en el tiempo que llevamos siendo vecinos nunca hemos interactuado nada más que una sonrisa ¿por qué estás aquí ahora?—preguntó Celina.
—Ya estamos grandes Celi. Siempre he querido ser tú amigo pero por alguna extraña razón mis padres me lo impedían.—respondí.
—Tienes razón, a mí también me lo impedían de pequeña. Incuso hace unas semanas mi mamá me dijo que no te dirigiera la palabra.—su rostro mostraba duda cuando lo alzó para mírame a los ojos.
Qué extraño.—pensé mientras me perdía en su mirada...Puede que Celina siga siendo mi pequeño amor platónico.
Narra Celina.
Se siente tan bien este abrazo.—pensé mientras con toda mi fuerza de voluntad intentaba separarme de él pero lo impedía apretándome más fuerte contra sí.
Era un abrazo tan fuerte que sentía como me si estuviera reconstruyera cada pedazo roto y los pusiera de nuevo en su lugar. Un abrazo verdadero con sentimientos mutuos.
Había olvidado que estaba lloviendo, pero un fuerte trueno hizo que vuelva a la realidad de la fría y lluviosa noche. Estaba empeorando el tiempo, llovía cada vez más fuerte y el viento soplaba con fuerza.
Otro fuerte trueno me hizo brincar a sus brazos. Él me miró con ternura... tomó mi rostro con ambas manos.
¡Empiezo a ponerme nerviosa!—grité mentalmente.
—Celi.Siempre me has gustado.
Entonces sus labios tocaron los míos.
Petter me estaba besando.
Y no era un beso común, era especial como sus labios suaves buscaban los míos con delicadeza.
Con tan solo un beso convirtió mi noche fría en una más cálida.
Me separé de golpe y corrí lo más rápido que pude. Entré a mí habitación dejando a Petter solo en la terraza, estaba confundida.
Me gustó el beso, lo admito...y eso me asustaba. Me asustaba volver a sentir algo por alguien.
Me asustaba llegar a enamorarme de mi vecino.
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Un abrazo a ti que me lees en alguna parte de este pequeño mundo.