¿Por qué el amor duele? ¿Por qué de un momento a otro caen las ilusiones que tuviste por una persona? ¿Por qué?—pensé mientras miraba a la nada desde mi ventana.
Eran las dos de la mañana, y estaba allí con muchos "¿Por qué?" sin respuestas en mi cabeza.
—¿Por qué Petter?—susurré dejando caer una lágrima.
—¿Hija dormiste allí?—preguntó mi padre.
Desperté confundida. Me había quedado dormida en el sofá.
—El sueño me ganó, papá.—respondí mientras me aventaba a mi cama. Vi el reloj, apenas eran las cuatro de la mañana.
—¿Qué pasa?—preguntó mientras se acostaba a mi lado.—Celina ¿qué pasa?
—¿Alguna ves pensaste en verme sufrir por algún chico?—su respuesta me intrigaba mucho.
—Tal vez, pero creía más en que ellos sufrirían por ti.—su comentario me hizo sonreír.—Hija, tienes derecho a sufrir, tienes derecho a sentir, pero sobre todo también la obligación de levantarte y seguir por ti y para ti. Llora ahora pero cuando salga el sol te quiero de vuelta.—y sin decir más, mi padre salió de mi habitación.
Tomé el consejo que me dio y lloré, lloré queriendo sacar a Petter de mi corazón con cada lágrima, pero...no podía.
¡Carajo!
No podía sacarlo de mis pensamientos. Mi mente estaba invadida con recuerdos suyos, desde la madrugada en la que hablamos hasta el día de anterior cuándo lo vi besando a esa chica.
Esto duele mucho.—pensé mientras trataba de dormir.
Desperté, sola en casa como de costumbre. Era sábado, así que descansaba de la escuela, pero no quería deprimirme más, por ello salí a correr.
Salí de casa y troté lejos. Corría tratando de huir de un sentimiento que llevaba dentro, de lo inestable, corrí como si mi vida dependiera de ello.
Tanto lo hice que no noté lo lejos que estaba de casa.
Oh,ya estoy lejos.—pensé mientras me detenía y me fijaba que estaba a varios kilómetros de distancia, en un lugar muy silencioso.
—¿Donde estoy?—me pregunté en voz alta.
El lugar se me hacía muy familiar, pero no me llegaba a dar cuenta de dónde estaba.
Recuerdo
"—¿Dorián,por qué estamos aquí?—pregunté observando el lugar.
—Venimos a celebrar que somos novios, Celi.—respondió, mientras me guiñaba un ojo.
—¿Pero, aquí?
—Claro, así estaremos solos.—contestó antes de besarme de una manera que no me gustó en lo absoluto.
—Dorián...no.—intenté separarme de él, pero en un movimiento fuerte me pegó más a él.
Me empujó contra la grama para hacerme daño. Comencé a gritar, pero parecía que nadie me iba a escuchar.
—Déjala.—dijo un chico al que desconocía, pero gracias a él Dorian me soltó y se fue de allí.
—¿Estás bien?—dijo el chico con una sonrisa haciendo que me sonrojase.—Soy Carlos.—se presentó estrechando mi mano."
—Claro, aquí fue donde conocí a Carlos.—recordé en alta voz.
Al momento de pronunciar las últimas palabras me alarmé, no estaba en zona segura. Allí mi primer novio trató de abusar de mí, para luego conocer al chico que me arruinó la vida en este mismo lugar.
Conocí a Carlos en un momento de angustia, me ayudó y creí que era bueno...luego creí que de verdad me quería.
Y por supuesto, luego aparece Petter diciendo que de verdad me quiere, pero no pierde la oportunidad de besarse con otra.—pensé con recelo.
Las lágrimas amenazaban con salir mientras pensaba en mis desdichados amores.
Regresé a casa muy agitada, había corrido como nunca. Petter se encontraba fuera de su casa lavando su auto.
Se ve tan varonil.—pensé recordando lo muy guapo que es.
¡Ash!
Me odiaba por estar sufriendo por él, pero bastaba con verlo para que mi corazón, mente y hormonas se descontrolasen.
¿Qué me has echo Petter Carrera? ¿Por qué no puedo olvidarte? ¿Por qué?