Endemoniadas mariposas

Orgullo herido (7-II)

El olor a humedad los golpeó en la cara con solo abrir la puerta y la poca iluminación hizo forzar la vista de ambos. Misy dio un par de pasos decidida con su sombra humana imitándola segundos después. Se acercó de forma muy valiente al mostrador donde el dueño llegó como buitre a recibirla con una notable mirada de desconfianza.

—Seré rápida y clara: mi amigo es un poco… lento, esto no es robado, su tátara abuelo era minero ¿Era tu tátara abuelo? —Akira se quedó con la mirada perdida, los otros dos de verdad creyeron que era tonto—. ¿Chico? —Misy chasqueó sus dedos a centímetros del rostro amarillento.

—¿Eh? Ah, sí, del abuelo de mi abuelo. —Fue una hazaña que el muchacho lograra entender la situación con el poco contexto que le dio la morena. Debían mentir para vender el oro y no generar sospechas.

—Entiendo. Vera hay varias cosas para tener en cuenta…

—Antes que nada —El buitre fue interrumpido—. No estamos desesperados, podemos tomar el tren e ir a la ciudad vecina y no sabemos el precio de venta, pero este pequeño aparatito con un plan sencillo de datos me lo puede decir, solo tendría que multiplicar el precio que me dé por el peso, que ya sé, obviamente —Mintió en lo último mientras se apoyaba en la vitrina—. Las negociaciones serían por cuánto te quedas de comisión.

El buitre tenía una sonrisa amarillenta que consiguió con años de práctica, incluso lograba engañar al chico sobre sus intenciones codiciosas.

—Hablas mi idioma, así será más fácil —La actuación desapareció de su cara y tomó una expresión seria a la vez que le señalaba a su joven cliente el cartel de no apoyarse en la vitrina.

La discusión se tornó un poco intensa cuando el dueño se quitó la máscara. Primero discutieron en qué balanza pesar la bolsita de cuero, Misy quería la digital, pero el buitre insistía en una balanza vieja y remendada de resorte, por un susodicho daño eléctrico en la otra; luego discutieron la pureza de las piedras, el señor con su ácido nítrico decía que era oro con impurezas de cobre, pero la muchacha rebatía con un artículo de Wikipedia y el no cambio que hizo la reacción; luego la discusión pasó de química a matemática, la multiplicación de los dos negociantes no cuadraba y tuvieron que repetirla 6 veces en calculadora y otras 8 a mano, hasta escribieron toda la tabla del 7 a un lado para usar de referencia; pero lo más intenso fue sin duda acordar la comisión para el buitre:

—33%.

—Estás drogado. No te vas a robar un tercio de 60 años de trabajo de su tátara abuelo, 10% y estoy siendo amable. —El buitre rio al escuchar el porcentaje.

—Pueden tomar el tren para ir a la otra ciudad, los espero mañana cuando ya estén desesperados, abro después de las nueve.

—Okey, ¿20?

—15 años de trabajo de su tátara abuelo.

—25% me sigue pareciendo abusivo, 22, última oferta.

—22.5, en efectivo y les regalo esa hermosa mochila para que guarden sus billetes.

—Solo si no mandas matones después para que intenten robarnos.

—Trato hecho.

 (…)

—El truco está en que tu primera oferta sea ridícula, así cuando des tu oferta real no parecerá tan mala.

Akira llevaba el morral bastante contento, fugaba miradas ocasionales de admiración para su acompañante, eso sí que le había parecido “ser alguien genial”, de seguro que a Lili le gustaría si él fuera así.

Misy se fijaba en el camino durante su trayecto, aun cuando hablaba. Akira detallaba el perfil de la morena, medía 1.71 metros de altura, ella era más alta por un par de centímetros, su cabello carbón, a pesar de ser liso, no podía pasarse un peine; Misy jamás había peinado por voluntad propia su majestuosa melena, para ella el tratamiento de su cabello terminaba con el champú; sus labios eran sensuales y sus penetrantes ojos de marrón oscuro precedían a unas cejas rudas.

—Tienes que enseñarme a ser tan genial, pero ya tengo un plan para ir conquistando a Lili, me he mostrado como el chico frío, ya sabes, pero no ha funcionado mucho. No puedo esperar a que me ayudes con eso.

La chica detuvo su caminata para voltearlo a ver con un asco tan real, que cualquier transeúnte diría que estaba viendo mierda fresca.

—¿Ah? — Misy no podía entender cómo alguien podía ser tan tonto para malinterpretar las cosas de esa forma—. Te dije que iba ayudarte a ayudarla. Le tocas un pelo a mi niña y por mis ovarios que te hago tragar los dientes.

El antiguo ser infernal revivió la naturaleza agreste de Misy cuando la conoció, esa insoportable altanería, los humanos no conocían su lugar. El muchacho arrugó sus expresiones; no permitiría que lo tratarán así, era temido en su castillo, el ser inferior que tenía al frente debía de entenderlo también.

—¡¡¿Tienes idea de con quién estás hablando?!! Soy Akira Abaddon, heredero al demonio del abismo. —Akira inflaba el pecho lleno de orgullo, como se lo había enseñado Hilgoto, mostrar el respeto de su apellido a todos.

—Lo confirmo: eres idiota —Misy tenía una mueca de burla, pero su ceño estaba fruncido—. Eso explica muchas cosas.

El príncipe infernal retrocedió con un salto y apuntó a la mujer detestable con la palma de su mano vendada, estaba tensa e incapacitada a sacar la rabia de su semblante en una bola de energía destructora. La pelinegra rio a carcajadas por el acto.

—Tú —La rabia estaba tan contenida que de alguna forma lo lastimaba, creyó que alguna herida de su batalla debió abrirse porque sentía un dolor puntiagudo en su pecho inflado, su oscura mirada de azul se hizo vidriosa—. ¡¡Deja de burlarte de mí!! —No podía creer que hace unos minutos admiraba a ese ser inferior, eso solo afilaba más la ira y le causaba más de ese dolor inexplicable—. Entiende tu lugar como lo hace tu madre, ¡¡deberías servirme!!

La morena dejó de reír en seco, cerró sus ojos con fuerza, lambía y mordía sus labios aun con la mueca burlona; su debilidad se calentó, el incendio de la cólera carbonizó hasta sus huesos, la sangre le hirvió y le quemaba las venas de sus brazos, oprimió duro los puños para calmar el ardor de emociones y posó su vista asesina en Akira, otra vez.



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En el texto hay: demonios, obsesion, combates

Editado: 24.07.2022

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