Enemigo en las Sombras

5 - Alara y Shin – 3

Alara y Shin – 3

Alara sintió a su novio entrar al patio mientras ellas estaban sentadas frente a una hermosa fuente construida en rocas. Unos hermosos pájaros cantaban en el agua como si los estuvieran recibiendo en su casa. Thirin seguía tenso cuando Shin aparecía, pero ya no sabía que hacer al respecto. Su mano acarició su espalda con mucho cariño, pero ella esperaba otra cosa.
“¿Por qué no me has besado hoy?” Preguntó en voz baja Alara.
“No quiero ofender a tus amigos, Alara.” Dijo divertido Shin.
Alara hizo puntas de pies para besarlo.
“Te dije que no quería ocultar nada…” Respondió divertida cuando sus labios se separaron. “¿Cómo te fue con Vatse?”
“No lo sé, pero está encantado con el templo y nuestros archivos.” Dijo divertido Shin mientras la apretaba hacia él. “Necesito mostrarte un par de… secretos.”
“Cuando quieras… Te estaba extrañando.” Dijo con honestidad Alara. “Estaba por ir a buscarte, nos distrajimos con las aves.”
“Yo estuve sentado frente a esta fuente una semana…” Dijo sonriente Shin. “Yo también te estaba extrañando. ¿Entrenaron?”
“Estuve enseñándoles tus trucos… Thirin estaba sorprendido.” Dijo divertida mientras lo apretaba.
“Shin… ¿Hay más de estas islas por aquí? Podría comprarme una y ser tu vecina.” Dijo pensante Mirabella.
“Hay un archipiélago más al oeste… No creo que puedas construir mucho, es mayormente arena.” Respondió divertido Shin.
“Más te vale que cuides a mi amiga.” Dijo divertida la espía.
“Estoy haciendo todo lo posible, hasta estoy aprendiendo a cocinar con Vitti.” Respondió divertido Shin.
Juna estaba mirándolos con curiosidad y se acercó a mirarlo de cerca.
“Juna…” Dijo apenada Alara.
“No muerdo, caballera.” Dijo sonriente Shin mientras acariciaba la espalda de Alara. “No sé si a ella le gusta…” Agregó con malicia.
Alara no había entendido el doble sentido, pero Mirabella sonreía divertida.
“Nunca dejaste de ser uno de los nuestros, Shin.” Dijo jocosa. “Estaba hablando de sexo, Alara…”
“¿Qué?” Preguntó confundida la jedi.
“A mí me gusta así, Mirabella, no la apures.” Dijo sonriente Shin. “Preciosa, cuando quieras hago té o tal vez quieran dormir un rato.” Agregó mirando a Tori. “Vatse se quedó con Artemios en la biblioteca, pueden entrar allí… No sé ella.”
Alara miró a Tori con curiosidad.
“Vatse puede ayudarla.” Agregó pensante. “Aquí no dudamos de la tentación del lado oscuro.”
“No te preocupes, maestra.” Dijo pensante la padawan.
“No es que nos preocupemos, Tori, pero es difícil resistir los susurros de las conciencias y recuerdos que están guardados en algunos de nuestros holocrons.” Dijo sonriente Shin. “¿Por qué no te enseñan eso antes de convertirte en caballero?”
“No lo sé…” Dijo pensante Alara. “La verdad es que puedes cruzarte con un fantasma de la Fuerza en cualquier momento…”
“¿Ustedes lo enseñan?” Preguntó con malicia Thirin.
“No tenemos alumnos, Thirin. No creo poder enseñarle nada a nadie.” Dijo sonriente Shin. “Mi intención es que este lugar acepte a las personas que ustedes rompen…” Agregó mirando a Alara. “¿Sabes cuantos caídos derroté en Korriban?” Preguntó sin pensar. “Muchos de ustedes no están preparados para el estilo de vida de su Orden y terminan buscando respuestas en Korriban o Ziost… Nunca encuentran lo que buscan.”
Thirin lo miró con curiosidad.
“Yo…”
“Ustedes los dejan caer, Thirin.” Dijo sonriente Shin. “Muy pocos caen en lugares… decentes. Tanto la República como el Imperio los quieren usar como armas, cuando en realidad son simples personas, así que no hay nadie que los acoja… Ese ha sido el lugar de los Grises en el pasado.”
“No puedo negar eso, Shin.” Dijo pensante Thirin.
“Prácticamente no se habla de ellos en el Consejo… Es como que… son una desgracia inevitable.” Dijo apenada Alara.
“Shin… ¿Cómo encuentras a los caídos?” Preguntó con curiosidad Tori.
“Solo tienes que ir a Korriban, Tori. Es el lugar oscuro por excelencia en la galaxia.” Dijo pensante Shin. “Incluso ustedes los mandan ahí, ya que siempre lo nombran el lugar en donde encontrar siths.”
“Eso es cierto.” Dijo ofuscada Juna. “Hasta yo sé eso.”
“¿Dónde más pueden ir?” Preguntó en voz alta Shin. “Tampoco quieren entrenar adultos.”
“¿Cómo hacen los siths?” Preguntó sin cuidado Thirin.
“Solo importa el poder, Thirin. Todos son bienvenidos a probar su suerte…” Dijo pensante Shin. “Los siths te filtran de muchas maneras.”
“¿A ti también?” Preguntó con curiosidad Juna.
“Estuve un año en Korriban.” Dijo sonriente Shin. “No fueron vacaciones.” Agregó para atrapar a Alara entre sus brazos. “Preciosa, hoy esquivaste nuestro entrenamiento…”
“Todavía tenemos tiempo…” Dijo contenta Alara. “¿Puedo dejarte a Thirin? Quiero llevar a las chicas a las termas.”
“No hay problema, Mirana vive ahí por lo que vi.” Dijo sonriente Shin.
“Creo que quiere encontrarte a ti…” Dijo celosa Alara.
Shin sonrió divertido.
“Solo voy cuando mi novia me invita, preciosa.” Dijo jocoso.
Alara se sonrojó al instante.
“Estoy esperando su invitación.” Agregó mirando a Thirin. “Vamos a buscar a Vatse, quiero que me den su opinión de unos cristales. Tenemos una cueva por aquí.”
Alara acarició a su novio para verlo partir.

Shin estaba mirando a su novia hablar con sus padawans mientras él se sentaba en la playa, su cabeza se perdió en el pasado y de repente estaba en otro lugar. Sentía frío y estaba envuelto en oscuridad. Sintió una brisa en su espalda para encontrarse con un gigantesco océano crispado, por suerte las olas pasaban lejos de él. Caminó en una densa lluvia hasta encontrar una muralla de cristal. Su reflejo era Ihsahan. Siguió el límite del océano hasta encontrar un abismo. Del otro lado, oscuridad. En la distancia pudo ver una invasión de oscuridad consumir un brillante planeta muy parecido a Coruscant, sus luces no coincidían, pero estaba seguro de que tenía que ser esa ecumenópolis. Shin abrió los ojos para encontrar a Alara a su lado. Su jedi estaba aferrada a él, hablando con Mirabella mientras Tori caminaba en el agua junto a Juna, Thirin y Vatse.
“¿Shin?” Decía Alara mientras lo miraba de cerca. “¿Estás bien?”
“Tuve una pequeña visión, Alara. No te preocupes.” Dijo sonriente Shin mientras levantaba a su jedi para que sentara entre sus piernas. “¿Vas a quedarte conmigo?” Preguntó avergonzado.
“Por supuesto.” Respondió mientras se tiraba hacia atrás para mirarlo. “No voy a dejarte solo, Shin…” Agregó mientras apretaba una de sus manos. “¿Por qué preguntas?”
“No lo sé, siento que estoy en un sueño… No sé si quiero despertar en Dromund Kaas…” Dijo con sinceridad Shin.
“Bueno… Soy bastante real, Shin.” Dijo sonriente Alara. “No voy a irme a ningún lado, ya no puedo dormir sin ti…”
Shin la apretó lo más que pudo.
“Son una bonita pareja, Alara.” Dijo con cuidado Mirabella.
Alara sonrió divertida mientras sentía las manos de Shin sobre su vientre.
“¿Cómo haces eso?” Preguntó al aire. “Siento tu amor en tus dedos…”
“Simplemente te amo, Alara.” Dijo pensante Shin. “¿Cómo te fue en las termas?”
“Son todas unas adictas… estuve como quince minutos para hacerlas salir.” Dijo divertida Alara.
“Este lugar es un paraíso, Alara. Karastros es aburrido en comparación…” Dijo jocosa Mirabella.
“Necesitamos termas…” Dijo divertida Alara. “Me tienes atrapada aquí, Shin…”
“Mi táctica está funcionando…” Dijo sonriente Shin.
Alara sonrió divertida.
“Gracias por aceptarnos, Mirabella… Es importante para nosotros.” Dijo sin cuidado.
“Yo ya los había aceptado antes, Alara…” Dijo pensante la espía. “Shin me rechazó por tu culpa…”
“Completamente cierto.” Dijo sonriente Shin. “En mi defensa, yo ya te quería antes de ser jedi… No deberían haberme entrenado, Alara… Solo fui contigo por tus hermosos ojos y el misticismo de tus túnicas.”
“Cierra la boca.” Dijo divertida Alara.
“Yo sé que me llevaste porque era hermoso, Alara. Es nuestro secreto.” Dijo jocoso Shin.
“Syo siempre me dijo que eras un rebelde…” Dijo avergonzada Alara, ya que la noción estaba en su cabeza.
Shin sonrió mientras apoyaba su mentón sobre su cabeza.
“¿Syo era como tú?” Preguntó de la nada Alara. “Me quedé pensando en lo que dijiste…”
“Syo era un jedi gris, Alara. Tenía los ideales de un jedi, pero sabía que podía usar su corazón para pelear por la justicia, como ustedes suelen decir. La verdad es que ustedes lo hubieran llamado sith como hacen Thirin o Juna.” Dijo pensante Shin. “Era el más poderoso de ustedes.”
“No puedo negar eso…” Dijo pensante Alara. “Mi maestro era un gran jedi… Incluso si era un espía.”
“Siempre ha sido un gran jedi, Alara… Como tú.” Dijo sonriente Shin. “Tenía demasiado corazón para los estándares de tu Orden…”
“Alara, creo que deberían aceptar un poco lo que dice este hombre…” Dijo pensante la espía. “Yo sé que no sé nada, pero…”
“Por eso estoy aquí, Mirabella, porque siento que debo explorar lo que dice mi corazón.” Dijo al aire Alara, ya que no podía ver a su amiga mientras estaba atrapada entre los brazos de su novio.
“Solo tienes que recordar de usar tu cerebro, Alara.” Dijo divertida Mirabella.
“Yo estaba por decir lo mismo, tu corazón está nublando algunas de tus percepciones, preciosa…” Dijo pensante Shin.
“No quiero seguir escuchando eso, Shin…” Dijo ofuscada Alara. “No eres un monstruo, eres mi novio y…”
Alara se giró para mirarlo de frente.
“Te amo mucho más de lo que siempre he querido aceptar.”
Shin atrapó su cara con mucho cuidado.
“De eso está hablando, Alara.” Dijo pensante Mirabella. “Tu… vagina va a cegarte por lo pronto. Especialmente porque la has ignorado toda tu vida.”
“¿Qué significa eso?” Preguntó confundida Alara.
“Es una expresión, Alara… Sigo olvidando que eres una jedi.” Dijo jocosa Mirabella. “Supongo que ustedes llamarían a eso lujuria, no dejes que te controle. Un hombre hermoso como él puede tener ese efecto en ti.”
“Esto es amor…” Dijo al aire Alara. “Es todo lo que siento de él…” Agregó mirando a los ojos de Shin. “¿Por qué no me has hecho el amor como a tus novias?”
“Ya hablamos de eso, Alara…” Dijo pensante Shin. “No quiero…”
“¿Tienes miedo de que me olvide de ti?” Preguntó sin cuidado. “No va a pasar, Shin… ¿Recuerdas cuando te fuiste a tu primera misión en Tatooine? Tuve que enviarte ahí porque… porque he querido besarte desde que me salvaste en la nave que peleamos con Rohus…”
“Estos jedis son grandes hipócritas…” Dijo jocosa Mirabella.
Shin la besó con mucha pasión, pudo sentir las caricias de su lengua.
“Te amo, Alara… Vamos a hacer el amor cuando estés lista.” Dijo sonriente.
“Es todo un caballero, Alara. Te sacaste la lotería… cualquier otro hombre ya querría meterse entre tus túnicas.” Aportó divertida Mirabella. “Aunque el casanova ya debe estar cansado de atender a sus… novias.”
Shin la miró con curiosidad.
“Era parte del trabajo, los siths aprovechan la lujuria en esas situaciones…” Dijo pensante Shin. “Shia y Mirabella se frustraban rápido si no las… atendía de vez en cuando.”
Alara estaba avergonzada y su cara le ardía un poco.
“Perdón, preciosa… No quiero guardar ningún secreto.” Dijo sonriente.
“No te preocupes…” Dijo apenada Alara. “Yo voy a… hacerte feliz.”
“Ya me estás haciendo feliz, Alara… Con el simple hecho de que estés aquí soy feliz…” Dijo sonriente Shin. “Madre tiene razón…”
“¿Sobre qué?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Sobre ti, me dijo que estabas aquí para sanarme.” Dijo al aire Shin.
“Tu madre sabe de estas cosas…” Dijo pensante Alara. “El otro día estuvo dándome consejos…”
“Solo tienes que descubrirte, preciosa, no hagas nada que no quieras.” Dijo sonriente Shin con sus ojos clavados en ella.
“Me dio algunos detalles para nuestra habitación.” Dijo divertida Alara. “Por ejemplo, ahora entiendo porque mezclaste algunas de nuestras cosas.”
“Es nuestra habitación, Alara. No quiero dividirla en tuyo o mío…” Dijo pensante Shin. “Aunque a mí no me quedan tus túnicas…”
“Me prestó un libro también…” Dijo apenada. “Estoy leyéndolo de a poco…”
“¿Alguna vez has leído por placer?” Preguntó con curiosidad Alara.
“No… es la primera vez.” Respondió pensante Alara. “A veces estudiaba algo por pura curiosidad… Tenemos que hacer cosas de pareja, Shin. Salir a caminar no alcanza.”
Shin sonrió divertido.
“Deberías llevarla a pasear, Shin… Una cita romántica en la ciudad, lástima que Kyros-4 es una bola de hielo.” Dijo pensante Mirabella.
“Tengo un lugar en mente…” Dijo pensante Shin. “No sabía que querías eso, preciosa…”
“Yo tampoco.” Dijo contenta mientras lo empujaba hacia la arena, quedando sobre él.
“Vas a necesitar ropa, Alara… Tú también.” Dijo pensante la espía mientras miraba a la pareja.
“Me gustan mis túnicas…” Dijo divertida mientras se aferraba a su novio. “¿Tú que piensas?”
Shin ya estaba dormido.
“Eso es nuevo…” Dijo divertida Mirabella.
“Me dijo que hace años que no dormía…” Dijo divertida Alara mientras se corría con cuidado para apoyar su cabeza entre sus piernas. “Si lo acuesto o le acaricio la cabeza se duerme al instante…”
“¿Años?” Preguntó sorprendida la espía.
“Los siths no duermen.” Dijo de memoria Alara mientras acariciaba su cara con cuidado. “Es más lindo cuando duerme.”
“¿Qué vas a hacer, Alara?” Preguntó con curiosidad Mirabella.
“Lo que dije, voy a quedarme aquí… con él.” Dijo pensante la jedi. “No sé cómo va a funcionar, por ahora solo estoy… disfrutando todo esto.”
“No está nada mal ese plan…” Dijo divertida Mirabella. “Voy a quedarme unos días, pero necesito seguir trabajando.”
“Gracias por venir, Mirabella.” Dijo sonriente Alara.
Tori se acercó corriendo para sentarse a su lado y mirar con curiosidad a Shin.
“¿Está dormido?” Preguntó en voz baja.
“Sí, rayito…” Dijo divertida Alara.
“Hay muchos peces en el agua cálida.” Dijo sonriente Tori. “¿Puedo quedarme contigo?”
“Tienes deberes en el templo, Tori… Además, estás a cargo de mis flores, necesito que me traigas una para plantar aquí la próxima vez que vengas.” Respondió divertida Alara.
“Entendido…” Dijo pensante la padawan.
“Eso me trae recuerdos.” Dijo al aire Thirin. “Solía dormirse en cualquier lugar sin importar el clima o la circunstancia.”
Alara estaba irradiando felicidad mientras acariciaba con cuidado la cara de su novio.
“No puedes decir que hay algo de malo en su aura, Thirin.” Dijo pensante Vatse. “¿Crees que pueda traer a alguno de mis estudiantes?”
“Solo tienes que preguntarle… ¿Estaban hablando de mí?” Preguntó con curiosidad Alara.
“Thirin cree que estás cayendo al lado oscuro.” Dijo con seriedad Vatse. “Yo creo que estás trayéndolo a la luz.”
“Lo siento, Thirin.” Dijo apenada Alara. “No puedo hacer nada al respecto…” Agregó mirando a Juna.
“¿Puedo aprender Soresu Imperial?” Preguntó de la nada la caballera.
“No sé si va contigo el estilo, Juna.” Dijo pensante Alara. “Pero puedes intentar entrenar con nosotros, yo he estado aprendiendo mucho de él…”
Alara no sabía que deparaba el futuro, pero estaba feliz de encararlo junto a tu padawan.



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Editado: 27.07.2023

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