Engañados {Cap 0}
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Había una vez un centro psiquiátrico a las afueras de la ciudad, en el cual las familias llevaban a sus hijos con defectos todas las veces en temporadas de vacaciones.
La mayoría de los jóvenes que están internados tienen la enfermedad bipolar, algo que no se cura y que está fuera del control de los padres.
Una chica de apenas de 19 años reciente ingresada al pabellón, comenzó a ser testigo de todas las noches oír gritos aterradores que la despertaban justo a la hora 23:00.
Samanta, poco a poco abría la puerta del cuarto y asomaba la cabeza para mirar por el oscuro y largo pasillo. Los gritos eran lejanos y causaban ecos en todas direcciones del lugar. Cada noche eran diferentes gritos...
Creía Samanta que era la única que lo oía, creía que se estaba volviendo loca, más de lo que aparentaba.
Así que un jueves a la misma hora, ella asoma la cabeza y ve a otro chico que también había salido a fisgonear. Él se da cuenta de la presencia de la chica; la mira, se aparta y finge no haber oído nada, luego regresa a encerrarse al cuarto de al lado.
Al día siguiente por la mañana, Samanta paseando por el parque, descubre con el corazón acelerado aquel chico de la noche pasada. Detuvo los pasos, lo siguió con la vista, y observó que él se metía con cautela en el comedor.
Nadie estaba cerca, así que decidió perseguirlo hasta allí adentro. Una vez adentro, Samanta lo halló sentado solo en una de las mesas cercana a la ventana. El chico comía sin quitar la vista del paisaje que tenía a su costado.
Mientras Samanta más avanzaba podía darse cuenta que él murmuraba cosas, cosas de un loco. No sólo eso notó en ese chico, sus brazos tenían varias marcas de cortadas recientes, quizás se lo hizo así mismo con un filo de vidrio.
Una vez que le faltaba unos cincos pasos hasta el chico, a ella le entró un ataque de pánico. No pudo, no logró avanzar hacia él y se encaminó a pasar de largo.
El mismo día por la noche, hora 21, Samanta tuvo pesadillas, luego de despertar olvidó todo esos terribles sueños. Incluso ya no pudo volver a dormirse.
Se hizo las 23 horas esperando. Se dispuso a salir de su cuarto en busca de descubrir quién grita esta vez.
Todavía nadie gritaba.
Samanta se dispuso a ir por los ductos de ventilaciones, para no arriesgar su cuello al caminar sola por los pasillos, así que colocó una silla y luego se impulsó a trepar por la pared hasta entrar en el pequeño espacio, allí en el interior, comenzó a avanzar arrastrándose. - .Ya he hecho esto antes. - Así que se preguntó en su cabeza: ¿Qué es lo que me puede pasar?
En una de las rejillas se detuvo un momento y vio a los dos enfermeros que siempre están de guardia al mediodía, éstos jugaban ajedrez. Giró y vio otra de las rejillas, en ésta estaba ese chico a quién conoció. Estaba él en un cuarto de limpieza, jugueteando con una jeringa, - Samanta se cubre la boca al descubrir porque las heridas en su brazo. – Se causaba cortes profundos con el propio filo de la propia aguja.
Siguió avanzando deprisa con el corazón acelerando, luego descendió por un túnel y saltó encontrando el piso quemado interior que pertenecía a un pabellón. Todavía queda la huella y el olor a quemado del incendio.
Una vez ahí, se murmura.
— Ya estoy acá ¿Y ahora qué?
Aquel mismísimo instante el grito llegó a sus oídos. Samanta corre por uno de los pasillos. Cada vez se acercaba más al punto de dónde provino el grito, hallaba gotas de sangre en el camino, estaban esparcidas por los suelos.
— ...Son frescas. ‐Susurra al pisar sin querer uno de ellas.
Había frente a ella un pedazo de espejo roto colgado en la pared, y al mirarlo con determinación vio pasar a alguien detrás suyo. Voltea inmediato y allí estaba parado el doctor Blanco; traía consigo un bisturí manchado, las gotas rojas escapaban del filo.
El hombre apenas le mostró una sonrisa maligna a Samanta comienza a darle un ataque, un pánico que la dejaba sin aliento.
Corrió por su vida en busca de encontrar la salida. Al dar vuelta por un ala del pabellón, justo choca la cara en la pechera del chico de los cortes en los brazos.
— ¡Ey! ¡Ey! ¿Qué te pasa, nena? - Él le toma por los hombros al verla en un estado lamentable.
— ...El doctor Blanco...Creo que - Intentaba hablar ella. —Ha matado a alguien.
— Nena, ¿no lo sabías? Hemos sido engañados...
El chico no termina la palabra ya que en ese precioso momento es apuñalado en la espalda por el doctor.
El grito de Samanta se oyó en todo el psiquiátrico.
Final...
~ LIBRO COMPLETO ~
Comunicación de la autora:
Hasta ahora no me permite cambiar el estado del libro, tal vez vean que indica que está pausado o no está terminada, pero no puedo cambiar eso con el teléfono, para cambiar el estado debo hacerlo atraves de una pc lo cual todavía no tengo a mano.
Sólo quiero agradecer por leer esta mini historia a los que han llegado a este libro ¡Gracias! ♡
Editado: 17.11.2020