A vecés, uno tiene que soltar… Aceptar que ya fue, que no hay vuelta atrás… Olvidar ciertas personas, olvidar ciertos números y borrar mensajes para nuestra salud emocional… Pero ya algún día estarás tan acostumbrado al dolor que lo confundirás con la felicidad, Ya que es increíble como cosas felices se vuelven tristes… Duele tanto esa sensación de que te come el cuarto… Esa sensación de que no estás a salvo. De que por mucho que intentes nada se arregla y le pides al cielo que se acabe, sentirse atrapado entre cuatro rejas… Por algo que nunca pudimos cambiar. A veces, solo tenemos que soltar esos momentos que solo nos traen tristeza y aferrarnos a aquellos que nos dan felicidad…