Enmascarada

Capítulo 10

Castiel

Hace semanas que paso el encuentro que tuvimos Caltha y yo y no la he vuelto a ver desde entonces. La verdad he estado ocupado con el gimnasio y preparándome para poder acceder a pruebas de boxeo; ya que quiero participar en competiciones. Desde pequeño me he propuesto esa meta, para sentir esa adrenalina que me decía mi abuelo cuando él competía siendo joven.

Después de terminar de hacer bíceps recogí todo y me fui del gym. Ya era de noche y mira la hora en el móvil ,eran las 8:22. La llegada al invierno se notaba hacia muchísimo frío, a penas sentía las extremidades.

Mientras iba caminando a dirección a casa me encontré con la cafetería donde trabajaba Calt, eché un ojo para ver si aún estaba y así aprovechaba a tomar un café bien caliente pero no la vi en ningún lado, ya debió de haber terminado su jornada. Suspiré y continué mi camino con un paso rápido para llegar cuanto antes, y encendí un cigarrillo mientras tanto para calmar esa ansiedad que reclamaba que fumara uno.

Cuando llegué a mi calle y me quedaban unos cuantos pasos un niño se chocó conmigo provocando que cayera al suelo seguidamente, me agache y le estendí la mano para ayudar a que se levantará.

― ¿Estás bien?

El niño me miro con miedo mientras agarraba mi mano con inseguridad.

― S-í,e-estoy bi-e-en ― susurro con voz temblorosa.

― ¿Seguro? ¿Puedo ayudarte con algo?

Comenzó a escucharse unos ruídos extraños a los lejos y el niño se estremeció y escondió en mi espalda.

― Quiere hacerme daño, ayúdame, por favor. Ayúdame. ― exclamó a punto de romper a llorar.

Lo agarre del brazo y me lo lleve a mi portal con rapidez e hice que corriera hacia las escaleras para subir al piso.

Al llegar al apartamento le dije que esperará en el salón mientras le deje la televisión encendida en el primer canal de dibujos animados que apareció, después cogí las cosas para darme una ducha y fui.

Al terminar de ducharme el crío estaba entretenido viendo lo que salía en la tv aunque se notaba que estaba nervioso por como movía las piernas sin parar.

Me acerqué a él y lo inspeccione fijamente. Tenía el pelo azabache revuelto y unos ojos de color verde que me sonaban de haber visto antes, era de complexión delgada y alta para su edad.

Al sentir mi mirada el niño me miro con timidez y yo me senté en su lado.

― ¿Cómo te llamas?

― Me llamo Áxel.― dijo desviando la mirada a la televisión.

― Yo soy Castiel. Áxel, ¿puedo hacerte una pregunta?

― Sí.

― ¿Te estaban siguiendo?

El niño concentro la mirada de nuevamente en mí y respondió con nerviosismo.

― Sí...

― ¿Quién? ¿Sabes qué quería?― pregunté con cautela.

― Mi papá. ― respondió antes de ponerse a llorar.― Él, él...

― Tranquilo pequeño, coge aire y expúlsalo con calma.

Después de que hiciera lo que le dije y se recuperará un poco respondió.

― Él pega a mamá y le insulta. Dice que no quiere que esté mi hermana y si no se va la matará.

― ¿Dónde está tu hermana ahora? ― interrogué con preocupación.

― No lo sé, fue a trabajar y no volvió.Papá se puso a gritarme por romper su botella y luego a hacer otra vez a mamá.

― ¿Cómo se llama tu hermana? ¿Sabes alguna forma de contactar con ella?

― Caltha, ella a veces va al cementerio.

 



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En el texto hay: misterio y amor

Editado: 02.02.2019

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