"Poder del anillo"
Creo que he entrado en un estado de trance ya que no soy dueña de mis emociones en este preciso instante. Alguien por favor despiérteme de este sueño tan hermoso. Hay un chico a decir verdad muy apuesto parado frente a mí. Me quedo petrificada completamente de tan solo observarlo, me siento algo extraña, así no soy yo. Me digo a mi misma que debo controlar mis emociones inmediatamente.
-Llegas tarde- Dice el muchacho. Sonaba molesto. No me agrado la forma en la que me contesto y toda las emociones que antes estaba sintiendo, solo se esfumaron. ¿Quién se creía que era? ¿Mi padre? Ja! Nadie me habla así.
-¿Disculpa? ¿Quién te crees para hablarme de esa forma? Ni que te importara si llegara tarde- Conteste brusca y a la vez algo molesta- Ahora largo, ¡Quítate de mi camino!- le echo un vistazo al salón y logro identificar que el maestro aun no llegaba al aula- Debo sentarme ante de que llegue el profesor- Le exijo y el chico solo muestra una pequeña sonrisa dejándome algo confundida debido al cambio de actitud y me dio paso para que yo lograra entrar al salón de clases.
Me dirijo a mi asiento y puedo notar que la pizarra está llena de ecuaciones, mire a donde se encontraba Ginger y la llame.
-¿Dónde está el profesor sustituto?- Le susurro a mi amiga.
-Vez el chico que parece un Dios griego- Me contesto Ginger y yo asentí algo confundida debido a que no entendía por qué lo mencionaba a él, hasta que la conciencia y la razón me envolvieron y recayeron completamente sobre mí. ¡Que estúpida eres Emma! ¡Por Dios! Como no se me había ocurrido antes.
-Bueno clase- Comienza a hablar el chico con el cual me encontré en la puerta, el cual resulto ser mi nuevo profesor de matemáticas. << Qué buena impresión causaste en tu nuevo profesor, EL PRIMER DIA... habla mi conciencia>>. La suerte es que a Ginger y a mí solo nos queda este año para terminar la carrera y para soportar a este profesor, estamos a poco de graduarnos- Parece que a una de nuestras alumnas le gusta ser muy impuntual- Dijo refiriéndose a mi persona-¿Señorita...?
-Emma- Mi respuesta fue cortante; mientras el solo me miraba fijamente.
-Bueno Emma, ya que decidiste llegar tarde el primer día con tu nuevo profesor- Esta vez se refiere a él- No te molestaría resolver esta ecuación ¿verdad?
¿A caso está desafiándome? Creo que me está desafiando y nadie desafía a Emma Harrison, el muy buen bastardo vera como le cierro la boca ante todos estos ineptos. Suerte que soy muy buena en esta materia y en las demás claro, pero esta era en la que me iba mejor.
Me levanto de mi asiento y tomo el marcador que lleva en su mano, sin respeto alguno y miro la ecuación que está formulada en la pizarra. Tardo tan solo unos pocos segundos en encontrar la respuesta, pero término haciéndolo bien al fin y al cabo.
-Muy...bien- dice de manera forzosa- No creí que pudieras hacerlo- Dice entre dientes para que yo sola lo escuchara.
-Y yo creí que nunca se debía de subestimar a un estudiante- Repito la misma acción que él y me voy a mi asiento, pero antes estampo el marcador contra su pecho mientras me largo con una expresión grande de seriedad. Todos se quedan con la boca abierta por lo que acababa de hacer, Ashley me hace una morisqueta de asco y el profesor se quedó con su mano en su pecho y pude notar un atisbo de sonrisa en su rostro.
Ginger se quedó mirándome como si intentara descifrar algo que no entendiera en mi mirada.
-¿Qué tanto me miras?- Pregunto enojada. No porque me mirara, sino, porque aun sentía furia por lo que acababa de suceder.
-Nada...- la conozco bien, tan solo le encantaba observarme cuando me enfadaba. Además, la sonrisa que lleva pintada en su rostro habla por sí sola.
-Ensero, ¿Qué pasa?- Esta vez le pregunto irritada, por tanto drama.
Ella me mira sorprendida unos segundos, por mi carácter, pero luego vuelve a tomar postura y me dice:- Nada, solo tuve una estúpida idea por un momento, pero tranquila, no es nada- decidí esta vez no darle importancia a lo que dijo y continué el resto de la clase normal.
Al tocar el timbre, vi como todos los estudiantes salían casi corriendo, para poder seguir con sus torpes vidas, hacer sus torpes cosas e ir a la estúpida cafetería para comer sus torpes almuerzo; Sin embargo, Ginger y yo debíamos quedarnos a ayudar al idiota del profesor "Rickson"—creo que así era su apellido según lo que me comento Ginger—Pero bueno, eso no importa ahora. Debíamos ir a cumplir horas extras con los niños del Kínder y además cubrir más horas ayudando al suplente del maestro de matemáticas. Ginger se posiciona frente a mí, para luego comenzar a hablar.
-¿Qué haremos?- Me mira con atención.
-¿De qué hablas?- le pregunte confundida.
-Hablo de que tenemos que cubrir muchas horas. ¿Cómo nos las repartimos?
-Yo propongo que para que nos sea más fácil completar las tareas que nos dejaron...- me quedo pensativa, hasta que encuentro la solución a todos nuestros problemas- ¡Ya se! Qué tal si una cubre las horas con los niños y la otra pues...con el- digo apuntando con mi pulgar y a la vez con cara de asco, al nuevo profesor de matemáticas, el cual parece que está muy concentrado en unos papeles en su escritorio.
Editado: 02.08.2019