Enfrentando Fantasmas

Catraoine

Se me fue el tiempo en la empresa mientras terminaba algunos proyectos con Irina que necesitaban revisión, también tuve que hacer un trabajo enorme de la universidad. Ya era demasiado tarde. Pero eso no me detenía a ir hacer lo que tenía en mente hace mucho, y que llevaba posponiendo tiempo.

La noche caía sobre la ciudad mientras caminaba sola por las calles iluminadas por farolas. Había decidido enfrentar uno de mis mayores miedos, uno que me había perseguido durante años. Me dirigía al lugar donde había pasado gran parte de mi infancia, el orfanato donde viví antes de ser acogida por mis tíos.

El aire estaba lleno de nostalgia y un escalofrío recorría mi espalda mientras me acercaba al edificio familiar. La fachada mostraba signos de deterioro, mi corazón latía con fuerza, deseando encontrar respuestas y liberarme de los fantasmas del pasado, aunque aún tenga uno presente en mi vida. Al llegar me permitieron la entrada ya que dije que iría a dar un donativo.

Al entrar, la familiaridad del lugar me golpeó. Recorrí los pasillos, observando las habitaciones donde había vivido y las caras que habían sido parte de mi vida en aquellos tiempos difíciles.

En medio de mi recorrido, me encontré con una mujer mayor que trabajaba en el orfanato. Su rostro reflejaba sorpresa al reconocerme, pero también había un atisbo de alegría en sus ojos.

- Catarina –dicen en acento italiano- eres tú. –se acerca de a poco y acuna mi rostro en sus manos- Ha pasado tanto tiempo. ¿Cómo estás?

- Ciertamente no recordaba mucho quien era, pero de seguro era muy cercana a mí- Estoy bien, gracias. Solo quería regresar a darles un poco del apoyo que alguna vez me dieron a mí.

- Comprendo. No sé si me recuerdas, pero soy la hermana Clara –me toma del brazo suavemente y me guía hasta su oficina- es demasiado tarde para que andes deambulando por aquí –me indica una silla- Siéntate, por favor. Me gustaría hablar contigo. –me mira observándome- ¿estás en problemas? ¿necesitas ayuda?

- Niego rápidamente- todo lo contrario, estoy muy bien de verdad, solo Salí un poco tarde del trabajo. Quería tener el valor de volver al lugar que fue mi hogar y el de muchos. Agradecerles –saco un sobre con un cheque dentro- puede que no sea demasiado dinero, pero es algo que estuve ahorrando por mucho tiempo y gracias a mi trabajo pude completarlo rápidamente –se lo entrego mientras le dedico una cálida pero nostálgica sonrisa-

- ella decide abrir el sobre para leer el contenido, se lleva una mano a la boca mientras abre como platos los ojos- ragazza mia, questi sono troppi soldi –se le llenan los ojos de lágrimas al igual que a mí, pero intento mantener la compostura-

- Dure mucho tiempo trabajando en lo que podía, vendía trabajos en la universidad, fui mesera y ahorre cada billete que pude. Ganaba muy bien, pero confieso que muchas veces no llegaba a fin de mes, pasaba hambre, como cuando pequeña. Pero solo fue un esfuerzo más para que estos niños no pasen lo que yo madre.

- Dios te bendiga hija, Grazie mille, ese esfuerzo se te multiplicará en bendiciones para tu vida –me sonríe- será una gran madre algún día.

La mujer me contó sobre los esfuerzos que habían hecho para cuidar de los niños que habían pasado por el orfanato, sobre los desafíos que habían enfrentado y las limitaciones que tenían para brindar el apoyo que todos necesitaban.

- nunca olvides que no fue culpa tuya terminar aquí. Aunque tu camino fue difícil, has demostrado una fuerza y una compasión excepcionales. Eres un testimonio de que uno puede encontrar su lugar en el mundo y construir su propio camino, incluso después de enfrentar la adversidad.

Con lágrimas que mezclaban el dolor y la liberación, me despedí de la mujer y salí del orfanato. A medida que me alejaba, sentí que había dejado atrás parte de la carga que llevaba dentro. Ahora era tiempo de mirar hacia adelante, seguir cerrando capítulos y construir un futuro. Un futuro en el que Elián se encuentra.