La inflamación en su costado le molestaba, la pérdida de sangre lo tenía mareado y la incertidumbre por lo que pudo pasarle a Wang SiuYun congestionaba su alma.
Sus alrededores estaban cubiertos por sombras, apenas pudiendo discernir vagas siluetas de que estaba en algo parecido a un sótano, un goteo perforaba en sus oídos, debido a sus sentidos amplificados por la oscuridad y el silencio resultaba aún más angustiante. Chen LinBao aspiró una bocanada de aire, era húmedo y cálido; de repente recordó algo que había leído en el cuaderno de la bisabuela de Wang SiuYun: "los nahures necesitan un espacio húmedo y temperatura superior a los 36° para vivir". Cierto presentimiento lo golpeó.
—¡Li Fang, bastardo! ¿Qué has hecho? —Su cuerpo se sacudió junto a sus gritos.
Desde un rincón detrás de Chen LinBao donde no podía ver, el nahur movió con lentitud el cuerpo de Li Fang.
—Sabes, en realidad no me llamo así —chasqueó la lengua cuando se paró frente al profesor, mostrando la sonrisa que ponía todos los días al saludarlo, aquella que le hacía pensar a todos los demás que era un joven enamorado que cortejaba de manera tímida a su amado, pero ahora, considerando la identidad y circunstancias en que se encontraba, Chen LinBao sintió que era más asquerosa de lo normal—. ¿Ya se siente mejor?
—¡Me importa una mierda cómo te llamas! ¡Desátame de una maldita vez! —el profesor estaba cada vez más ansioso y furioso, ¿qué le había pasado a Wang SiuYun?
Sus manos estaban atadas a una viga en el techo del sótano, sus pies apenas llegaban de puntas al piso, se sacudió para intentar liberarse, pero solo sentía como sus muñecas estaban cada vez más presionadas; sus manos estaban frías por la falta de circulación sanguínea.
El nahur mantuvo su acto de niño bueno, representando una actuación para sí mismo: —Me gustaría ayudarlo, pero soy tan débil y bajo que no puedo alcanzar el techo para desatarlo —agregó con un puchero—. Pero si el profesor me responde una cosa podría intentar algo...
—¡Deja ya de jugar! ¡¿Qué demonios es lo que estás buscando?!
El día anterior, Wang SiuYun ya le había contado acerca de cómo este "Li Fang" era en realidad un nahur disfrazado; no entró en detalles acerca de su origen o la masacre de 1919, tampoco venía nada de ello escrito en el cuaderno, Lewin solo le había explicado sobre las condiciones en las que habitaban los nahures y sus razones para hacerse pasar por humanos. En la opinión de Chen LinBao, todo ese acto del cortejo era para obtenerlo como su próximo recipiente y alimento, lo único que no entendía, y que el mismo Wang SiuYun no le supo responder, es por qué no lo tomaba simplemente. ¿Por qué tenía que hacer tanto espectáculo? ¿Acaso había algo que le impidiera solo matarlo y ocupar su piel?
—Justo eso es de lo que quería hablar —. La expresión del nahur cambió de su farsa a una cara totalmente desprovista de vida—. ¿Qué es lo que quiero, pregunta el profesor Chen? ¿No lo había dejado claro antes? Yo. Te. Quiero. A. Ti.
Pronunció sus últimas palabras en un tono pausado, acercándose paso a paso a Chen LinBao, hasta quedar justo frente a su cuerpo, parecía haber un banco ahí, ya que el último de sus pasos lo elevó, su cara frente a la cara del profesor. Este último quería decir algo, pero el otro continuó con su discurso.
—Sin embargo, después de tanto esfuerzo para traerte aquí, ¿sabes qué descubrí? Tú, maldito humano repugnante, ¿por qué no puedo entrar a tu cuerpo? —La criatura apretaba con fuerza los dientes, perdiendo por completo cualquier apariencia de control o bondad.
Así que era eso. La duda de Chen LinBao ahora fue resuelta, aunque no conjeturó mucho en ese momento del por qué el nahur no podía poseerlo.
El nahur continuó: —Así que, como no puedo comerte desde dentro —. Sacó su lengua para lamer la cara de Chen LinBao, dejando una sensación desagradable—. Supongo que tendré que renunciar a usarte como huésped. Matar y desollar, limpiar los huesos poco a poco, ¿hace cuántos siglos que no hago un trabajo tan rudimentario? Supongo que será divertido volver a los viejos métodos.
Soltando una carcajada llena de satisfacción, como si su presa ya no fuera más que un montón de tejidos apilados frente a él, miró a Chen LinBao, saboreando lo que pronto podría comer.
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En una de las bases camufladas de la Estrella del Ocaso, un viejo de arrugas marcadas y apariencia cansada se recostó en el sofá mientras un hombre que rondaba los cuarenta y cinco lo ayudaba a cubrirse con una manta.
—Padre, no es necesario que te levantes de la cama para escuchar el informe —le dijo el hombre con el ceño fruncido por la preocupación.
—Esto es importante, no quiero quedarme dormido mientras escucho lo que pasó —el anciano tendía a dormir mucho más durante los últimos meses, temía que pronto no podría volver a despertar.
—Nada salió mal —aseguró Wong YuKun—. Ya está en el cuarto frío que preparamos especialmente, la temperatura no ha bajado de 35.5° porque aún necesitamos interrogar a la criatura.
Puso una expresión dudosa, sin decidir si comentar lo que tenía en mente.
—Puedes decir lo que sea que estés pensando —comentó su padre, comprendiendo las expresiones de su hijo.