Entro a mi habitación aun con la furia consumiéndome. La odio a ella, me odio a mí por dejarla así.
Sin tan solo no hubiera sacado ese tema. Ella sabe que mi familia es una herida sensible que aún no he logrado curar y me es muy doloroso tocarla.
Fue tan difícil alejarme de mis padres e ignorarlos. Se lo importante que es para ellos que me apasionara estudiar leyes... pero simplemente no es para mí. Quiero estudiar medicina es mi sueño y no dejare que me obligue por mucho que los quiera y los extrañe, pero no aceptare ser infeliz para complacerlos.
NIKKI
Volví empapada, mi cuerpo tiembla del frío y me duelen los dientes de tanto castañear. Mis pies están congelados y adoloridos por caminar tanto.
Entró a la cafetería del instituto en busca por algo con calor. Al entrar me encuentro a la directora Petrova en bata y con una taza humeante que por el olor supongo que té de manzanilla. Ella al verme se levanta de un salto y preocupada comienza a hacerme preguntas, pero mi cerebro en este momento está en modo avión, no puedo recibir ninguna palabra de lo que dice.
Ella me ayuda a sentar en una silla y me envuelve en la bata que ella llevaba puesta aportándome algo de calor.
—¿Nicole?
Esta vez levantó la vista para mirarla.
—Ten toma esto — ella me ofrece la taza de té y con mis manos temblorosas la tomo y bebo un sorbo que al instante me da alivio y el frío va disminuyendo.
—¿Que hacia afuera en la lluvia tan tarde señorita? — ella esta vez me mira un tanto enojada.
Me quedé callada un momento tratando de no llorar.
—Tuve una pelea con mi mejor amiga — su mirada parece relajarse un poco.
—Seguro mañana se arreglará, pero por favor ve a tu habitación a ponerte ropa y a dormir.
Asiento, le devuelvo su bata y dejó la taza en la mesa.
Al salir de la cocina el frío vuelve a envolver mi cuerpo, pero solo debo llegar a mi habitación. Doy apenas diez pasos y escucho unas voces en murmullos pero esas voces se me hacen muy familiares.
A pasos lentos decido acercarme y los murmullos, se van escuchando con más claridad.
—Soy mejor que ella, te lo puedo asegurar.
—Me tengo que ir Amy.
¿Ese es Tyler? ¿Pero qué está haciendo con Amy?
Me acerco lo más que puedo para mirarlos, o espiarlos, mejor dicho. Logro divisarlos por la esquina de la pared, Tyler está a espaldas de mí y Amy enfrente de él.
—No por favor, quedémonos un rato más — su manera seductiva de dirigirse a él me provoca nauseas.
—Es muy tarde.
—Nunca es tarde para divertirse.
Ella de inmediato une su boca con la de el y las manos de el la toman de la cintura, eso fue lo suficiente que tuve que ver para que la gota colmara el vaso.
Cubro mi boca ahogando mi sollozo y corro camino a mi habitación pero apenas salgo de la cafetería noto que la puerta principal está abierta.
Supongo que se me olvido cerrarla.
Me acerco a cerrarla y siento un escalofrío. Además del frío que está haciendo siento una mala espina. Veo hacia afuera pero no se ve nada, solo la pequeña área verde con dos faros alumbrando el camino de en medio.
Unos pasos llaman mi atención, miro a mis espaldas y distingo la cabellera teñida de mi amiga.
—¿Savannah? — pregunto y esta me voltea a ver de manera confundida.
—¿Nikki?
Lo siguiente que recuerdo es un pañuelo con un olor increíblemente fuerte ser puesto en mi nariz y penetrar mis fosas nasales obligándome a caer en un rápido sueño.
()
—Shh, está despertando.
Obligo a mis ojos abrirse poco a poco y distingo un olor masculino.
Cuando veo con más claridad me levanto de golpe.
Me encontraba recostada en las piernas de un hombre. Los dos hombres a mi lado llevan puesto pasamontañas, pero podría deducir que tienen más de veinte y cinco años de edad.
—Hola muñeca, espero te comportes bien.
—¿Quiénes son? — preguntó con la voz temblorosa.
—Alguien que hace favores, si no te les hubieras acercado no estarías aquí.
El auto en que nos encontrábamos se detiene y uno de ellos me toma de las muñecas que en este momento noto que están atadas, y de manera brusca me saca del auto y me jala hacia lo que parece una camioneta negra. Luego siento un golpe en la cabeza y soy lanzada a nada más que oscuridad.
(...)
Encerrada en la oscuridad, todo mi cuerpo duele y no tengo idea de dónde demonios me encuentro lo único que veo es oscuridad, algunas imágenes llegan a mi cabeza, pero sigo sin entenderlo de alguna manera sé que esto tienes que ver con ellos.
De un momento a otro vuelve a mi cabeza.
¡Savannah!
¿La habrán capturado conmigo?
Intento susurrar su nombre, pero nadie contesta solo el ligero eco de mi voz.
¿Tal vez está en otra camioneta?
Pero solo recuerdo una. La soledad y oscuridad me rodea y me comienzo a desesperar. La camioneta se detiene y cuando escucho unos pasos de inmediato me arrincono en una esquina, aunque sé que esto no servirá de mucho pero el miedo me invade. Justo cuando los pasos se detienen escucho el sonido de una cerradura y cierro los ojos.
Por favor que solo sea una pesadilla.