-La Guerra no es como el ajedrez en el que puedes ver todos los movimientos en un tablero. Sí, debes estar pendiente de las ofensas y defensas de tus enemigos y aliados pero los ataques suceden de forma tan rápida y confusa que solo puedes reaccionar y confiar de que tu líder esté observando y tomando las decisiones que te hagan sobrevivir.
No dejó un detalle fuera, narró cómo había comenzado todo. Cada ataque, cada movimiento que recordaba, cada herida y muerte fueron descritos por él. Julian sintió un pequeño estremecimiento cada vez que describía cómo él había cortado o aniquilado a los Guerreros Blancos y miraba a Alexandria como queriendo confirmar si debía continuar. Ella parecía escucharlo todo de una forma analítica y no emotiva, así que él proseguía haciendo énfasis en las estrategias y las palabras dichas durante la lucha.
-...¿Crees que había una forma en que el Imperio Blanco pudo haber ganado? - preguntó ella cuando él terminó, entregándole otro almohadillo.
Él comenzó a jugar con el alimento de nuevo, se preguntaba si podría quedarse con ese aunque probablemente se pudriría con el tiempo, pero ella era un Alfil después de todo, de seguro conocía alguna forma de preservar la comida. Ella lo miraba expectante así que un poco decepcionado, se lo comió. Era exquisito, dulce como un malvavisco pero más sólido, suave y menos empalagoso. El olor le recordaba a ella.
Luego de tragar, respondió a su pregunta. - No. La pelea dura poco tiempo, pero la Guerra comienza desde antes, - miró a su alrededor. - Con el entrenamiento, con la práctica, con la unión entre compañeros, la fuerza del líder y el propósito de lucha de los Guerreros. Nosotros éramos más fuertes, - ella asintió. Él sintió la necesidad de no dejarla desmotivada. - No sirvió de mucho, también fracasamos. El mundo murió.
Ella ya no le prestaba atención a sus palabras. - ¿Cómo escogen a los Guerreros del Imperio Negro? ¿Es cierto que hacen una gran matanza y quien mata a todos forma parte del ejército?
Él se recostó sobre el suelo utilizando solo su codo como soporte. -Usualmente así sucede, pero no es necesario matar para que te consideren como una opción, basta con que sobrevivas.
Alexandria frunció el ceño, - ¿Cómo puedes sobrevivir si no matas al resto?
Él se encogió de hombros, - el coliseo es enorme, si logras esconderte mientras los demás se aniquilan entre sí y sobrevives hasta el final demuestras astucia. No es bien visto pero ha sucedido, las personas que se esconden han mostrado ser inteligentes. Claro que después tienen que pasar otras pruebas.
Ella asintió. - Sí, supongo que sí. Así fue cómo Raúl y yo sobrevivimos, escondiéndonos.
Julian la miró sin comprender y luego lo supo. -¡Tú eras la niña que el Caballero Bynner extrajo del Imperio! Recuerdo haberte visto. No sabía que eras tú.
Fue el turno de ella para lucir confundida, - ¿Estabas ahí?
-Fui quien mató al caballo. - Julian desvió la mirada. Ella no parecía estar molesta ni indignada.
-Recuerdo haber caído, pero no recuerdo haberte visto, - musitó pensativa. - Bynner me comentó después lo que había visto. Consideró en ir a extraer al muchacho que había derribado su caballo. Creo que veía en ti la promesa de ser una buena persona, - opinó quedamente.
-Me alegra que no haya regresado, - fue lo único que pensó en decir y temiendo que lo malinterpretara, se apresuró a añadir: - él hubiera muerto si hubiera ingresado una segunda vez.
Eso sí pareció indignarla un poco. -¡Él es más fuerte y ágil de lo que parece!
-Pues no luce fuerte ni ágil estando en el asilo. - Sus palabras salieron sin ninguna maldad, pero se arrepintió al momento de decirlas y rápidamente se giró a mirarla. - ...Lo siento…
Ella negó con la cabeza, su mirada lejos y pensativa. - La muerte de su hijo lo afectó mucho. Fue mi culpa. No pude protegerlo, por eso tengo que volverme más fuerte.
Por unos minutos permanecieron solo viendo el fuego de las estacas que los muros escupían. Habían decidido permanecer cerca, pues era el lugar más cálido y luminoso. Él no quiso romper la tranquilidad y desasosiego que sentían; se sorprendió de la forma en que habían estado hablando. Como si fueran dos conocidos. Dos amigos y no como si él hubiera asesinado a sus compañeros con sus propias manos y es que en esos momentos era así como se sentía: como si hubiera sido otro hombre quien le había puesto fin a los siete Peones. Un hombre que no tenía nada que ver con Alexandria o con él.
Deseaba que esa paz fuera infinita.
-Así que después de sobrevivir, - prosiguió ella. - ¿Ya eres un Guerrero?
-No siempre. Las pruebas son diferentes para cada Pieza. Normalmente te piden sacrificar algo o hacer algo malo.
-...¿Como asesinar a tu mejor amigo o algo por el estilo? - sugirió.
-Mas bien como torturar al hijo de tu mejor amigo frente a sus ojos. - Ella se estremeció y él dijo a modo de explicación, - estamos hablando del Imperio Negro.
-¿Eso fue lo que tuviste que hacer para convertirte en un Guerrero?
-No. No fue lo mismo conmigo. Las pruebas se hacen para confirmar la lealtad y capacidad de las posibles Piezas. Lo que te dije fue solo un ejemplo, dependerá de qué es lo que tú valoras. Para convertirte en Guerrero tienes que deshacerte de eso, cualquier cosa que sea preciada por ti, solo así demuestras que estás listo. No tuvieron que hacerlo conmigo, yo era alguien con nada que perder; ninguna prueba tenía significado para mí.
Ella lo contempló, - ¿era? - preguntó repitiendo la palabra que le había llamado la atención. Julian no supo cómo explicarse pero en ese momento ella se puso de pie de repente. - Alguien viene, - anunció.
Él no quería abandonar su lugar y quiso que ella se sentara cerca de él de nuevo. - ¿Quién podría haber venido a este lugar? - preguntó sin darle mucha importancia, sabía que no se trataba de un Guerrero.