Estábamos volviendo muy cansados de trabajar con Tante y Kabil cuando llegué a casa. Tenía 13 años en ese entonces y mis pares tenían la misma edad. Aruma y nuestro amo nos recibieron con un delicioso plato de “Zacan” en la mesa redonda. Ahí nos sentamos todos juntos y comenzamos a comer. Normalmente, y según las reglas de los sacerdotes, primero deberían comer los hombres y luego las mujeres.
En una ocasión, Kabil tuvo una discusión con Tante sobre si Aruma debía sentarse con nosotros en la mesa, a lo que el señor Nohek intervino diciendo:
- ¿Acaso vuestra hermana tiene menor importancia que vosotros? ¡Pedazo de ignorantes! - Tomó aire y siguió- Usemos la cabeza, que si no la perderemos… Vuestra hermana es una mujer, capaz de que, con ella, un afortunado de ustedes pueda dar el mayor milagro: ¡LA VIDA! ¿Acaso vais a negarle a la vida sentarse en mi mesa? Vuelvo a escuchar una tontería tan grande como la de negarle un espacio en la mesa a una mujer, y quienes van a comer con los animales, vais a ser vosotros ¿Entendido? - Todos afirmamos con la cabeza. El señor podría parecer malo y hasta “agresivo”, pero realmente era justo y sabio.
En fin, probé el suave maíz machacado y esa sensación de satisfacción invadió mi cuerpo. Entonces suspiré y el señor me miró.
- ¿Cómo estuvo vuestro día? - me preguntó- Parecéis agotados.
- Bien, un poco más complicado que lo normal- dije amablemente.
- ¿Cómo es eso? - Me preguntó.
- Hoy en el campo hacía mucho calor y había un Cuis que… - No terminé la frase cuando el señor Nohek me interrumpió.
-No eso... ¿A qué te refieres a lo común? ¿Cómo más complicado de LO COMÚN? ¿Qué es lo común para ti? - Me dijo, dejando un silencio enorme en la sala.
- No estoy muy seguro, solo quise decir que estuvo más complicado de lo normal - Dije en tono sorprendido.
- ¿Sabes por lo menos que es lo “Normal”? - Y un silencio inmerso ahogó mi voz en la sala.
- Supongo que tendrá que ver con el encadenamiento de mente o algo así, ¿No? - Dije con inseguridad y el amo sonrió muy feliz de la respuesta, aunque era muy simple.
- Ya veo… ¡ES HORA DE PENSAR! - Dijo con voz positiva, dirigiéndose a la “sala del pensar”.
Todos nos levantamos y nos dirigimos hacia allí. El señor Nohek se acercó a una pared de piedra y quitó un par de ladrillos de ese lugar. Luego sacó un rollo de un material amarillo lleno de manchas.
- ¿QUÉ ES ESO? - Preguntó Aruma sin dejar de frotarse los ojos para ver si era real lo que estaba viendo.
-Jamás pensé que ustedes, mis discípulos, llegarían a este nivel de inteligente. Esto es la copia de un libro de un pensador muy importante de hace casi dos mil de años. - Dijo nuestro amo.
- ¿QUÉ ES UN LIBRO? ¿DE DÓNDE ES ESE HOMBRE? ¿CÓMO SE LLAMA? ¿CÓMO FUNCIONA ESO? - Dijo Tante, mientras que yo aún me encontraba sin poder decir una palabra de lo que me sorprendió esa cosa extraña.
- Vayamos despacio. Un libro es como las escrituras del templo, solo que sobre una tela especial amarilla llamada papiro, o algo así me contó mi padre cuando aún estaba en este mundo. Él me contó que mis antepasados habían copiado ese texto y lo escondieron muy cuidadosamente durante muchos años. Luego de unos años, viajaron por accidente hacia aquí, a Itza y se instalaron como uno más del pueblo.
Aquí, mis antepasados se quedaron y escondieron este pergamino. Ahora ustedes se han ganado saber de la existencia de este.
- ¡¿Vamos a poder tenerlo y pensar con él?! - Pregunté ya emocionado.
- Este texto está en un idioma llamado “latinium”, por lo que no lo vas a entender. Van a aprender a leerlo, pero todo a su tiempo- Dijo.
Todos hicimos silencio, simbolizando nuestro interés en que nos explique qué decía ese misterioso texto.
-El señor al que vamos a escuchar es otro “pensador” como nosotros, que nos dice lo siguiente: “Nosotros estamos encadenados en una cueva, viendo sombras y teniéndole miedo y creyéndolas reales y sin saber que solo estamos viendo una pequeña parte del todo. Dice que esas cadenas nos dicen que es lo NORMAL y que no lo es, que es lo común y que no. Por ejemplo, hace muchísimo tiempo reprendí a vuestro hermano Kabil por querer excluir a vuestra hermana de la mesa. Mi reacción fue de esa manera porque pensaban hacer eso de excluirla, ya que lo “común”, lo “natural”, lo “normal”, sería dejarla fuera. ¿Y qué tiene de correcto esto? ¿Tiene alguna lógica esto?
Este señor pensador se llama “Platón” y fue, según mi padre, uno de los pensadores más importantes del otro lado del gran camino inundado, donde se encuentran los pueblos egoístas que los sacerdotes creen “los salvadores”. Quien sabe lo que habrá sido de esos reinos egoístas y despiadados. - Dijo el señor Nohek cuando el estómago de Tante rugió muy fuerte.