25 de diciembre del 2016
Hay veces en la vida en donde te quedas pensando que fue lo que hiciste para recibir toda esta mierda, disculpen la expresión. Indagas por tu mente para saber qué fue el factor que hizo que tu mundo se derrumbara, que tu burbuja explote llevando contigo miles de consecuencias difíciles de aceptar. No sé qué fue lo que hice para tener que vivir esto; a tan solo mis 24 años de edad había experimentado por miles de situaciones que cada vez me hacían más vulnerable. Eso estaba mal, muy mal.
- ¿Todavía no quieres abrir tus ojos?
Miré a mi mejor amiga, Marie, ella por culpa de un accidente se había quedado en estado de coma. Doloroso para alguien de apenas 22 años.
<< ¿Quieres que siga esperando? Por favor sé más considerada, ya llevo tres meses viniendo todos los días a este hospital. ¿No crees que merezco un descanso?
<< Cada vez se me hace más costoso pagar los metropolitanos y todavía no me siento tan segura de comprar un nuevo auto. Ay, mi bello y antiguo auto el cual por tus ganas de aprender a conducir llegaste a chocarlo, produciendo que este explote y que te quedes ahí dentro. Pero ¿sabes? Si abres tus ojos y llego ver ese brillo que siempre llevas en ellos no te cobraré nada y haremos como si ese accidente nunca hubiera pasado.
Suspiré cansada, me costaba ver a mi alma gemela con sondas en su cuerpo y teniendo la posibilidad de despertar o simplemente irse a un mejor lugar. Yo sabía que ella era una luchadora y muy pronto abriría los ojos. Estoy segura de ello.
- En fin, no haré que te llenes de culpa por aprender a manejar. Aunque sea tú no produjiste la destrucción de quince tachos de basuras y ni que hablar de los carteles. Te ahorraste tu dinero en pagar los daños del auto– Reí levemente. - ¡Feliz Navidad amiga!
Inspecciono por enésima vez y noté que los asistentes de dicho lugar habían tenido el detalle para decorar esta habitación. Lindo detalle.
Luego de eso, con mi celular empecé a reproducir un mix de canciones, nuestras favoritas. Algunas las cantaba suavemente debido a que estaba en un hospital y antes de entrar me habían dicho que guarde silencio. Cosa que no cumple, pero no importa.
Me quedé ahí por un buen tiempo, hasta que decidí que era momento de irme.
- Adiós, Marie. Ya sabes cuál es tu misión, no seas rebelde y cúmplela. ¿Vale? Nos vemos mañana, a la misma hora.
...
- ¿Cómo te fue? – Me preguntó Rossana.
Mamá estaba sentada en el sillón viendo una novela romántica, era raro ver en ella esa preocupación. Claro, sin contar que también es raro que esté aquí ya que ella pasa mucho tiempo con Fernando, su actual novio, o está en la clínica ya que muchas veces su turno es nocturno, lo que la impide pasar más tiempo conmigo.
- Bien creo, Marie todavía no se atreve a abrir los ojos, pero ya lo haré, tengo fe. Mi amiga es una mujer fuerte.
- La fe es lo último que se pierde. Nos deberíamos preocupar si se cumpliera un año de que está en coma. Pero para ello le falta siete meses.
- ¡Mamá!
- Solo soy realista.
- Pues tu realismo no me gusta, yo quiero que mi amiga viva.
- Cambiando de tema... ¿Y Miranda?
- Bien, creo.
- ¿Para ti todo está bien o qué?
- Supongo que es la palabra más exacta a lo que te me quiero referir.
- No me des respuestas escuetas, bríndame detalles.
- Miranda está en su departamento.
- ¿Nada más?
- Ella ya no habla conmigo o quieres que te mienta. ¿Quieres que te diga que ella se olvidó de nosotras? ¿Acaso eso quieres?
Sus ojos empezaron a formar pequeñas gotas de lágrimas. Ahora no, por favor. No en este día.
Me acerqué lo más rápido que pude y la envolví en un abrazo, para que ella supiera que no estaba sola, no todas sus hijas la habían abandonado. Me tenía a mí.
- ¿Y cómo está Fernando?
Quería cambiar de tema, no quería seguir hablando sobre como mi hermana al cumplir los dieciocho se fue de la casa y prometió llamarnos todos los días para saber cómo estábamos, nunca lo hizo. Estaba más que segura que con eso lo conseguiría, si quería sacar una sonrisa en mi madre esa era el tema indicado, Rossana no merecía derramar lágrimas por alguien que se lo mereciera.
Esbozó una pequeña sonrisa.
- Sexo -deduje
- Muchísimo
Reí, mi madre era ese tipo de madres liberales, las que puedes hablar de cualquier tema con ella y no te juzga. Solo te aconseja, es una madre moderna. Bueno, así yo la considero.
- ¿Llegaron a sexo oral? - yo nunca lo había tenido, sin embargo sabía algunas cosas de eso. Culpen a Marie y los libros que me obligó a leer.
- ¡Cuánto quisiera, pero hombre es más tímido! Pero qué se hará, aun así lo amo.
- Uhm... ¿no crees que es muy intensa la palabra?
- Quizás...
Asentí, yo tenía un concepto muy concreto sobre el amor. Yo no creía en el "amor a primera vista" y tampoco en el "nos enamoramos en tan solo un mes", porque, seamos sinceros, es poco tiempo para "enamorarse", aunque creo que ni esa palabra es la adecuada ya que se puede definir como gusto. El enamoramiento era algo que se conseguía en bastante tiempo; para llegar a ese extremo deberías pasar un tiempo considerable con la persona y más aun si quieres usar el término amar. Ese pensamiento se debe a todos los libros que leí, ya que estos me enseñaron el amor en todas sus facetas.