Si te metes demasiado con el balance del Multiverso
tarde o temprano OCCET ira por ti.
Dentro del microondas podía escuchar como el maíz explotaba para convertirse en pochoclos, tengo que admitir que estaba ansiosa porque no podía dejar de ver como el tazón giraba dentro del dispositivo. Fue entonces que el cronometro llegó a cero y una pequeña alarma avisaba de que ya estaba listo, al instante abrí la puerta y saqué el tazón rápidamente para no quemarme mucho las manos.
El olor a la azúcar en los pochoclos podía verse en el aire y era riquísimo. –¡Ya están! –le grité a la persona que se encontraba en la otra habitación–. ¡Más vale que no hayas puesto la película todavía! –Ese último mensaje fue una advertencia mucho más furiosa. Al tonto de mi hermano lo veo capaz de estar viendo ya la película porque no quiso esperar más, es el tipo de persona que no sigue mucho las reglas y en situaciones como estas cuando nuestros padres están de viaje eso se potencia.
A toda prisa tome el repasador que colgaba de la puerta del horno para ponerlo alrededor del tazón e ir a la sala, algo dentro de mí me decía que ya había puesto la película por lo que tenía que apresurarme para gritarle y ponerla otra vez desde el principio.
Salí de la cocina, el pasillo tenía forma de T: en la punta izquierda estaba la cocina, en frente el comedor y siguiendo por el corredor largo estaría la sala de estar. Casi corriendo y equilibrando el tazón entre mis manos llegue al final del corredor, cruce el marco de la puerta y entre a la sala de estar.
A diferencia de otras habitaciones de la mansión esta era casi en su totalidad de madera, las tablas marrones del piso brillaban de lo lustrosas que estaban, había uno candelabro en el techo, muchas estanterías llenas de libro, aunque lo que más importaba era el enorme televisor led colgado de la pared encima de la chimenea y el largo sillón en frente.
Solo que en esta ocasión había algo diferente en la sala, cuando apenas entre me quede tan sorprendida que el tazón de pochoclos se cayó de mis manos para reventarse contra el piso y esparcir astillas y pochoclos por todos lados. Podía sentir que tenía la boca sin palabras y los ojos bien abiertos.
Cuatro extrañas armaduras cibernéticas de dos metros de alto y totalmente negras estaban paradas dos a cada costado del sillón. Debían tratarse de armaduras autónomas porque en vez de cabezas había un espacio vacío que revelaban como un cuerpo cabria perfectamente dentro, y a pesar de estar vacías seis tubos parecidos a mangueras salían de sus espaldas y le apuntaban a mi hermano como si estuvieran por disparar un rayo mortal.
Al hacer el ruido 12 de esos tubos que salían de dos armaduras me tomaron en la mira, pero eso no fue todo ya que también llame la atención de dos personas presentes. Se trataba de una mujer y un hombre con trajes negros que también empezaron a verme solo que con un semblante confundido.
Les mantuve la mirada un momento hasta desviarla a mi hermano Liceo, acostado en el sillón con el pijama puesto y tan desorientado que su cara no era de tonto sino más bien como la de un animal pequeño que sabe que hizo algo malo. Y eso fue justo lo que quise saber. –¿Qué hiciste ahora? –pregunté entre molesta y preocupada.
–Solo quería ver la película. –El miedo en sus palabras sumado a los pelos erizados de sus brazos y sus manos temblorosas me decían que era la verdad.
–Suficiente. –habló la mujer de negro que le llegaba al hombro a su compañero. Con sus dos manos sostenía de los costados una tablet con un logo que no había visto antes, en la parte superior del dispositivo había una antena con una esfera que se asemejaba a una webcam y que ella apuntó ligeramente a mi hermano.
Una luz se proyectó y lo escaneo de arriba abajo. –El análisis muestra una enorme similitud genética con nuestro objetivo Julián Ramírez, pero su apariencia no coincide con la de la información. –agregó ella al terminar.
Su compañero más alto inclinó un poco su cabeza y cuello para observar la pantalla de la tablet. –Los superiores dijeron que el objetivo tenía diferentes cuerpos. –Acto seguido me señaló a mí con un dedo índice muy incriminador–. Analízala a ella también.
La luz que proyectó la webcam fue desde mi cabeza hasta los pies. –Que extraño, el análisis da los mismos resultados que el anterior. –Al terminar de decir esas palabras los tentáculos cibernéticos de las armaduras automáticas se acercaron más a nosotros y se escuchaba un sonido como si estuvieran listos para disparar.
–Te dije que tiene diferentes cuerpos, de seguro quiso engañarnos con un señuelo pero no contó con que somos más listos.
Ambos extraños estaban hablando mucho, así que pensé que serían razonables. –¿Podemos saber que está pasando aquí? –dije con ambas manos levantadas.
El hombre no dudó en gritar. –¡Silencio! Ambos quedan bajo arresto por la Oficina de Control y Corrección Espaciotemporal por crímenes contra La Causalidad de Sucesos Predestinados y generar una Tangente.
–Los escoltaremos a ambos a la Acronopolis para ser juzgados –agregó la mujer–. Sígannos.
Mi hermano y yo chocamos miradas, no hacían falta palabras, yo era totalmente capaz de comprender sus pensamientos con solo ver sus pupilas al igual que él conmigo. Podía imaginarme su voz dentro de mi cabeza diciendo < ¿Qué hacemos?> a lo que yo respondía <Nos apuntan desde 24 lugares diferentes, creo que no tenemos más opción que obedecer>.
Liceo blanqueó sus brillantes ojos como amatistas antes de ponerse de pie con una mueca, odiaba hacer lo que otros le decían y más si parecen adoradores de la ley.
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Editado: 26.01.2024