Últimamente se había vuelto más reconfortante bajarme del colectivo en mi barrio para regresar a casa, esto se debe a que salgo de trabajar tarde y cuando llegó ya es muy de noche porque mi barrio está prácticamente a las afueras de la ciudad.
Se trata de un espacio lleno de maleza, árboles y cerca de cerros dignos de ser el origen de mitos y leyendas de terror. Y así era hace pocos años, pero de a poco la urbanización de la ciudad fue acercándose y donde antes había una parada de colectivo y mucha maleza alta ahora había una hilera de cinco negocios, lámparas de luz, y tenía más vecinos.
Maldición incluso mis calles el mes pasado recibieron nombre recién.
A pesar de que aún había plantas muy crecidas, caminos de tierra y el monte estaba muy cerca ahora me sentía más segura y cómoda en esta zona. No tuve que caminar más de tres cuadras para llegar a mi casa, primero me recibió mi enorme perro en el patio delantero, llamado Polo, y seguido entre a la casa.
No era muy grande, pero si acogedora, en la cocina se encontraba mi mamá preparando la cena al parecer. –Buenas noches hija ¿Qué tal estuvo tu día?
La saludé como siempre, aunque mi intención era pasar de largo hasta mi habitación, sin embargo tuve que detenerme en la puerta luego de escucharla. –A que no adivinas quien vino hace rato.
Dejé salir un suspiro exasperada. –¿Él? –A pesar de saber cuál sería la respuesta de todas formas tenía algo de miedo.
–Así es, preguntaba por ti, si ya habías llegado.
Mi corazón empezó a acelerarse a la par que la piel se me ponía de gallina. –¿Y qué le dijiste?
–La verdad, que no habías llegado. Aunque si ese no fuera el caso de seguro le hubiera mentido. –Soltó una risa traviesa al final como si se tratara de alguien infantil.
La sensación de relajación que atravesó todo mi cuerpo fue satisfactoria. –Gracias mamá –dije abriendo la puerta de mi cuarto.
–En un rato va a estar la cena.
–Me baño rápido y voy. –Terminé de entrar y cerré la puerta por detrás. Deje mi bolso en la silla del escritorio para recostarme un momento en la cama.
Mi celular empezó a vibrar así que lo tome para ver de qué se trataba, era mi mejor amiga Guada respondiendo los mensajes que le deje a la tarde en Whatsapp. Me apresure en desbloquearlo y entrar a la app para ver sus respuestas.
“’ ¿No notaste diferente a Lautaro en la juntada?”
“Si jajaja.” Acababa de responder “Estaba menos depresivo y triste, me pareció un cambio para bien, así que no quise cuestionárselo xD”
Levante mi mirada al techo de la habitación. –Ay Guada, bueno, al menos si se nota el cambio. Con un poco más de esfuerzo se dará cuenta de que no es el real. –Pero fue entonces que empecé a recibir más mensajes y no eran de mi mejor amiga sino de “Lautaro”.
Fue tan repentino, no comprendía por qué pero el susto que me generó hizo que mi respiración se acelerara. Me puse firme sentada en la cama como si me preparara para el ataque inminente de un depredador, al instante me salí de la aplicación, pero revisaba por las notificaciones los mensajes que “él” estaba mandándome.
“Eyy Holada ¿Qué onda?”
“¿Estas ocupada? Estaba recordando el pasado y quería hacerte algunas preguntas jajajaja”
“Los chicos me hicieron acordar de lo toxica que es la relación en la que estas ¿Por qué terminaste saliendo con él? No recuerdo, pero no parece haber sido la mejor decisión si te afecta negativamente”
No quise seguir leyendo más, me molestó leer eso y arrojé mi celular al otro lado de la cama blanqueando los ojos. Aunque esa irritación rápidamente se transformó en miedo cuando mi cerebro se puso en marcha–. ¿Por qué quiere saber todo eso ahora? ¿Ni siquiera está intentando disimular? ¿O sabe que lo descubrí y me quiere poner una trampa?
Mi corazón se apretujó con tanta fuerza que me deje caer de la cama para sentarme en el suelo alfombrado. –¿Sera que ahora quiere reemplazarme a mí también por descubrirlo? Va a matarme. –Mi vista se perdió en la puerta a la izquierda, la que daba al baño, ahora tenía miedo de entrar sola.
-----O-----
La serie que se reproducía en el televisor estaba en pausa y por encima un cartel de “¿Continuas ahí?” esperaba a ser respondido por la persona sentada a dos metros de distancia, en el sillón en el living.
El joven tenía las piernas levantadas sobre unos apoyapiés al lado de dos mesas de luz con plantas, Sirio 0032.1+1808 concentró toda la atención de los ojos del cuerpo que controlaba en la pequeña pantalla rectangular del celular. Específicamente se encontraba en el chat de Jade esperando a que esta le contestara los mensajes que le envió, y nada sucedía aún.
Su reflejo se manifestó en la pantalla casi negra de la televisión y Sirio solo lo veía a través del rabillo del ojo sin prestarle mucha atención, Lautaro, el agente de OCCET, la conciencia original del cuerpo no se encontraba irritable y molesto como casi se volvía costumbre. –Hasta prefiero que veas la televisión en vez de estar allí sin hacer absolutamente nada.
Sin separar los ojos de la pantalla, él estaba concentrado en el cartel de “En línea” que salía debajo del nombre de Jade. –Parece que no conoces tu propio cuerpo, estaba bombeando sangre, procesando nutrientes, transportando oxígeno. Literalmente hace de todo menos nada.
–Que tonto, no me refería a eso. Pareces un enfermo esperando una respuesta en su chat.
–No llevo nada de tiempo haciéndolo. –Quizás para aquel ente roba cuerpo 24 horas concentrado en eso no era nada, después de todo se trataba de una entidad inmortal que viaja y destruye universos. Su concepción del tiempo debe ser muy diferente.
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Editado: 26.01.2024