Sobre la tierra crecía el césped y este se expandía por todos lados tiñendo todo de un lindo verde, acompañando los árboles se elevaban y estaban agrupados de tal forma junto a unos arbustos que daban la impresión de formar un círculo; y en su centro es donde nos encontrábamos nosotros.
El sonido de la corriente de agua sobre las rocas sumado al del viento que sacudía las hojas generaba una tranquilidad en mi interior, eso sería algo muy difícil de encontrar en la ciudad aunque ahora no estábamos allí. Había llevado a Alejandro a un lugar cerca de mi casa en los límites de la ciudad, un jardín oculto por los árboles donde un rio en forma de S lo cruzaba, es ahí donde había decidido que tengamos un picnic.
Ambos estábamos sobre un gran mantel blanco con líneas rojas que formaban cuadrados, sobre él había un termo con agua caliente y un mate preparado con muchas cosas dulces acompañando. Los dos nos estábamos riendo demasiado de cualquier tontería. –Dime –insistí. No me había dado cuenta de la gran sonrisa que formaba mi boca hasta que los cachetes empezaron a dolerme.
–Bueno, bueno. Pero también vas a tener que decirme tú entonces –me exigió ese lindo chico con un collar de cadenas alrededor de su cuello. Me preguntaba si él también seria consciente de la gran sonrisa que mostraba en su rostro.
No dude en responder. –Claro que lo hare.
–Me gusta mucho Lana del Rey –dijo Alejandro aunque sentía que lo hacía con un poco de vergüenza.
Reconocí el nombre al instante. –Ah si la conozco, mi papá es un gran fan. Suele poner canciones de ella.
Sus lindos ojos avellana se clavaron en los míos y un estruendo sacudió todo mi ser ante esa conexión. –Ahora tienes que decirme tu.
No sabría explicar porque pero también tuve algo de vergüenza antes de decirle y en consecuencia solo termine riéndome más, de seguro debía pensar que era una loca. –Arctic Monkeys –contesté. Al escucharme su sonrisa desapareció y se quedó en silencio, es mi gusto musical y no iba a cambiarlo pero de todas formas me preocupó que él los odiara por algún motivo–. ¿Qué pasa? –la pregunta se escapó de mi boca.
La conexión que transmitía sus ojos cambió a una más gris, podía sentir como si estuviera triste. –No sabía que te gustaban los hombres británicos, creo que mi apariencia no es muy europea que digamos.
Mis cachetes se inflaron de la sorpresa y lograba sentir como se ponían colorados <¿Acaso me acaba de tirar una indirecta? ¿Es consciente de eso? ¿O lo hizo sin pensar?> mi cuerpo se aceleraba de los nervios que este chico me provocaba. Dijo que no sabía que me gustaban los hombres británicos, a mí solo me gusta la música que hacen pero no físicamente y aun así pareció desilusionado porque no parece británico.
Esto es demasiado como para que mi cuerpo pudiera procesarlo y antes de pensar en algo Alejandro prosiguió. –Jade… –Escucharlo decir mi nombre hizo sacudir cada fibra de mi cuerpo.
–¿Qué pasa?
–¿Estas disfrutando este tiempo conmigo?
Me tome muy en serio esa pregunta, revise dentro de mi interior que es lo que estoy sintiendo en este momento al estar a su lado, que es lo que había sentido todas las veces anteriores que nos habíamos juntado, cuando nuestras miradas se buscaban en el trabajo y al encontrarse las separábamos avergonzados. –Demasiado –quise ir directo al grano para ser clara, y luego proseguí–. Ya sea estando sentada a tu lado cuando fuimos al cine, o ahora recostados en este lindo lugar verde y tomando mate. Me encante el tiempo que paso contigo.
Todo su ser pareció brillar de la alegría. –Yo también atesoro muchísimo el tiempo contigo. Y me gustaría que pudiéramos llegar a más.
Lamentablemente esas palabras me trajeron de regreso a la realidad, reventaron como espinas la burbuja de ilusión en la que estaba sumergida y se clavaron en lo más profundo de mi corazón contaminándolo todo, matando las mariposas de mi estómago y destruyendo los nervios que podría provocarme algo como pensar si le gustarían las mismas cosas que a mí.
<¿Qué estoy haciendo?> realmente hacerme esa pregunta era tonto porque yo sabía bien la respuesta <Me estoy enamorando de él> pero ese hecho tenía algo en contra <Pero yo ya estoy de novia> esa fue la peor parte. Pensar en mi novio actual, la manifestación de la espina negra que rompía mi felicidad <Si yo realmente quiero estar con Alejandro tengo que hacer las cosas bien, primero tengo que cortar como se debe con mi novio actual> solo que ese es el gran problema, uno tan grande que empezaron a darme ganas de vomitar <¿Por qué esa tiene que ser la parte más complicada? ¿Si no quiso separarse cuando intente las veces anteriores como puedo hacerlo para que acepte en esta ocasión? > tenía que pensar en algo, si realmente quería ser feliz tenía que aprender de mis fracasos anteriores y conseguir la respuesta esta vez.
Sus palabras volvieron a romper mis pensamientos. –¿Qué pasa Jade? Te quedaste como tildada ¿Es por lo que dije?
–Tranquilo que no fue eso, solo que recordé algunas cosas que debo hacer.
En ese momento él comenzó a toser con bastante intensidad, dejó de estar acostado para arrodillarse y colocar su cabeza fuera del mantel como una precaución por si fuera a vomitar. –¿Tu estas bien? –me acerqué un poco más a su lado preocupada.
–Sí, sí. Solo creo que me estoy resfriando, ya tomé una pastilla para la tos y algo para el dolor de cabeza.
Esa respuesta no me dejó satisfecha, cuando nos vimos algunos días antes para ir al cine también estaba en esa misma condición y me dijo lo mismo. Pero parecía solo haber empeorado desde entonces.
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Editado: 26.01.2024