La fuerte y calurosa luz amarilla que el sol emana en el medio día ya no se encontraba presente, en su lugar la esfera ardiente del cielo se había movido más para arriba y su color se volvió más naranja, la luz dejó de entrar con tanta intensidad por las mamparas del living y era más sencillo ver la televisión sin esa molesta luz. Estaba atardeciendo, debían ser alrededor de las 06:00 PM.
En el apoyabrazos del sillón se encontraba un almohadón donde Lautaro recostaba su cabeza y aplastaba suavemente su brazo por debajo, su cuerpo se extendía a lo largo del mueble expulsando una flojera terrible. Sus ojos y concentración estaban puestos totalmente en el televisor enfrente, la plataforma de streaming de Netflix estaba reproduciendo un programa llamado Young Royals.
La atención de Sirio 0032.1+1808 quien mantiene el control del cuerpo se cortó abruptamente cuando la imagen de la pantalla se congeló, en su lugar apareció un círculo con una línea roja dando vueltas y unos números aumentando su porcentaje. –Eu no puede ser –se quejó dejando de estar acostado y pasando a apoyarse en el respaldo del sillón.
Su celular vibró en el bolsillo y cuando Sirio lo sacó para ver de qué se trataba pasó algo que no pasaba desde hace unos días, su reflejo en la pantalla del celular se movió de forma distinta a como lo hacía el cuerpo que controlaba. –Que suerte –reclamó molesta la conciencia original del cuerpo cruzando los brazos.
–Hasta que volviste a aparecer. –Blanqueó los ojos el cuerpo.
–Me saturaba formar parte de tus estupideces, todo eso de la fiesta, una estupidez total. –La conciencia reflejada pasó de la pequeña pantalla del celular a la grande del televisor–. ¿Pero esto? Ya hasta hizo que me cansara de estar como espectador de fondo. –Con el ceño fruncido y una mirada llena de desagrado la conciencia original del cuerpo observaba a los dos chicos del programa: uno era un príncipe sueco enviado a un internado y el otro un chico venezolano que sobresalía en el coro de ese internado–. ¿En serio llenas el espacio de mi cerebro con este tipo de series?
En vez de reaccionar de mala manera Sirio pareció emocionarse. –Oh, oh, oh. Creo que sé que es esto, vi que le decían ¿homofobia? Quizás…
La conciencia exhaló aire frustrado. –No es homofobia, en general me parecen una estupidez los programas de romance. Si ni siquiera puedo usar mi cuerpo al menos no me aburras con esto, pon algo como el otro programa que estabas viendo.
–Veo muchísimos ¿de cuál hablas?
–Ese, el del hombre que tiene que cumplir su misión llevando a una chica por toda una versión post apocalíptica de los Estados Unidos.
El cuerpo de Lautaro infló sus cachetes bajo las órdenes de Sirio. –No es que quiera aburrirte, pero sabes que he aprendido muchísimo sobre la sociedad humana mirando estos programas. Si quisiera ver un mundo post apocalíptico solo viajaría por el Punto Nexo a una realidad así.
Llevando una mano a la nariz la conciencia se frotó los ojos. –Que estupidez, puedo verlo en los recuerdos que hiciste en mi cerebro ¿Es por ese chico de Instagram que fue a la fiesta? ¿Quieres conquistarlo tomando como ejemplo series de Netflix? ¿En serio? Esas cosas no funcionan así en la vida real.
–¿Y qué sugieres genio?
–Que no hagas nada, no salgas con él. Se supone que ese es mi cuerpo, debería tener derechos. No me interesan las relaciones románticas, solo quiero regresar a OCCET y seguir trabajando.
–Pensé que ya habíamos hablado sobre esto de tu adicción al trabajo. Además, yo sí quiero experimentar lo que es estar en una relación romántica, la oportunidad se está presentando sola así que quiero tomarla.
Como es costumbre con este chico sus emociones parecieron comenzar a explotar cuando realmente se sentía impotente. –¡No lo hagas con mi cuerpo entonces! Me importa una mierda que quieras experimentar la vida y todo eso, pero para hacerlo estas arruinando mi experiencia de la vida.
Con un pensamiento Sirio hizo que la cabeza del cuerpo de Lautaro se girara para un costado y no mirara al reflejo malhumorado. –Lo siento pero no tenía otra opción, encima tu solo piensas en trabajar, no tienes derecho a decir que vivías la vida.
–Cada uno la vive de formas diferentes maldito.
Antes que la discusión entre ellos dos pudiera seguir ocurrió la intromisión de un tercero, desde la cocina llegó Valentín. El chico moreno de cabello rulado tenia ambas manos cubiertas por acolchonados guantes que sostenían una bandeja con algo encima, se trataba de un budín de naranja. –Acaba de salir del horno así que todavía está caliente –dijo colocando lo que acababa de cocinar en la mesa detrás del sillón–. ¿Qué estás haciendo? ¿Hablando solo?
La conciencia original del cuerpo se esfumó porque sabía que con él presente Sirio ya no le prestaría más atención, en ese instante el ser de materia oscura intentó pensar en una respuesta que no lo hiciera sonar tan loco y recordó porque había sacado su celular en primer lugar. –Es que había recibido unos mensajes. –Desbloqueó el celular y abrió la casilla de mensajes de Whatsapp.
Con los ojos un poco entrecerrados Valentín analizó la foto de perfil de la persona. –Ah ese tipo había ido a la fiesta que hice. –Cuando se trata de relaciones él podía ser muy inteligente a la vez que muy estúpido, pero en este caso fue la primera opción–. Y desde que te encontraste con él recuerdo que no se despegaron, pero no esperaba que incluso ya hubieran intercambiado números. –La mirada de su amigo se puso más coqueta–. Dime ¿la chupa bien entonces?
Esa pregunta dejó confundido a Sirio, cada vez que se juntaba con Vale comprendía que no podía aprender todo viendo series, siempre había algo que se le escapaba. Como en este caso. –¿Chupar qué? –quiso saber el destructor de universos sin entender bien del todo.
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Editado: 26.01.2024