Empezaba otro día, ahora podía hablarle, de hecho, debía hablarle.
Ahí estaba, está cantando una canción.
Desafina.
¿Por qué es tan diferente?
Pareciera que no le importará nada en absoluto, sólo avanza llevando su melodía a todas partes, sin percatarse de lo que provoca, sin saber cuando debe detenerse, es cómo si sus pensamientos fueran su ideal y guía, a los que ella simplemente obedece.
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-Buenos días.
-Ehh...buenos días.
-Espero que mi voz no haya molestado demasiado, porque, ahora todos me miran-dijo, viendose en absoluto arrepentida.
-No, no fue molesto, sólo que, desencaja.
-"Tengo la vida muy corta, para entender lo que dicen, tus ojos que cuando los miro, brillan igual que los míos"- termino con su típica sonrisa, aunque esta vez haya desafinado más que la primera- ¿No es extraordinaria la música?
-Supongo que sí, a la gente le gusta.
-A la gente le provoca, la despierta, no sólo les gusta, pero en fin, nos vemos a la salida.
-Si, por supuesto.