Luciano y Rebecca se estaban divirtiendo. La noche había cambiado rápidamente para mejor. Rebecca no podía dejar de sonreír y Luciano, sabiendo el efecto que había causado en ella, aprovechó la oportunidad para lanzarle piropos, dedicarle un par de mimos y simplemente hacerla derretir con su encanto. Bailaron un par de piezas para luego dirigirse a un área más privada donde había sofás para sentarse a conversar. Luciano pidió un par de tragos para continuar con la velada. Todo avanzaba viento en popa hasta que un comentario del chico la desconcertó por completo.
A Rebecca le tomó un par de segundos poder procesar aquella afirmación, pero en cuánto lo entendió, quedó estupefacta. No podía creerlo, el galán pulcro y elegante que se encontraba frente a ella era el mismo chico cubierto de sangre y suciedad que unas horas atrás, ella había rescatado del conflicto entre mafias. Luciano soltó una ligera risa al ver el rostro de sorpresa de ella.
Intercambiaron números de teléfono y durante los siguientes minutos continuaron charlando hasta que Marisa los interrumpió. Llegó para pedirle a su amiga que la acompañara a bailar un rato. Rebecca aceptó y prometiéndole a Luciano que volvería pronto, se dirigió con su amiga a la pista de baile. Estuvieron divirtiéndose durante un par de canciones ante la atenta mirada de Luciano que las observaba desde la distancia.
Los acordes de una samba comenzaron a sonar. Las chicas se movían apasionadamente al ritmo de la música. Los ojos de Luciano se iluminaron al ver bailar a Rebecca. Era hermosa, inteligente, sexy y valiente. No podía pedir nada más. Se sentía completamente deslumbrado por esa mujer y aquellos movimientos que ella le dedicaba desde la distancia, lo hicieron encenderse. No quería seguir permaneciendo como observador, así que se levantó y se abrió paso entre la multitud hasta la pista de baile para acompañar a Rebecca en aquella pieza.
Marisa entendió la señal en cuanto Luciano se acercó, así que simplemente se dio media vuelta y los dejó nuevamente solos. Rebecca y Luciano se mantuvieron bailando cada vez más cerca. La conexión entre ellos había sido casi instantánea y Rebecca sonreía alegremente mientras su corazón latía con fuerza. Era algo que no le había ocurrido nunca.
Luciano comenzó a acariciarle la espalda mientras bailaban. La sutil caricia causó un pequeño cosquilleo en todo su cuerpo que le encantó, pero al mismo tiempo, la comenzó a poner nerviosa. Los ojos de Luciano le decían que se estaba emocionando más de lo que debía. El chico se acercó hasta su cuello y le regaló un par de besos en el momento en que su mano bajaba hasta su trasero para acariciarlo. Rebecca se asustó y lo apartó de golpe.
Se acercó nuevamente a ella y retomaron su baile, esta vez, sin las manos juguetonas de Luciano. Por primera vez, él no planeaba intentar nada. Estaba acostumbrado a seducir a las chicas hasta que ellas aceptaran abrirse de piernas para él, cosa que usualmente no le tomaba mucho tiempo lograr, pero esta vez, sentía que Rebecca era distinta. Ella hacía latir su corazón de forma descontrolada y le encantaba la sensación, así que no quería simplemente pasar una noche con ella, la quería para él durante todas las noches que siguieran a partir de ahí.