Entre dicha y desgracia (un viaje llamado vida)

Capítulo XVI

Llegó la Navidad en un abrir y cerrar de ojos, éste año al igual que en los anteriores nos reunimos todos en familia. Aunque todos vivimos de forma independiente conservamos la tradición de pasar noche buena en casa de mis padres. Cada año preparamos la cena mientras escuchamos música y bebemos unos cuantos tragos.

No se si les pasa pero en Navidad mis emociones son un poco confusas, es algo contradictorio porque estoy feliz de pasar tiempo con todos pero a las vez siento nostalgia y tristeza por aquéllos seres queridos que ya no están en la mesa.

Con esto no quiero decir que no se les recuerde durante todo el año, lo hago constantemente pero cuando estamos todos reunidos se siente con más frecuencia el peso de su ausencia en cada recuerdo y anécdota contada alrededor de la mesa.

Aún así siempre intentó recordarlos con alegría y no con tisteza.

En casa para preparar la cena nos repartimos las tareas, algo totalmente absurdo porque cada año me toca realizar la misma, aquí a nadie le gusta picar las cebollas y tras años de discusión un día decidimos lanzar los dados para elegir a quien le tocaría hacerlo por el resto de su vida (adivinen quien perdió). 

Llorosa y divertida por los chistes que cuenta mi hermano pico un montón de cebollas mientas él condimenta la carne para la parrilla.

Mi tarea cesa cuando unas voces empiezan a elevarse a casi gritos, curiosa veo a través de la ventana y me doy cuenta que son los nuevos vecinos. Ambos están discutiendo, poco a poco las voces se van elevando y comienzo a escuchar claramente los insultos hasta que el hombre le pega una fuerte bofetada a la mujer.

Todos en la cocina dejan de hacer lo que están haciendo y se levantan para salir a casa de los vecinos pues la discusión ahora se movió a un lugar donde no podemos ver.

-Nadie se mueve- dice mi madre y todos la miramos extrañados porque es ella la primera en acudir en este tipo de situaciones.

-Esto pasa todos los días chicos y es ella quien no quiere recibir ayuda, hace un par de meses cuando se mudaron vimos la misma escena y su padre y yo fuimos a ofrecerle ayuda a la chica pero dijo que no era nuestro problema y que su esposo sólo era un poco celoso- Explicó nuestra madre.

Todos en la cocina cambiamos nuestro semblante y fue mi padre quien habló esta vez.

-Chicos hay mujeres que justifican el maltrato y se acostumbran a ser golpeadas negándose a recibir ayuda de los demás, en sus ojos no se veía miedo, ella realmente dijo que lo ama y que no lo piensa dejar, allí no hay mucho que podamos hacer al respecto-

Todos estuvimos de acuerdo pero era casi imposible ignorar como se estaban destrozando muebles en la casa de al lado.

De pronto escuchamos un grito de la mujer pidiendo ayuda, está vez Henri no se contuvo y fue a tocar la puerta del vecino, yo por mi parte llame a la Policía.

Mi hermano tocaba y el hombre se negaba a abrir gritando que se fuera.

Al poco tiempo llegó la Policía y entraron a la fuerza al lugar, esperamos pacientemente fuera de nuestra casa como los demás vecinos porque al parecer el escándalo alertó a toda la cuadra.

No sabíamos que pasaba dentro pero cuando vimos llegar a una ambulancia supimos que alguien estaba herido.

Los paramédicos salieron con la mujer inconciente y sangrando, mientras que los policías arrestaron al agresor quien no paraba de gritar que él no quiso hacerle daño.

Cuando todo hubo terminado regresamos a casa y tratamos de seguir con lo que hacíamos pero el ambiente ya no era el mismo.

Al día siguiente apareció en las noticias lo sucedido.

En un ataque de celos el hombre golpeó repetidas veces a su pareja y luego cuando ella amenazó con dejarlo la apuñaló 3 veces, por desgracia la chica falleció en el hospital poco tiempo después de haber ingresado.

La noticia me deja conmocionada, mi mente no comprende como alguien puede dejarse llevar por los celos e inseguridades y herir a quien dice amar, pero lo que menos comprendo es como una persona puede adaptarse a estas conductas enfermizas y seguir amando a alguien que lo trate de esa manera.

Poseer no es amar, no somos dueños de los demás, la libertad y la confianza son parte de una relación sana. Aunque todos sentimos celos saber manejar esas emociones negativas es lo más sensato que podemos hacer. Si tu pareja no te da la seguridad que deseas simplemente dejala ir.

Me siento triste luego de está noticia, éste evento desafortunado me hace pensar que muchas veces elegimos mal, digo elegimos porque aunque la vida no te deja elegir a tu familia, si te permite elegir a tus amigos y a la persona que vas a amar, por eso querido lector escoge bien con quien quieres compartir tu vida.



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En el texto hay: historia corta, historias reales, historia humana

Editado: 27.03.2024

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