Adrielis
Detrás de aquellas hermosas flores, se encontraba Pedro. Se apresuró en llegar hasta mi a abrazarme, lo cual correspondí inmediatamente.
— ¡Adrielis despertaste!— exclamo emocionado.
— Si, ya era hora— le respondí con una gran sonrisa.
El se quedó observándome por unos minutos que parecieron horas. Hasta que reaccionó, y me ofreció las flores, junto a un hermoso estuche color rojo vino. lo agarré de inmediato, tenia un hermoso lazo en la parte de arriba del mismo color.
— Abrelo— dijo Pedro. No lo hice esperar mas y lo abrí, dentro se encontraba una hermosa pulsera en oro blanco:Realmente me encanto, estaba preciosa.
Ya sabes debes accidentarte mas a menudo. Ofreció mi conciencia.
— No gracias— le conteste. Y todos en la sala se quedaron observándome, Pedro bajo la cabeza con cara de tristeza — No, no es a ti— le dije nerviosa. En ese instante él alzo la vista hacia mi y dijo:
— ¿Y a quién fue entonces?— pregunto con un toque de enojo, o tal vez fui yo que noté eso.
— No fue a ti, solo me lo dije a mi misma— conteste esperando que ya se cambiase de tema.
El sólo contesto con la cabeza a manera de asentimiento.
— Adrielis yo también te he traído algo, espero que también te guste— dijo Scott. Sabia que era para mi ese osote de peluche, y esas hermosas rosas que me encantan, solo que estaba esperando que me lo ofreciera.
— ¿¡Enserio!?, ¿qué es?— le pregunte como si no lo había visto ya, su regalo.
El se acerco hacia mi, donde segundos antes estaba Pedro, y me paso él oso, junto a las flores y una caja, que desde afuera se nota que es chocolate... Esperen ¿que?, ¿¡chocolates!?.
— Eso no es, lo que creo que es ¿verdad?— dije con tono de felicidad.
— Si Adrielis es lo que crees que es— respondió Cindy rodando los ojos. Ella me conoce, y sabe que amo él chocolate.
— ¡Oh Dios! ¡estoy en él cielo!, gracias Scott, no sabes lo feliz que me haces con esto— le dije para luego agarrar la caja y abrirla. No se si él respondió lo que si se es que tengo un rico bombón de chocolate en mis manos a centímetros de mi boca;
Un carraspeo de garganta se escuchó al fondo de la habitación, al observar hacia allá con mi chocolates en mano vi al doctor que acababa de entrar:
— No creo conveniente que comas eso ahora, te acabas de despertar, aun no puedes comer, al menos no hasta hacerte algunos analisis— dijo él doctor y yo puse cara de tristeza realmente tenia deseos de probarlos.
— Solo uno, un solito ¿si?— le dije como una niña con cara de perrito mojado.
— No puede señorita, pero desde que terminen de hacerles los análisis si— contesto. En eso entro una enfermera con una hoja colgando de su mano izquierda y en la otra mano tenia un pequeño botiquín, con jeringas y esas cosas.
Estaba observando a la enfermera ponerse sus guantes, vi como agarraba otro y me lo amarraba al brazo, luego miré como tentaba mi brazo buscando una vena, para sacarme sangre y si, la encontró por que cogió una jeringa de las mas grandes, al parecer nos van a vaciar, ¿serán vampiros estos enfermeros? Dijo mi conciencia, la ignoraré.
La enfermera termino de sacarme sangre, me dejo un envase para la orina. Me pare de la cama con ayuda de mi madre para ir al baño, orine en él envase, me lavé las manos y salí hacia la habitación. los chicos habían salido cuando la enfermera entró, aproveche para comerme mi chocolates sola, así no le doy a nadie. No es que no me guste brindarle a los demás, sinó que es ¡chocolates! Esto no se da.
Mi madre es una ladrona me quitó uno.
El doctor entro una hora después, para decirme que si sigo así como voy me dará él alta mañana en la tarde, con la condición de venir semanal a revisión, yo acepte con una gran sonrisa, la verdad estoy cansada de estar aquí.