Entre Dos Mundos: El Destino De Aria

CAPÍTULO 7: TORNEO DEL DRAGÓN

Jannie sintió cómo su corazón se helaba al escuchar esa voz desde atrás. Con los ojos cerrados con fuerza, giró lentamente. Allí estaba Han, parado frente a ella, con los brazos cruzados y una mirada severa. Aunque Jannie intentara negar sus sentimientos hacia ese orgulloso chico, sabía que eso nunca podría ser. Se habían conocido desde que empezaron a estudiar juntos en ese lugar, y desde el primer momento en que lo vio, comenzó a ilusionarse con él. Pero cuando descubrió que él era un Umbraroja, supo que sus sentimientos nunca serían correspondidos.

— ¿No piensas responder o el ratón te comió la lengua? —Jannie bufo ante su tono burlón.

Jannie se sintió muy nerviosa con la mirada del chico que le gustaba, por lo que sin perder tiempo, tomó el brazo de Aria con urgencia y la guía apresuradamente hacia la puerta del club del equipo rojo, empujándola hacia adentro. Aria se dejó empujar, pero al momento de sentir la piel fría de Jannie en su brazo, sintió una corriente eléctrica recorriéndole el cuerpo. Era Jannie quien la producía debido a su estado nervioso.

— ¿Estás bien, Jannie?

— Por supuesto. Estoy muy bien — respondió agitada. 

— De acuerdo. 

Aria exploró el entorno con su mirada. El club de los Rojos Ardientes irradiaba vida y energía, rebosante de pasión y emoción. Las paredes estaban engalanadas con fotografías y trofeos que resaltaban los logros del equipo a lo largo del tiempo. El vestíbulo acogía cómodos sofás y mesas donde los seguidores del equipo se congregaban antes y después de las competencias. Un tono café oscuro cubría las paredes, mientras que estrellas decoraban el techo. Lo que más le sorprendió a Aria fue el frío que hacía dentro del lugar. 

— No pensé que hiciera tanto frío aquí — chilló Ari —. Es jodidamente horrible.  

— Te lo dije, Aria. No entiendo como alguien pudiera pasar más de una hora aquí.

Mientras ellas charlaban, en un rincón del club se encontraba Elara Nightshade, sentada junto a sus amigas, quienes estaban inmersas en una animada conversación sobre los miembros del equipo. Elara, era una mujer loba que no logró completar su transformación a loba suprema, y que había sido rechazada incluso por su propia familia, quedando relegada a ser una simple servidora. A pesar de esto, y gracias a su inteligencia, Elara logró engañar a todos haciéndoles creer que era una loba suprema, cuando en realidad era una loba común con habilidades mágicas.

Al percatarse de la presencia de Aria en el sitio, Elara esbozó una sonrisa y optó por levantarse. Se acercó a Aria, quien la observó de pies a cabeza, sintiéndose confundida. Aria apretó los labios, ya que no toleraba la presencia de la chica frente a ella. Elara tenía algo que no le agradaba, quizás era la forma despectiva en que la miraba, o tal vez otra cosa.

— Oye, Aria… — dijo Elara —. ¿Puedo hacerte una pregunta? 

— ¿Qué necesitas?

— ¿De verdad eres la novia de Han?

— ¿Lo dudas?

— No pareces el tipo de mujer que a él le atrae…

—¿Y qué es el tipo de mujer que a él le atrae? — preguntó Aria, con algo de sarcasmo.

— Bueno… no quiero ofenderte…pero siempre pensé que Han escogería a una mujer más… digamos que de una apariencia ruda. Tú no pareces alguien de temer… te ves con una expresión mucho más inocente, como si… — Se callo de repente —. A mí me gusta Han. Creo que él y yo podríamos ser mejor pareja — Se cruzó de brazos, imitando la acción de Aria —. Él y yo antes éramos amigos, pero dejamos de serlos porque el me confeso que estaba enamorado de mí. 

— No asumas cosas que no sabes. Y por favor, no deseo ganarme una enemiga en este lugar por lo que quiero llevar la fiesta en paz. Si eras amiga de Han, perfecto, si él se enamoró de ti, perfecto, pero ahora a quien ama es a mí, y tú debes entender eso. Eres muy bonita para estar en este papel donde solo te humillas. Ten un poquito de amor propio, se ve que lo necesitas y… mucho.

Elara no sabía qué decir. La miró, aunque intentaba no hacerlo, pero no podía evitarlo. Los ojos violetas de Aria brillaban con una expresión de cierta determinación y, por un momento, Elara sintió algo de envidia de eso. Aria podía ser tan tierna, pero con una sola mirada y unos pocos gestos, podía tomar el control de una conversación.

Después de un tiempo, finalmente comenzó el tan esperado Torneo del Dragón. Jannie y Aria regresaron a su habitación para cambiar de ropa antes de dirigirse al evento en el bosque de Hamis, a unos diez minutos a pie fuera de la academia. Una vez dentro de la habitación, Aria se dirigió al baño para cambiarse. Sacó la varita que guardaba en su ropa y pronunció: "Trox Vestra". De repente, su atuendo anterior fue reemplazado por un mono holgado, un par de pantalones y unas botas de cuero. Salió del baño y se encontró a Jannie cambiándose la camisa.

— Mis amigas me esperan así que debo irme. Nos vemos después. Diviértete en el torneo y apoya a tu novio mucho. Es una de las mejores cosas que suceden en la academia.

— Está bien. Gracias por haberme enseñado el lugar — dijo Aria, comenzando a ponerse un poco de lápiz de labios.

Después de unos minutos, Aria salió de la habitación y bajó las escaleras. Allí se encontró con Hiro, quien estaba vestido como un hincha del equipo Rojos Ardientes. Hiro lucía una camiseta roja con el escudo del equipo en el centro y unos pantalones oscuros. Parecía estar emocionado por presenciar el tan esperado torneo que se celebraba cada año, pero también disfrutaba de las competiciones amistosas durante todo el año. Hiro era un gran fanático de los dragones y no podía esperar a ver el Torneo del Dragón. Estaba emocionado por apoyar a su equipo favorito y sentirse orgulloso de ellos.




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