Cuando Lara se fue, Aria se descalzó y empezó a mover los pies en el agua, creando destellos dorados cada vez que los movía. Sonrió al ver ese resplandor y, al verificar que no había nadie cerca, decidió sumergirse en el lago. Al hacerlo, el agua se iluminó con un destello azul por unos segundos. Aria sacó la cabeza y contempló su cola moviéndose dentro del agua. Se sumergió y comenzó a nadar sin un destino específico. Quería explorar las profundidades del lago. Se fue adentrando aún más, notando peces extraños y otros más comunes, pero todos hermosos. Las flores marinas flotaban a su alrededor y el agua templada creaba una sensación de baño perfecto. Con el aire cálido acariciando su rostro, se sentía feliz. Cuando emergió a la superficie, abrió los ojos de par en par y se encontró en mitad del vasto océano.
El agua era de un azul intenso y el cielo estaba cálido y soleado. No podía avistar tierra firme, embarcaciones ni siquiera el horizonte. Miró a su alrededor con temor pero también con curiosidad. No sabía qué hacer, se sentía desorientada y solo podía nadar, esperando no encontrarse con ningún tiburón u otra criatura peligrosa. Repentinamente, las aguas comenzaron a agitarse violentamente y la arrastraron hacia abajo. Ella luchó por liberarse, pero no pudo hacerlo. En ese momento, una melodiosa voz empezó a resonar a su alrededor, una voz femenina que cantaba en un idioma desconocido. La música era hermosa, calmante y emocionante a la vez. La música se sumaba a su confusión. ¿Era esto una broma o estaba sucediendo de verdad?
Y de repente, el agua se detuvo. Ella sacó la cabeza y se encontró con una sorpresa increíble: estaba en un lugar extraño donde había barcos piratas destrozados, montañas exuberantes y la vegetación más verde que había visto en su vida. Pero lo que más la sorprendió fue ver al Kraken, una criatura legendaria que se creía habitaba en las profundidades del océano. Era descrito como un monstruo gigante con enormes tentáculos capaces de hundir barcos enteros. Se decía que su apariencia era aterradora, con una piel escamosa y ojos penetrantes. Volvió la cabeza y allí estaba el Leviatán, otra gigantesca criatura marina mencionada en diversas tradiciones mitológicas. Se describía como un monstruo de gran tamaño, con escamas iridiscentes y una poderosa mandíbula. A menudo se le asociaba con el poder y el caos, y se creía que poseía una fuerza descomunal que podía desencadenar tormentas y terremotos. A pocos metros de distancia se encontraba Escila, un monstruo marino presente en la mitología griega. Se representaba como una criatura con múltiples cabezas y tentáculos que emergían de su cintura. Algunas versiones la describían con seis cabezas de perros, mientras que otras mencionaban seis cabezas de mujeres jóvenes. Se decía que acechaba en estrechos y lugares tormentosos, atacando a los barcos que se acercaban.
Aria se asustó mucho al encontrarse rodeada de criaturas enormes que podrían hacerle daño con un solo movimiento. Estaba aterrorizada, sin saber qué hacer ni a dónde ir. De repente, su mirada se posó en un grupo de sirenas que estaban en una roca. Todas ellas tenían los pechos descubiertos, una cola escamosa y babosa de color verde con azul marino. Cantaban en una melodiosa voz, la misma canción que Aria había escuchado antes. Esas criaturas eran verdaderamente hermosas, pero Aria se sintió intimidada cuando una de ellas la vio.
La sirena que la vio hizo un gesto con la mano, como si quisiera atrapar algo en el aire, lo que causó que las aguas se movieran y llevaran a Aria hacia ellas. Una vez en la orilla, sus piernas volvieron a su forma normal, dejándola completamente desnuda. Las sirenas dejaron de cantar y la observaron en silencio por unos segundos. La sirena que la había guiado, llamada Marea, se alejó de la roca y tocó la orilla, lo que hizo que su cola escamosa se transformara en unas hermosas piernas. Resulta que Marea era la hija del dios de las aguas.
— Hola, soy Marea — ella se agacho a la altura de Aria y comenzó a tocarle el cabello, lo que molestó a la humana —. Tu cabello es muy hermoso. Veo que eres una sirena de luz. Las sirenas de luz viven al otro extremo de este lugar. Ellas son muy lindas con todos. Todos los animales marinos las aman, hasta los más temidos —Señaló al centro del agua donde las tres bestias se encontraban en una batalla —. Ellos pueden lastimar a cualquier criatura si así lo quieren, menos a ustedes sirenas de luz. Son tan suertudas — su voz era soñadora, tan suave y dulce, como si estuviera susurrando melodías celestiales desde las nubes. Era melódica, llena de calma y ternura, y transmitía una sensación de ligereza y magia. Cada palabra que salía de su boca parecía flotar en el aire, envuelta en un halo de fantasía y ensueño.
Aria estaba intentando mantener la calma, pero sabía que no podía mantenerla por mucho tiempo, no podía confiar en aquellas sirenas. Aunque en el fondo, había una pequeña parte de ella que la convencía de no huir, de confiar en ellas. ¿Pero cómo podría hacer eso, sabiendo todo lo peligroso que podría pasar? El resto de las sirenas se agacharon también como lo había hecho Marea y comenzaron a elogiar a Aria, lo que en cierta parte la hizo sentir bien.
— ¿Cuál es tu nombre? — preguntó una de las sirenas, con el mismo tono de Marea — Mi nombre es Serena, y ellas son Marea, Oceana y Sirelia, somos las cuatro hermanas del Canto De Coralia.
— Mi nombre es Aria… ¿Puedo saber que es el Canto De Coralia? — preguntó Aria con curiosidad.
— El Canto de Coralia es una familia legendaria — dijo Sirelia —. Según la leyenda, hace mucho tiempo, nació una hermosa joven llamada Coralia en una familia muy pobre. A pesar de su precaria situación, tenía el don de la música. Había un príncipe, un noble joven humano, que anhelaba desesperadamente una canción que pudiera cantar, pero no sabía dónde encontrarla. Un día, mientras paseaba por el bosque, escuchó algo: una canción tan hermosa que parecía provenir de un lago. Se acercó cautelosamente y se sorprendió al ver a una mujer con una gran cola de sirena, sentada junto a la fuente, entonando la melodía. El príncipe quedó cautivado por esa canción. Desde ese momento, el príncipe acudía al lago siempre que podía para encontrarse con Coralia. Un día, ella dejó de cantar y el príncipe, emocionado, le pidió que le enseñara a cantar. Coralia, sorprendida pero encantada, aceptó. Lo instruyó diariamente y, a medida que el príncipe aprendía a cantar, su amor por la joven crecía, pues sentía la magia de su música. El príncipe se enamoró perdidamente de Coralia y ella también se enamoró de él. Pasaron muchos días felices, cantando y explorando el bosque. Sin embargo, un día, Coralia le dijo al príncipe que debía regresar a su hogar. Aterrado, el príncipe le suplicó que lo llevara con ella.
#5200 en Fantasía
#1148 en Magia
magia brujas fantasmas vampiros, magia brujas sirenas, amor romance dudas odio misterio
Editado: 17.01.2024