Entre el cielo y la Tierra

"INICIO AL VICIO"

Tendré que usar los lentes todo el día, sigo llorando y lo hinchado no disminuirá, llego a la oficina y allí está mi jefe... ¡Cielos! No quiero que me vea así.

—Buen día Isabel  ¡Llegaste temprano! 

—Si,  me tomé tiempo extra por las dudas del tráfico. 

—Bueno vamos a la oficina para platicar de tu futura casa. 

—Dígame. —Pregunto sin el mismo entusiasmo de la ocasión pasada—

—Te pediré un enganche simbólico para cubrir una parte de los gastos, el resto lo pondré yo, necesito ver el terreno, la factura la haré a tu nombre porque tú me estás comprando la casa y tú la pagarás, será una casa chica de una recámara con sala grande  ¿Estás de acuerdo? 

—Sí, claro que sí ¿Cuánto me pedirá de enganche? ¿Se lo pagaré con mis comisiones? o ¿Cómo sería?

—Me parece injusto que lo pagues tú sola, habla con tus hermanos para que te apoyen, al fin de cuentas es una casa para tus padres y claro para ti, en lo que te casas o independizas.

—Me parece excelente idea, este fin hablaré con ellos y yo le aviso. 

—Está bien, serán $2,000 dlls de enganche, el resto $2,500 dlls tú me lo pagarás con tus comisiones, la mejor noticia es que... ¡La casa llega en una semana!

—¡Que alegría! ¿Pero nos podemos cambiar hasta que le demos el enganche? ¿O me esperará aun cuando lleve la casa? 

—Tú ya tienes una cantidad aproximada guardada de $1000 dlls los tomaré como parte del enganche. ¿Te parece?

—Si está bien, estoy de acuerdo.

—Isabel ¿Puedes quitarte los lentes? 

—¿Porque? 

—No te veo los ojos, siempre debemos ver su expresión, aparte me incomoda un poco. No me digas que... ¿Estás desvelada? ¿Volviste a tomar con tu cuñado? 

—No, claro que no lo he vuelto hacer. Lo que pasa es que lloré y tengo los ojos hinchados, me da mucha pena con usted y los clientes.

—Déjame verte, quítatelos. 

Los retiro muy apenada,  mueve su cabeza diciendo negando lo que ve.

—¿Qué te pasó? ¿Quieres decirme? ¿Porque no me platicas que te sucede?

—Sí, mi sobrina está embarazada, su mamá quiere que aborte y se la llevaron con su tía para que ella la termine de convencer. (Comienzo a llorar de nuevo)

—No te pongas así, ellas decidirán lo que tienen que hacer y eso tú ni nadie lo puede cambiar, no sufras Isabel. —Me toma en sus brazos y no dejo de llorar— 

—El solo pensar que matarán a ese bebé me duele en el alma, yo deseo ser madre y no podré,  ella ya lleva un hijo en su vientre y lo asesinará.

—Tienes el alma de  una niña, con una hermosa ingenuidad, te ahogas en un vaso de agua medio lleno, siéntate. (Camina y me da un vaso con agua). En poco tiempo todo pasará, nadie puede cambiar las decisiones de otros, no dependen de tu opinión, de tu punto de vista, de tus sentimientos nobles, a ver dime ¿Que pasará contigo si ella aborta? ¿Cómo te vas aponer? Debes ser más fuerte, tomar las cosas con calma por favor. Eres muy débil, te falta carácter. Tengo que marcharme ¿Vas a estar bien? ¿Quieres irte a tu casa? 

—No tengo mi casa aun, quiero quedarme aquí, no quiero estar en esa casa. Gracias. 

—Está bien, llámame si necesitas algo. (Este tipo de caballeros, príncipes son escasos)

—Si, lo haré... Gracias de nuevo por todo.

—¡Cuídate! 

Lo veo alejarse y una parte de mi con él, soy tan dichosa de tenerlo como jefe, como amigo, como consejero, valoro mucho sus palabras, su tiempo, su sabiduría.

A pesar de platicar con mi jefe me siento muy triste, no dejo de pensar en Kristell, en el bebé. Llega un carro, tal vez un cliente, salgo para recibirlo y veo a Don David, un señor maduro muy linda persona y caballero, él es quien importa las casas y transporta a mi jefe.

—¡Hija! ¿Qué haces? ¿Estás enfadada? 

—¡Hola! No. Me entretengo pensando, imaginando, escribiendo. 

—Déjate de cosas, vamos a jugar dominó.

—No se jugar, Don David.

—¿Cómo que no sabes? Vente te voy a enseñar el más fácil solo tienes que ir poniendo el mismo número que va, se abre con la mula de 6 y si nadie la tiene, con la mula que sea.

—Se escucha muy fácil, solo tengo que advertirle que soy desafortunada en el amor y afortunada en el juego, lo siento porque perderá conmigo. 

—Ya veremos muchacha. Luis, vete a la tienda y cómprate un six de cerveza bien helado. ¿Tú quieres Isabel? 

—Mmm ya casi voy a salir... Sí, no creo que se enoje mi jefe, ya casi es la hora de cerrar y nos podemos quedar como dos horas antes que oscurezca, solo que lo pida preparado, yo se que le gustará. 

—No se hable más, vete Luis y tráeme dos six de cerveza preparados

—No se hable más, vete Luis y tráeme dos six de cerveza preparados. ¿A ver dime porque tienes los ojos tan hinchados?

—Solo problemas.

—¿Te puedo ayudar en algo o son de amor? 

—No, quisiera fueron de desamor, pero no es así, solo no hablemos ya de este tema. 

—Está bien, me callo pues, vamos a jugar.

Va la primer ronda y ¡Gané!... 

—¡Se lo dije! Y eso que no se jugar ja, ja, ja yo sé que es muy fácil, pero aun así ¡Gané! 

Llega Luis con la cerveza, mmm con camarones, cueritos, mucho chile en polvo y chamoy, una verdadera delicia. Me bebo una, como agua sí estuviera en el desierto.

—Ya ganaste varias veces, yo también soy afortunado en el juego y no me dejas ganar.

—La diferencia es que yo soy más desafortunada en el amor ja, ja, ja, ja.

—¿Cómo dices eso, si estás tan bonita y eres muy linda? 

—Sí, todos me dicen eso, pero pocos se atreven a pretenderme. 




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