Mark se acercó hasta Evelynn mientras suspiraba, era por la tarde y ambos ya habían comido. Él la había visto sentada en una de las mesas de camping que había en la gran pradera. Lo cierto era que las dimensiones estratosféricas de aquel campus le seguían pareciendo increíbles.
- No me puedo creer que sea viernes y haya pasado otra semana volando.
Habían pasado casi dos semanas desde que Delan y él no hablaban. Bueno, más bien, él no le hablaba a Mark. Básicamente pasaba de dirigirle la palabra, solo le pillaba a veces mirando en su dirección con el ceño fruncido.
Ese tiempo había sido tranquilo, sin nada destacable. Solo clases y entrenar. Lo bueno era que ese fin de semana harían la primera actividad del campus. Obviamente las actividades no eran obligatorias, por lo que no iban a ir todos. Muchos decidieron salir ese fin de semana e ir a sus casas o simplemente quedarse en el campus.
Evelynn no pareció muy entusiasmada cuando lo anunciaron aquella mañana.
- Tú siempre estas haciendo cosas, Mark. Es normal que se te pase rápido el tiempo.
Parecía más apagada, como si estuviese dándole vueltas a algo.
- ¿Qué ocurre, Evelynn?
Mark se preocupó por ella. No le gustaba ser demasiado insistente con las cosas personales de los demás, por lo que sólo preguntaría una vez de forma directa y si ella no quería contestar, dejaría el tema. Sin embargo, ella se giró con los ojos tristes y le enseñó lo que parecía ser una carta.
Mark miró el trozo de papel confuso, pocas personas hoy día mandaban aún cartas. La letra era algo irregular, pero básicamente decía que estaba muy orgullosa de que hubiese entrado en aquel campamento de élite y que esperaba que el día de mañana cuando fuese famosa, se acordase de todo lo que había hecho por ella. La carta estaba firmada como "Tu tía, Annalise".
- Me manda una carta porque ni siquiera tiene mi número de teléfono. Nunca se ha molestado en saberlo.
Mark le devolvió el papel a Evelynn. Se acomodó de nuevo en el banco de madera y esperó pacientemente a que ella quisiese o no continuar con lo que le estaba contando.
- Mis padres murieron hace años en un accidente de tráfico. Annalise es la hermana mayor de mi madre. Fue quien se tuvo que hacer cargo de mí porque no quedaba nadie más. Los padres de mi madre habían muerto hace poco y mi padre fue huérfano también. Solo estaba Annalise. Ella era la única que podía intentar darme un hogar.
En aquel momento, Evelynn arrugó enfadada la carta.
- No lo hizo. Siempre había odiado a mi madre y me dijo, con mi madre recién fallecida, que no quería ver su vivo retrato cada día. Desde ese momento, me mandó a vivir a un bloque cutre y me pasaba el dinero justo como para que pudiese pagar el alquiler y poco más.
Dejó escapar una risa triste.
- Y ahora me pide que no me olvide de ella si "saco partido" de esto.
Mark se quedó en silencio. No sabía qué decirle, ni siquiera sabía si ella quería que le dijese algo. Se levantó y se sentó a su lado para poder pasar un brazo por los hombros de ella.
- ¿Tienes una foto de tus padres?
Ella asintió y sacó de su cartera una foto en la que salían ambos. Mark se dio cuenta de porqué su tía había dicho aquello. Mirar a la madre de Evelynn era como mirarla a ella. Puede que los labios fueran más como los de su padre, pero casi todo lo había sacado de su madre.
- Solo con verlos sé que fueron unos buenos padres.
Al decir aquello, la estrechó aún más contra él. No era bueno intentando consolar a las personas, intentar saber qué es lo que querían que les dijesen, por lo que hacía mucho tiempo que había dejado de intentarlo. Había aprendido que el contacto humano transmitía mucho más que un frío "lo siento".
Evelynn cerró los ojos y apoyó la cabeza en su pecho. Mark siempre desprendía calor, era como una estufa, y aquello, en ese momento, la reconfortó como nada en el mundo. Él siguió mirando la foto, intentando grabar el rostro de aquellas personas en su mente hasta que ella se separó de él y le sonrió, dándole a entender que ya se encontraba mejor.
Mark se levantó y le tendió la mano a Evelynn. Aquel era un gesto que siempre solía hacer y que a ella le parecía absolutamente adorable.
- Vamos a hacer unos dulces.
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Delan se aseguró de que había metido en la mochila todo lo que les habían dado la mañana anterior. El campus se haría cargo de cualquier objeto que fuesen a necesitar para las salidas de campo que realizarían.
También se aseguró de meter una sudadera por si refrescaba y otra muda. Nunca estaba de más ser precavido.
Miró su reloj, todavía quedaban 15 minutos para que tuviese que ir a la zona acordada. Aquel tipo de salidas siempre le habían gustado, por lo que, mientras que muchos otros estudiantes pasaban de ellas, él se apuntaba a todas y cada una.
Salió por la puerta y se extrañó al no escuchar movimiento en la habitación de enfrente. ¿Mark no iría? Juraría que le había escuchado hablar el día anterior sobre lo emocionado que estaba.