Entre la marea de sus mundos.

Homo obsessi cum amore

En el desconocido. 

Adler.

Nunca creí estar vivo para ver esto - en realidad, creí que nunca volvería a ocurrir -  la marea trajo a dos personas nuevamente a nosotros.

El sentimiento de orgullo se expande por todo mi cuerpo, poder conocerlos es un sueño y que Lilac me considere lo suficientemente apto para darles asilo en mi casa me hace sentir completamente lleno.

Si bien ambos son hermanos, son sumamente diferentes entre sí. Tan diferentes el uno del otro a pesar de compartir sangre y aspecto.

Gaston, tan alegre y aventurero, con una sed innata de aventura.

Y Elena, tan desconfianza, alerta en la mayoría del tiempo.

Es una de las personas mas serias que conocí en mi vida, pero hay algo en ella que me llamó la atención desde el primer instante cuando la vi inerte en la arena, con los labios azules. Esa atracción aumentó cuando apareció por primera vez junto con Phoenix y su mordaz lengua soltó las palabras más frías que oí en toda mi vida, acompañadas de una mirada que podría congelarse por completo.

No se que sera, solo se que cuando te mira a los ojos, es como si pudiera ver hasta tus más grandes secretos.

 Espero que no pueda ver los mios, seria vergonzoso que supiera lo que pienso de ella, la gran atracción que siento.

Y si, se que es algo estúpido ya que la conozco hace menos de una semana, pero el amor a primera vista existe. ¿Verdad?

-¿Qué estás pensaaando?

-En nada importante - Phoenix ladea su rostro y me mira, atenta con un brillo juguetón en sus ojos - ¿Tu que andas haciendo?

Sé que algo quiere decirme, la conozco.

-Naaada -Se queda en silencio, mirándome con ojitos tiernos - Yo...quería, es que vi a Elena irse a caminar y-y quería ir con ella ¿puedo?

-¿Estás segura? ¿Hacia donde fue? - Maldición, ella no puede irse sola, no conoce a nadie ni nada de aquí; podría pasarle algo. Y sería mi culpa, ya que ellos son mi responsabilidad mientras están aquí.

-Fue a la playa, y yo también quiero ir - Se cruza de brazos y me mira con su ceño fruncido, parece una pequeña brujita.

-Prometo llevarte mañana ¿Si?. Pero ahora tengo que ir a buscar a Elena, quédate aquí.

Luego de un rato, en el que se lo prometo,y me hace jurarlo por el meñique, me deja ir. Voy camino a la playa, que por suerte, no queda muy lejos.

La playa está muy concurrida, es un día hermoso y la mayoría están aprovechando para manejar el agua, mientras que otros simplemente están allí observando al horizonte tan temido.

Al no encontrarla por ningún lado, comienzo a preguntar si alguien la vio. La mayoría lo hizo, ella y Gastón son la nueva atracción aquí, por lo que todos los conocen.

A medida que las palabras van saliendo de la boca de la mujer que se encuentra frente a mi, siento el corazon latir mas y mas rapido.

-Primero creímos que estaba, ya sabes, disfrutando del día como todos hasta que la vimos zambullirse. Pasaba el tiempo y ella no volvía a la superficie, hasta que de repente salió, la vimos repetirlo varias veces hasta que nos descubrió mirándola y se fue caminando por la calle central. No parecía saber hacia donde iba con exactitud y se la veía molesta, ¿Tu crees que deberíamos haberla seguido?- Espetó la mujer con tono angustiado -  Ahora estoy preocupada por ella, Adler.

-No se preocupe señora, seguro esta bien. Iré a buscarla - Dicho eso salí corriendo por donde me indico, y desaparecí por el camino -¡Gracias por su ayuda!

Mientras recorría las calles, no la veía por ningún lado y volví al recurso de preguntarle a aquellos que se cruzaban por mi camino. Y fue así, como me dijeron que la habían visto por el camino del Lucet Lacus Vitae.

Los nervios me están matando, ese lugar es mágico y hermoso, pero si te encuentras con las criaturas incorrectas, puede ser un lugar horroroso.

Mis piernas queman al igual que mis pulmones, pero no puedo detenerme. No puedo dejar de correr hasta encontrarla, ella está en peligro y ni siquiera lo sabe.

Al adentrarse, la belleza del lugar me atrapó por un momento, hasta que oí un grito cargado de horror el cual me sacó de mi ensoñación, para retomar mi carrera en busca de Elena guiandome por aquellos gritos los cuales provenían del interior del lugar.

Corri y corri, hasta detenerme en una bifurcación, donde vi un camino de sangre espesa -la cual se veía demasiado fresca- el cual no dude en seguir.

-Maldición, ¡¿Elena?!-Grité desesperado -¿Dónde estás?

Pero nada, nadie me contestó.

Seguí buscándola por un rato, hasta que llegué al lago, el cual hace honor al nombre del lugar.

Y ahí estaba.

Elena tirada a un lado del lago, cubierta de sangre y sobre ella el imponente, magnífico y aterrador, Angelus signum istud  - guardián del lugar- con sus fauces abiertas, mostrando sus colmillos dejando caer su espesa baba sobre el cuerpo inconsciente de la chica; dando una visión aterradora a quienes miraran la escena.

Preso del pánico, me moví inconscientemente, provocando que una rama se rompiera al pisarla con mi pie. Lo cual llamó la atención de la bestia, ya que ahora, sus orbes azules, estaban enfocados completamente en mi. Dandome toda su atención.

 




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