Diciembre 17 de 2020. 16: 18 pm.
Daniel Jefferson.
Largas y cansadoras horas pasaron desde que pedí poder ingresar a la casa de Sofía y mi paciencia se va agotando minuto tras minuto.
Mi reputación está cayendo en picada a causa de este caso, ya que todos creen que soy demasiado incompetente para resolverlo. Pero se equivocan, voy a lograrlo. Yo lo se.
Después de otro largo rato de espera la orden que nos permite entrar en casa de Sofía sin que sea algo ilegal está lista, por lo que junto con un grupo de policías - los cuales tengo pegados al trasero desde que comenzó todo esto - nos dirigimos a allí.
Convenientemente hace unos meses sus padres le regalaron una casa e n la cual vive ella sola, que irónicamente, se encuentra demasiado cerca de la zona en donde se estima, los hermanos desaparecieron.
Mi teoría es esta:
Obviamente se nota que la chica tiene un enamoramiento por Gaston e invento en su cabeza que ellos estaban juntos. Se aquello ya que volví a hablar con sus padres y volvieron a confirmar lo que ya todos sabíamos, Gaston y ella no fueron ni son novios.
Por otra parte, Elena no le agrada. La culpa de manipular a su hermano e impedir de alguna forma que ellos estén juntos.
Todo esto nos lleva a una deducción.
Ella los secuestró cuando los hermanos fueron a bucear con el fin de poder estar con Gaston, sin que Elena interviniera. Según yo las cosas cuadran perfectamente, ella vive sola ahora, así que no tendría que preocuparse por sus padres. Nadie sospecharía que ella tendría a dos adolescentes secuestrados.
Los encontraré, y en las noticias saldrá mi nombre.
Daniel Jefferson, encuentra a los hermanos desaparecidos.
Soy un genio.
Llegamos y una imponente mansión - demasiado grande para una adolescete, según yo- se alza frente a nosotros. Golpeamos la puerta primero, le daremos la opción de ser amables.
Sin embargo, tras minutos de espera sin una respuesta decidimos entrar.
Forzamos la cerradura e ingresamos. Es una casa pulcra con una decoración minimalista, bastante ordenada.
Decidimos dividirnos, ya que es una casa de dos pisos. Parece que nadie está en casa.
Me dirijo al piso de arriba y comienzo a revisar habitación por habitación. Llegó a la que creo, es la de ella e ingreso. Su cama está ordenada al igual que todo. No hay ni una sola media en el piso.
¿Que clase de adolescente es esta?
Reviso debajo de su cama y en el armario pero nada. Comienzo a creer que me he equivocado.
Bajo las escaleras y me encuentro con los policías, todos se encuentran de la misma manera que yo. Con las manos vacías y frustrados.
Estamos por marcharnos cuando oímos un ruido proveniente del patio, nos dirigimos allí y nos encontramos con Sofía saliendo de una especie de sótano que antes no habíamos visto ya que está estratégicamente cubierto por un arbusto.
Ella nos observa, sorprendida.
-¡Oh! Detective Jefferson… ¿Qué hacen aquí? - El temblor de su voz no pasa desapercibido, ni tampoco como intenta ocultar sus manos detrás de ella.
-Tenemos una orden de allanamiento señorita, estábamos por irnos. Pero nos faltó revisar este lugar, con permiso.
-¿O-orden de allanamiento?¿Por qué?
-Es sospechosa la desaparición de los hermanos Lordanou. Por favor coopere, no queremos recurrir a la fuerza - Dice uno de los oficiales con tono fuerte.
Ella parece perder el control e intenta escapar, pero dos oficiales lograron retenerla en el piso. Queda acostada boca abajo con las manos tras la espalda.
Miradas de horror y suspiros de asombro se hacen oír. Sus manos, aquellas que ella intentaba ocultar, se encuentran manchadas de sangre.
Rápidamente ingresamos al sótano y alumbramos con nuestras linternas que reposaban en la cinturilla del pantalón. Lo que vemos nos deja asombrados.
En el centro del lugar, se encuentran fotos de Elena y Gaston apoyadas en el piso, a su alrededor, círculos de sangre y símbolos extraños los acompañan. Velas las cuales poco a poco van consumiendo lo que resta de su vida alumbran el lugar de manera tenue dándole un aspecto tétrico a todo el asunto.
En un costado de la habitación, una gallina degollada yace inerte rodeada de su propio charco de sangre.
Decidimos mandar a la chica a un centro de ayuda psicológica, ya que aquello no es algo normal.
Comienza a gritar y revolcarse por el pasto, con una mirada endemoniada y espeluznante.
-¡El sera mio! ¡Mio, mio,mio! Y nadie va a impedirlo… - Sus gritos son histéricos, los vecinos comienzan a salir de sus hogares para observar lo que ocurre.
Para cuando ingreso a la patrulla, ya grito millones de maldiciones para todos nosotros. Elena, yo y los policías que ayudan fuimos los más nombrados.