Una vez que el turno es cambiado salgo de la celda, con cuidado entró a una de las habitaciones de mucama donde cambio mi ropa, con la ropa limpio mi cara de la sangre para evitar manchar la ropa que traía nueva, me cuelo entre las mucamas trato de salir por la parte de atrás pero era imposible pues habían guardias retrocedo mientras tomo unas sabanas para hacerlas pasar por algo que ocupo pasar a una de las habitaciones, otros 2 vienen así que entro a la primera habitación visible, la cierro a mi paso mientras comienzo a buscar ropa en el armario, una parte de ella era ropa de hombre mientras la otra eran ropas de mujer.
Soy sorprendida por Victoria, ella solo tenía una toalla de baño que la cubría, nos miramos por un segundo antes de ser sorprendidas por el tocar de la puerta.
—Escóndete — Me dice mientras abre el closet, para que entre, mientras se asegura de ponerse una toalla más presentable. Una mujer de cabello oscuro, y ojos jade entra a la habitación, no recordaba haberla visto en la fiesta —. Abuela.
Esta se inclina, e ignora que la mujer le había dado la mano para que la besará. Se acerca y la toma del cabello, Victoria se suelta cayendo al piso.
—Tu tenías que encontrar al emperador, tenías que romperte para poder culpar a la estúpida de esa — Dice mientras ella se levanta —. No todo salió mal, esa está en el calabozo.
—Está saliendo como usted lo planeó — Le dice ella, me escondo más entre la ropa para evitar ser vista.
—Tienes que fingir estar afectada, trabajamos mucho para esto querida — La toma de la cara para que se mire en el espejo mientras cepilla su cabello, unas lágrimas se resbalan de su cara inexpresiva —. Vamos cariño… Las emperatrices no lloran…
Mi piel se pone china mientras escucho como se lo repite, la comienza a vestir como si fuera un maniquí besa su mejilla para salir. Ella limpia su cara mientras abre el armario para que salga.
—Victoria… — Trato de hablar, pero ella se voltea.
—Ni se te ocurra juzgarme — Estaba al borde de un colapso —. Tu harías lo mismo que yo.
—No, no lo haría. Por eso eres admirable — Ella cambia su cara, no esperaba un cumplido de mi parte ni yo esperaba dárselo —. ¿Quieres ser emperatriz?
—¿Eh? — Saco de su armario unos pantalones que parecían ser de mi talla, una camisa blanca que ahora sabía que eran de Sebastián, tenía que cambiarme de ropa —. Nací para ser la esposa de algún príncipe…
Apresuró a esconderme otra vez al escuchar ruidos de pasos, era Sebastián. Este abraza a Victoria que dudaba en abrazarlo. Pero después cede a eso, este solloza en sus brazos mientras ella acaricia su cabello. No había peor cosa que ver a la persona que te gusta con la persona que le gusta.
—¿Estás bien? — Se aleja y la toma de la cara mientras la mira.
—Si, solo un poco aturdida. ¿Usted cómo está? — Le dice ella, había cambiado totalmente su personalidad.
—Mataron a mi padre, en unas horas es mi toma de protesta a la corona. Estoy estresado y cansado — Le confiesa mientras se sienta, yo necesitaba salir de aquí, no quería quedarme, pero ya iban para rato —. Sofía… estuvo en el momento y lugar equivocado como siempre…
—¿Usted la ama mucho, no es así? — Le pregunta ella.
—Desde un principio fui sincero contigo sobre que ella era mi novia, ella es el amor de mi vida. Pero ella es joven e imprudente y tengo que protegerla — La cara de ella era un poco sombría.
Un hombre entra mientras da el anuncio que he desaparecido.
—Esa imbécil… le dije que confiara en mí… — Él besa la frente y se va mientras abre la puerta del armario. Salgo de este mientras ella saca de debajo de la cama un arco que me lo da.
—No eres mi amiga, pero tampoco mi enemiga. Llévatelo y sálvate. — Sonrió mientras lo tomo, beso la comisura de su vestido, mientras la puerta se abre Sebastián me mira y Victoria finge caerse, era una buena actriz del miedo. Me daba gracia.
—¡Guardias! — Grita él sin piedad, mientras me paro en el borde de la ventana.
—Sebastián, no soy una princesa que ya a esperar que la salves y demuestres que soy inocente, cuando me tratas como una criminal — Los guardias me apuntaban con sus espadas mientras me ordenaron que bajara, era un segundo piso, la caída no iba a ser tan fuerte.
—Sofía, le quitaré el banco a tu padre si no regresas en este momento — Me sentencia, pero dónde quedaba el honor de mi familia si me rendía.
—No te conviene, pues sí mi padre no eres nadie — Este estaba haciendo tiempo pues cada vez se acercaba más, mientras hablábamos, él iba a atraparme, me inclino más hacia atrás —. Desde este momento mi familia, el ducado de Clue quitará el apoyo a la familia real.
Al decir esto él se inclina para atraparme, pero me dejó caer, esta vez no había nadie que atrapará abajo, los guardias apenas salían, mientras yo me esforzaba por correr, no sabía a dónde ir exactamente solamente sabía que debía de esconderme, debía de huir de ellos, escuchaba como varios me seguían entre las calles, chocaba con los transeúntes, que solo me señalaban, bajo a un noble de un caballo, para usarlo yo y salir aún más rápido.
Tendría que llegar rápido al bosque, me esfuerzo por galopar, al momento mis cargos serían matar al emperador, insultar al actual emperador y tirar a un noble, eso sí que sería un gran cargo, galopeo hasta llegar a las profundidades de los bosques donde los guardias seguían a mí paso, bajo del caballo, para pegarle y que esté salga corriendo mientras ando a pie, solo tenía unas cuantas cosas, que serían suficiente para defenderme, tendría que reusar las armas, pensaba en todo eso mientras huía.
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Editado: 13.06.2023