Estaba escondida en una cueva junto a Hiro y Sebastián, mientras me aferraba a la chaqueta de Caleb, mi cuerpo estaba helado por las lluvias, me esfuerzo por detener las lágrimas pues no era el momento, nadie dice nada, ni prende una misera fogata por el miedo de que el humo atraiga a alguien o tan siquiera el ruido de nuestras voces, la oscuridad disimulaba un poco, cuando estábamos seguros, salimos de allí para volver al palacio.
Las trompetas de la victoria suenan.
—Bien hecho — Dice Sebastián pero lo único que ese sonido hace es que corra hacia al precipicio, mirando hacia el fondo había neblina lo que me resultaba imposible ver el fondo, Hiro me alcanza.
—¿Qué sucede contigo? — Me pregunta mientras está lleno de lodo con sangre, ambos estábamos igual de sucios.
—¿Qué probabilidad hay de que alguien sobreviva? — Le pregunto haciendo que él se acerque a ver, mientras me aparta de la orilla.
—De una en un millón, casi nula — Eso solo significaba que Caleb había muerto y desde el primer momento él ya estaba resignado a morir, limpio mi cara mientras respiro, el camino hacia el palacio me la paso callada, bajo a unos cuantos pasos, para evaluar los daños, en una parte se encontraban los cadáveres que iban a ser incinerados si no los reclamaban, es decir los que jamás ascenderían al reino de dios, Ethan estaba delante de la pila tomando nota personal de quien era.
—Duquesa Sofía, bien hecho — Me dice uno de los caballeros mientras no se dónde soy capaz de sonreírle, me acerco a Ethan y este solo pone un puño en mi cabeza.
—¿Dónde estuviste? — El solo preguntar dolía.
—Caleb y yo pensamos que sería buena idea ir tras la emperatriz de sangre — Le digo mientras él le hace señas a Hiro de que se encargue mientras me lleva a adentro del palacio, lo primero que miramos es un rastro de sangre y algunas toallas tiradas, Alexander estaba en un sofá, mientras sostenía su vientre. Había resultado herido.
“Hey amigo ¿Estas bien?” Le digo en voz baja para no despertarlo, pero el despertarlo era la mejor idea en este momento, pero mi cerebro no funcionaba bien.
—Si, solo fue algo superficial — Me dice Ethan, mientras me invita a que lo revise. Le abro la camisa, mientras este se despierta, sonriéndome.
—Lo siento… No estoy disponible — Doy gracias a dios, mientras me rio y acaricio su cara, sin duda ambos estábamos viejos, pero me preguntaba que increíble pacto con quien sabe que dios tenía Alexander para verse más joven. Reviso su herida, mientras cambio los paños de su estómago.
—¿Ahora entienden la importancia de estar juntos? ¿A todo esto donde esta Caleb? — El solo pensar en el hace que una mueca de dolor, me sentía mal con solo pensar en el hecho —. Sofía…
—Se perdió en acción, fuimos embestidos de camino y cayó por un acantilado, no pude hacer nada — Digo secándome lo que parecía ser lágrimas. Sebastián se pone detrás de mí.
—El murió, una caída de esa altura es lo que provoca una muerte — Dice el mientras la palabra muerte resuena en mi cabeza.
—Él no ha muerto, deja de esperar eso — Le digo soltándome el cabello, dejando caer toda el agua que se había acumulado mientras unas mucamas traen un cambio de ropa, hago señas de ir arriba pero Sebastián me detiene, mis ojos ya no ocultaban el dolor que me había esforzado en esconder, me suelto mientras recupero la compostura —. Tengo que planear como acabar con todo esto.
La bañera estaba lista lo que facilita el hecho de solo quitarme la ropa para meterme a descansar, el recuerdo de lo caro que estaba costando esta guerra me atormentaba, no solo había perdido a mi padre, si no también a mi madre, mi mejor amigo estaba acostado en un sofá de un pueblo extraño por mi culpa, y ahora Caleb, mi testarudez lo había llevado a su muerte, esto último parecía una pesadilla, me dejo cubrir por completo de agua aguantando el aire, con los ojos cerrados, para darme cuenta de lo que realmente que significaba la ausencia de Caleb, salgo del agua por que siento como si me estuviera ahogando, toso antes de salir por completo.
Me pongo otro pantalón, y otra camisa pero esta vez era de hombre, no había mucho problema sobre como lo usaba siempre y cuando no se viera más allá de lo debido, me dirijo hacia la biblioteca de Ethan para robar algunos mapas y poder estudiar que debería de hacer, quería ganar esto pronto, me golpeo la cabeza un par de veces para recuperar mis sentidos, callar mis pensamientos, ahora entendía el por que mi padre se miraba tan estresado cuando planificaba, tomo una copa mientras tiro las cosas en el salón para poder mirar más de cerca.
Mi cabello goteaba por el mal secado, mientras la puerta abierta me enseña a un Sebastián quien solo mira la escena.
—¿Qué demonios haces? Te vas a enfermar — Me dice mientras pone un pedazo de toalla en mi cabeza, mira todo los mapas, y es cuando por fin me rompo en los brazos que una vez jure que serian el motivo de mi fuerza, el no era más que la debilidad pura en su máximo esplendor, me sienta mientras me desgarro, no lloro solamente por Caleb, también lloraba por mi padre por mi madre por el pesado peso de mis hombros, Sebastián se sienta en el peso, mientras me recarga de espaldas, no era cualquier llanto era un llanto desgarrador.
—Tenias razón… Tenias razón arruino todo lo que toco y no me doy cuenta — Le doy la razón aunque en el fondo de mi corazón no era así, sabia que no era así o es mi ego tratando de convencerme a mí misma, Sebastián me gira para que lo mire.
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Editado: 13.06.2023