P.O.V Sebastián.
Sofía estaba con Caleb acurrucada, su temperatura había bajado pero aún tenía mal semblante, había algo en Caleb no me gustaba, habíamos tenido un enfrentamiento lo único por lo que me pude detener fue por qué el es demasiado importante para Sofía pero si no hubiera sido capaz de allí mismo acabar con el, pero tenía que ser indulgente, ya no me quedaba más tabaco y solo teníamos el dinero de un pasaje extra.
—Tiene la temperatura alta otra vez — Dice Caleb, mientras ella se aferra a el, no sabíamos cómo actuar, siempre habíamos tenido criadas que nos ayudaban, en el mundo real éramos idiotas.
Una mujer pasa a darnos pan y agua, notando a Sofía.
—¿Está enferma o mareada? — Pregunta la mujer robusta.
—Enferma, vomitó toda la noche y hoy no parece mejorar — Contesta Caleb mientras la chica se acerca a tocarla, ella saca un trapo de su delantal, para mojarlo y ponerlo en su cabeza. El día de ayer habíamos dejado que la temperatura empeorará, había sido nuestra negligencia.
—Tendrán que voltear el trapo. Llegamos al norte en 2 días — Nos advierte, mientras el procuraba que Sofía estuviera cómoda, pero cada vez estaba demasiado molesto, pero miro como un hombre de tez morena, se queda mirando fijamente hacia nuestro lugar, comía su pan y eso no impedía que nos quitará la vista, mi paranoia incrementaba.
—Tenemos que hacer las pases por Sofía — Dice Caleb, mientras la acomoda en sus brazos, el estaba herido, y aún así estaba dispuesto a protegerla con su cuerpo.
—El que sea tu prometida, no te da derecho a decidir sobre ella fue lo único que te dije — Le contesto, mientras tomo agua, no me gustaba el sabor, sabía raro.
—Estoy decidiendo sobre su salud, estaba dispuesto a ir a cargar leña para ganar dinero, en esto no me importa si soy capturado, ella es primero siempre — ¿A dónde llegaba la locura de él? Se que si yo estuviera en su lugar también hubiera protegido a Sofia sobre todas las cosas, pero me molestaba que él lo hiciera.
Me había puesto de malhumor.
—Tardé mucho en encontrarla, ahora no pienso perderla — Dice mientras ella relaja la cara, a que se refería —. Ella me recuerda a mi madre.
Su cara se ilumina con su recuerdo, yo no conocía a la mía, ni mucho menos se me había hablado de ella tanto como me gustaría, pero quiero pensar en que ella fue la única persona que no me quiso hacer daño. Sofía se despierta por completo tenia mejor semblante, le damos su pan para que coma, aún se miraba débil, sus manos temblaban, saco una manzana para dársela ella la parte por la mitad con su mano y le daba la mitad a la niña de atrás de ella, tan bondadosa.
Eso me había cautivado desde el primer momento en que la mire. Cierro los ojos para descansar y recordar ese momento.
*Flashback*
Era verano, por algunos inconvenientes mi maestro de política no me iba a dar clases en el palacio, al llegar a su residencia era una casa pequeña en comparación al palacio, tenía grandes ventanales, entro por mi propia cuenta, pues no había nadie para guiarme y después de todo era un príncipe, el príncipe Alessandro Sebastián protector de tierras nadie podía evitar que cruzará, la cocina me lleva al exterior para darme cuenta de lo verde que estaba, alzo la cabeza para ver una chica de cabello marrón sentada en la terraza, leía un libro sin notar mi presencia ¿Quién era esta dama?
—¿Príncipe? — Me habla mi maestro, mientras la chica de cabello ondulado entra a su habitación, no sin antes mirarme con el rabillo de su ojo.
—¿Quién es ella? — Le pregunto al duque quien sonríe lanzándome una espada.
—Ella es mi hija, mi única hija Sofía Anahí — Me quedo mirando un poco más la ventana para ver si sale pero seria imposible por que mi madre golpea mi cabeza. Debía de estar concentraron, los siguientes días fueron igual en ir a su casa y practicar pero un día en particular miro como ella sale llorando de la habitación de su madre, me escondo entre el pasillo, mientras ella se queja con su dama de lo mal que se sentía por eso. Mi madre Céline siempre era cariñosa conmigo y también muy dulce, a pesar de no haberme dado a luz, por que si esa mujer la dio a luz la hacía llorar.
Me pierdo entre mis pensamientos, hasta que llego a la biblioteca de mi maestro, dudo en tocar porque quería correr en dirección opuesta, y consolar a esta chica, pero porque sentía esa necesidad con una extraña, entro mirando que mi maestro esta revisando unos papeles, para tener 17 años no entendía lo que quería decirme mi mente, nunca había sentido esta necesidad.
—¿Príncipe? — No me había dado cuenta de que un mayordomo me preguntaba algo, asiento con la cabeza, mientras bebo el té.
—¿Ahora que paso Sebastián? Tu nunca bebes Te con azúcar, si no te conociera diría que estas enamorado — Me dice mientras sonríe.
—¿Qué es el amor, maestro? — Este cambia su cara, diciéndole a su mayordomo que se retire.
—Algunos filósofos lo definen como un sentimiento intenso partiendo de la insuficiencia que necesita ser llenada con otra persona — Se acerca para sentarse frente a mí —. Los más románticos definimos al amor, como el sentimiento primordial.
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Editado: 13.06.2023