-Protegerlos. – Respondió Luna, disparando.
El disparo nunca llego al cuerpo de Isabella, esta con temor abrió lentamente sus ojos y observo su cuerpo rápidamente y se percató que no estaba herida, rápidamente alzo la mirada hacia Luna, y está estaba apuntando hacia la espalda de Isabella.
-Luna. – Emitió Isabella al ver a la joven completamente pálida.
-Estoy bien. – Respondió en un susurro. – Estoy bien. – Seguía repitiendo.
Isabella al conocer la escena le quito el arma lentamente y el agarro de los hombros.
-Tranquila. – Le dijo, pero Luna se soltó de su agarre.
-Estoy bien, solo debo adaptarme al cambio. – Dijo mirándola a los ojos. – Debemos irnos. – empezando a caminar en dirección contraria a ella.
- ¿Quién era él? – Le pregunto Isabella.
-Un hombre de equipo del padre de Antonio. – Respondió.
-Debemos regresar por ellos, no podemos dejarlos solos. Los van a matar por mi culpa. – Le dijo Isabella desesperándose de poco a poco.
-Tranquila, no les pasará nada. Ahora mi prioridad eres tú, y no dejaré que nada te suceda, llegaremos a un lugar y luego los chicos nos llamaran y encontraremos a tu hijo. – Le dijo Luna. – Y no quiero que sigas hablando, recupera fuerzas, porque las necesitas. – Le termino de decir, y siguió caminado.
Isabella en los próximos treinta minutos no emitió ninguna palabra, solo pensaba en todo lo que tenía que hacer, recordaba nombres de algunas personas del pasado que la podrían ayudar.
No confiaba en su padre, no era tan estúpida. Sabía que algo se traía entre manos, y que en sus asuntos involucraría a su bebé.
Por parte de Antonio, todo se mantendría bajo perfil, todo como estaba hasta ahora era un patrón.
Un patrón de un ser que conocía perfectamente.
Un ser más escalofriante que todas las mafias que lideraban su país.
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-Padre. – Emitió Antonio al momento de despertar.
-Antonio. – Respondió su padre acercándose hacia él. – Tu madre está muy decepcionada de ti. – Dijo sacudiendo su cabeza.
-No la metas en este asunto. – Dijo mientras forcejeaba con las ataduras de su cuerpo.
-No quieres que le cuente la verdad. - Pregunto su padre. – Porque sería una bonita platica entre familia.
-Te dije que no la metieras, esto solo nos involucra a tres personas. – Le grito a su padre.
-Solo dos Antonio. – Le dijo su padre propinándole una cachetada.
Aquel joven se percató que estaba solo en la habitación, faltaba otra persona.
-Donde esta Lucas. – Pregunto.
-Lo envié a casa. - Dijo. – Nunca debiste haberlo involucrado, Antonio. Solo complicaste las cosas para ellos. – Le dijo saliendo de la habitación.
-Ni te atrevas a tocar a Luna. – Grito a su padre.
-Muy tarde, uno de los dos tenía que pagar por tus pecados. – Le dijo tirando un pedazo de tela a sus pies. – Lo siento hijo. – Y salió de la habitación.
Antonio bajo la mirada a sus pies y observo el pedazo de tela. Era lo que usaba Luna, y estaba llena de sangre.
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Tan joven.
Tan bella.
Tan angelical.
Tan blanca.
Y tan muerta.
Era tan bella hasta su muerte, pero no será la única que tendrá que ir hasta el infierno por su familia.
Esto es el comienzo.
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Editado: 25.09.2021