Habían sedado a Isabella y esta vez perdieron la cuenta de cuantas veces lo habían hecho. Ella solo lloraba y se desesperaba para salir a buscar a Luna.
La noticia le ha caído como balde de agua fría, la hermosa e inocente luna está muerta, y todo por la culpa de ella. No sabía nada de su pequeño bebé, nada de Antonio y ahora la muerte de Luna.
Que más le faltaba por pasar.
Que más tenía que perder para saldar la deuda por nacer.
Que pecados está pagando para que su vida se jodiera de esta manera, nunca le paso por la mente tener hijos, y cuando los tiene los pierde.
Lo único que pasa por su mente es estar maldita.
Isabella estaba en su cama haciéndose la dormid, mientras observaba la nada en la pared de su habitación. Quería decirle a su madre que ya no entre a su habitación, pero al decirlo sabía que la volverían a sedar. Que mierda tiene con ese puto medicamento.
Como si el puto sedante calmaría todo lo que siente y todo lo que tiene por decir. Solo la hacía dormir, mas no callar todo lo que tenía por decir.
Estaba tan molesta con todo el mundo, pero más con ella misma.
Nunca se perdonaría que Luna está muerta por su culpa.
Nunca se perdonaría por quitarle la felicidad a Lucas.
Nunca se perdonaría por privarle de conocer a la hermosa Luna.
Ella era inocente en todo esto, solo quiso ayudarla y salió perjudicada.
Empezó a llorar de nuevo recordando cuando les dijeron que el bebé era un niño, la felicidad de Luna al saber que iba a tener un sobrino y la felicidad al momento de empezar a tejer ropita para el bebé.
Sintió pasos cerca de su habitación y volvió hacer lo mejor que puede.
Fingir.
Fingir que dormía para que la dejaran en paz, porque ni siquiera su duelo lo puede pasar en paz y sola. Se hizo la dormida hasta que las visitas se fueran.
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-El doctor se encontraba en la puerta de la habitación de Isabella y la había estado observando por varios minutos, se había dado cuenta que solo dormía.
El efecto del sedante había pasado hace una hora y ella seguía en la misma posición. La única teoría que tenía en mente es que ha estado fingiendo para que nadie la viera despierta. Cuando se decidió acercar hacia ella la madre de esta apareció.
-Ella la despertó. – Le pregunto y el solo negó con la cabeza.
-En un momento debe despertar, solo denle tiempo. – Le respondió.
-Más tiempo. – Emitió la madre e Isabella se movió de la cama.
-Será mejor que la dejemos descansar, porque cuando despierte lo primero que querrá hacer es salir a buscarla. – Le dijo y salieron de la habitación.
Isabella quién había estado escuchando todo, solo espero que la puerta se cerrará para abrir los ojos y procesar lo que escucho. Si eso pensaban de ella, es porque sabían dónde estaba esa perra de Nora.
Se levantó de la cama y se dirigió hacia el armario, era la única que sabía que ese armario conectaba al cuarto de su pequeño hermano. abrió la puerta y efectivamente estaba su hermano y Sebastián jugando en el suelo de la habitación del pequeño Gabriel.
Antes de que pueda decir algo, Gabriel con una fuerza increíble sostuvo a Sebastián en el suelo y lo amenazo.
-Si gritas será lo único que podrás decir. - Le dijo e Isabella se acercó hacia ellos. – Soy Gabriel y estoy a disposición de todo lo que desees. – Le dijo a su hermana y esta lo abrazo.
-Tranquilo peque, luego te cuento todo. – Le dijo y limpió las lágrimas de los ojos de su hermano. – Lo que quiero que hagas es que sueltes a Sebastián. – Le dijo e inmediatamente lo hizo.
-Necesito salir de aquí. – Le dijo y Sebastián se levantó junto con ellos.
Dejaron al pequeño jugando en la habitación y salieron por el pasadizo del cuarto del pequeño, dejándolo con la promesa de cuando vuelva Sebastián le presentaría al pequeño Dante.
Ambos salieron por el lugar y llegaron al garaje de la mansión. Sebastián se subió primero al auto y seguido de él Isabella, quien antes de subirse vio a su hermano que la seguía corriendo. Acelero el paso y se subió al auto y Sebastián arranco y salieron de la mansión.
-Maldita sea. - Grito Manuel y corrió hacia el bunker. – Ella se ha ido. – Le dijo a su padre, y este lo regreso a ver.
-Que espera, tráiganla de vuelta o esa maldita se matarás sola. – Gritó a todo su equipo de seguridad.
Todos los encargados salieron de la mansión en busca de Isabella, junto con ellos Alfonso y Manuel. Todos a buscar a una joven que escapo para investigar algo sin pruebas. Se dirigieron hacia la calle principal y la buscaron por horas.
Sin obtener respuesta alguna.
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La familia Denver se encontraban en el funeral de su única hija, su hermosa Luna yacía en aquella caja con su lindo vestido blanco y su cabellera rubia. Parecía que solo dormía y no que estaba muerta. En el funeral solo estaban algunos amigos de la joven, y la familia cercana a ellos.
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Editado: 25.09.2021