Entre Mí Camino

Capítulo.

(8)

Flor:

Me tranquilizo al ver que ya estamos en la habitación y no tener que sentir todas esas miradas en nosotros dos.

Al entrar a su habitación que fácilmente sería una casa de esas comunes y corrientes por lo grande que es, empiezo a detallarla, muy hermosa es, muy lujosa, esos son sus gustos.

Veo que toma algunas prendas de ropa para acercarse al baño dándome a entender que se vá a duchar, se gira para mirarme detallándome.

—Sí quieres ponerte más cómoda toma algo de mí ropa —Solo me dice eso para adentrarse al baño—.

No quiero pero de verdad no estoy muy cómoda en ésta ropa para éste momento, veo su ropa. Me termino quitando todo poniéndome una camisa gris de él que me llega hasta un poco más allá de mis rodillas.

Veo mí teléfono mientras tanto sentada en su cama, no hay nada nuevo, suspiro cansada.

—¿Por qué suspiras tanto? —Me llevo un susto interno al escucharlo—.

—¿Tampoco puedo suspirar?.

—No cómo sí el mundo se estuviera acabando —Dice, lo veo…—.

El olor a jabón frutal, más su perfume es un olor qué revoluciona todos mis sentidos, tiene un shorts solamente, dejando ver su cuerpo bien trabajado.

<<Debería volver a suspirar por tremenda imagen que estoy viendo>>.

—¿Llamo a la de servicio?.

—¿Ah? —Sale una mueca de confusión por parte mía—.

—Para que limpie toda la baba que estás largando —Termina de decir, ruedo los ojos—. Ven.

Me extiende su mano para que la tome y lo termino haciendo, no estoy pensando nada, aún no entiendo cómo estoy aquí con él.

Guarda un mechón de pelo por detrás de mí oreja, acaricia mí mejilla para luego besarme, un beso normal, muy diferente a cómo los que nos hemos dado, que son besos salvajes, se separa, llevándome con él a su cama.

Ambos nos acostamos, yo tomando la debida distancia pero eso termina cuándo el me toma por la cintura atrayéndome a él, ambos arropados con distintas sábanas por el frío ocasionado por el aire acondicionado.

En Londres no se usa casi los aires acondicionados ya que el clima es muy frío, pero aquí pasa todo lo contrario.

Mis ojos empiezan a pesar, antes de yo caer rendida en los brazos de Morfeo, él habla.

—¿Descubriste el significado de, Roma?.

—No —Le respondo en un tono suave—.

—Pon al revés la palabra —Dice por último antes de caer dormido—.

¿Al revés?... Roma, al revés es.

<<¡Oh Dios mío, por todos los cielos!>>, tiene tantas ocurrencias que cómo iba a imaginar que el significado era invirtiendo la palabra.

Entonces todas las veces que me ha llamado así, me ha dicho; “Amor”.

No, no, no, no… No sé que decir, no sé que pensar ante ésto, ante todo esto.

Empiezo abrir mis ojos al escuchar que llaman a Taylor, desde su teléfono, refunfuña a mí lado cómo un niño chiquito el cuál quiere seguir durmiendo.

Me da pesar, de verdad no quieren que descanse, ni que fuera un jodido robot para trabajar sin cansarse.

Al ver que no hace nada al respecto con la llamada tengo el atrevimiento de silenciar el teléfono, para luego volver a mí sitio.

—¿Qué hora es? —Pregunta, su aliento chocando en mí cuello hace que me estremezca —.

—Las cuatro —Recuerdo la hora cuándo silencié el teléfono—.

Llegamos aquí a las una, solamente llevamos tres horas durmiendo.

—Qué se jodan —Me toma de nuevo para seguir durmiendo, de alguna manera me saca una sonrisa—.

———∞———

Las horas pasan de nuevo, vuelvo abrir mis ojos ya sin sueño y creo que él igual, nos despertamos al mismo tiempo al parecer.

Se coloca boca arriba haciendo que lo vea, admirando todo de él.

—De verdad voy a tener que llamar a la mujer de servicio —Habla—.

—Y pregúntale de parte mía sí trae cinta adhesiva para colocártelo en la boca y así no hablas más —Le digo, me estiro en mí sitio tomando mí teléfono que está al lado del suyo—.

Abro mis ojos sorprendida al ver tantas llamadas perdidas de Farrell.

—¿Qué pasó? —Me pregunta al ver mí cara—.

—Tengo cuarenta llamadas perdidas de Lennox —Le respondo—.

Inmediatamente él se levanta tomando su teléfono, son las siete de la noche <<Ayúdame Dios>>.

—Tenemos que irnos —Me dice, me levanto a buscar mí ropa para colocármela—.

Él también hace lo mismo, al estar listos bajamos en el ascensor para salir del hotel, reviso mí teléfono cuándo ya estamos en el auto.

Flor, sé que estás con Taylor, dile que se reporte en la empresa.

Me apena el hecho que Farrell sepa lo de nosotros, sea lo que sea que estemos haciendo nosotros dos, porque de verdad no sé que me está pasando.

Llegamos a la empresa de mí papá quién dice que es mía igual, tengo que acelerar el paso ya que su caminar es tan veloz, la altura de nosotros dos no nos ayuda.

Llegamos a la sala de reuniones dónde está Denzel, mí papá, Farrell y Phoebe.

—¿En dónde carajos estaban ustedes dos? —Qué genio jerarca—.

—Eso no es problema de nadie —Le responde Taylor—. ¿Cuál es la insistencia de que estuviera aquí?.

—Tú mamá está en el hospital de Roma —Le informa Denzel—. Ya casi la trasladan a la clínica, tenemos que partir.

Veo al hombre a mí lado, este se mantiene quieto sin ningún rasgo facial, empieza a sacudir la cabeza.

—Pierdes tú tiempo al venir a buscarme —Empieza—. No voy a ir.

—Chicos —Nos habla Farrell para dejar que ellos dos hablen en privado—.

Taylor nos detiene.

—Quédense porque no tengo nada que hacer aquí —Su frialdad hace que mí piel se erice—.

—¡Es tú mamá, Taylor! —Casi que le grita su papá—.

—¡Esa mujer no es mí mamá desde hace mucho tiempo! —Le responde igual—.

Farrell, Phoebe, mí papá y yo, no sabemos en dónde esconder la cara por ésta escena.

—Deja el pasado de una buena vez, ya perdónala —Intenta calmarse su papá—.




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