Entre Muros Grises

Capítulo 4

En frente de un Maxon a la defensiva, listo para morder a su oponente, se encuentra paralizado el castaño-rubio de ojos miel claro, irradiando inseguridad para acercarse.

—Maxon —lo llamo como si le estuviera dando una orden; sin embargo, sigue a la defensiva. Suelto un suspiro, acomodo la mochila en mi hombro y me acerco a Maxon. Pongo una mano en el lomo de su la espalda dándole un suave masaje—. Está bien amigo, él es inofensivo, no hay nada que temer —ante esas palabras Maxon se relaja, más aún se acerca a Duncan y comienza a olerlo. Evans al ver que solo lo huele se tranquiliza, y con mucha lentitud se agacha hasta posar su mano en el pelaje de mi amor de toda la vida, quien al ver que no le hacen daño se acerca más.

—No es tan malo cuando lo conoces, una vez que sabe que eres inofensivo es bastante agradable —informo, acercándome a los dos.

—Es un perro bastante grande.

—Lo es.

El chico asiente y al cabo de unos minutos se levanta, Maxon se posiciona a mi lado con posición a la defensiva, solo que ya no hacia él, hacia lo que nos rodea.

—¿Qué es lo que haces aquí? —trato de no sonar dura pero mi tono dice lo contrario.

—Pensé en llevarte al trabajo.

El chico frente a mi ojos lleva una mano a su cabello en un gesto despreocupado, ese simple movimiento se me hace demasiado varonil. Marca los músculos de su brazo, le da un toque deslumbrante a su pelo, y lo hace lucir como un modelo de revista envidiable.

Me obligo a desviar la mirada de su pelo y cuerpo en el momento en el que recuerdo que voy con el tiempo justo al trabajo, con ese mismo pensamiento me decido por acceder a su invitación. Al final, avanzamos hasta su auto aparcado en la vereda de alfrente con Maxon delante nuestro pendiente de todo. Una vez adentro, enciende el motor y arranca conmigo en el copiloto y Maxon en los asientos de atrás.

—Es increíble —mira a Maxon por el espejo retrovisor—. Te obedece a ti, te acompaña, no quiero sonar entrometido pero en dónde diablos consigo uno de esos.

Una pequeña risa sale de mi antes de que pueda detenerla. Me obligo a volver a mi anterior compostura bajo la mirada analizante de Duncan. La única persona que sabe mucho de Maxon, además de mi, es Lucas, por lo que me resulta raro abrir la boca para contarle sobre él.

—Maxon llego a mi por parte de mi padre cuando tenía cuatro años, al principio​, cuando me dijeron que obedecería mis ordenes pensaba que me tomaban del pelo, pero cuando tuve que darle ordenes comprendí que Maxon fue entrenado lo suficiente como para que ataque cuando se lo digo. Es en realidad un perro muy cariñoso y atento, lo único que falta es que me haga las tareas.

Mi broma hace que Duncan suelte una carcajada. El sonido de sus carcajadas retumba en el auto de una manera relajante y armoniosa, es ahí cuando me doy cuenta de que a pesar de que le he llegado a hablar mal, a responder cortante, e incluso a mirarlo de mala forma sigue allí junto a mi, riéndose de una tontería que acabo de decir.

Le indico que dirección debe tomar o a dónde debe voltear para llegar a mi destino, se me hace un poco raro que esto suceda. El muchacho ha cogido más confianza, incluso hasta bromea Lucas, me sorprende que con el paso de dos semanas desde que nos conocimos todavía halla algo en su expresión o en su forma de actuar que me hace sentir diferente. Es algo en la manera que habla, observa, escucha... Hay algo en Duncan que me da miedo y a la vez me resulta cautivante.

Cuando el auto ha parado frente del local de automóviles digo lo que ha estado rondando mi cabeza.

La única razón por la que Lucas confía un poco en este muchacho es por que es nuevo, de lo contrario, Lucas necesitaría más de un año para siquiera bromear con alguien. Pero yo no soy Lucas, hay cosas en mi actitud que no son buenas, solo espero que él lo comprenda.

—Escucha, sé que probablemente no sea la persona más agradable del mundo hasta ahora para ti, no puedo decirte que voy a ser más dulce porque no lo voy a ser a menos que cambies con mi perro. Soy demasiado sarcástica, cortante, e incluso cruel y dura al hablar. Si vas a seguir hablando conmigo debes comprender eso y no esperar una consolación por parte de mis palabras, verás así que incluso las cosas que digo podrían resultarte un tanto graciosas. No te voy a aplaudir, tampoco a decir felicidades por cada cosa buena que hagas; mucho menos te voy a rogar o llorar desesperadamente si haces algo malo porque eso te corresponde a ti. En mi no hay mucho que ver, solamente debes tomar en cuenta que yo no soy toda arcoiris, princesitas, o esas otras bobadas.

Por un momento me siento como si hubiera dicho un monólogo, como si hubiera dado mi testamento de toda la vida en frente de un chico que conozco hace muy poco, y claro, el amor de toda mi vida que permanece en silencio en la parte trasera del auto.



#49330 en Novela romántica

En el texto hay: oscuridad, el primer amor, muros

Editado: 24.12.2018

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