Capítulo I
Presente
--- .... Y eso no es todo, cariño. ¡Hay excelentes noticias! --- canturrea mamá, moviendo su largo cabello azabache de un lado a otro como si una suave música estuviera sonando al fondo --- ¡Ya tenemos casi todo el banquete para la ceremonia! Sólo hay que tomar un día de la semana para visitar la pastelería de Fred y tomar apuntes sobre los postres. Tenemos que cuidar que esta vez no preparen accidentalmente algo con nueces. Recuérdame eso ¿sí? No quiero que tu tía Ana muera por intoxicación y todo se arruine --- escucho su suave y pacífica voz hablarme mientras se pasea por toda la pequeña sala de mi apartamento, y asiento sin siquiera verla al tiempo que mantengo la vista fija en la pantalla del televisor.
Luego de que tomara el control de la organización de la boda, mi madre, Theresa Monroy, la mujer más controladora y eficiente que existe sobre la faz de la tierra, no ha parado de ir y venir de mi residencia con la excusa de notificarme sobre todos los detalles que se han estado llevando a cabo para la ceremonia.
No quiero tener que verme involucrada en ese tonto e innecesario ajetreo, pero ella no me ha dejado opción. Se ha tomado su trabajo muy en serio y, en lo que a mí respecta, parece que la futura esposa, será ella.
Vuelco la cabeza y miro a Mia, mi enérgica mejor amiga. Se encuentra sentada a mi lado mirando en dirección a mi madre. A leguas se nota que está haciendo un esfuerzo exagerado al intentar darle la atención que yo no le estoy dando.
Sonrío cuando sus ojos chocolates se encuentran con los míos, y hace una mueca que involucra volarse los sesos con las puntas de sus dedos.
Hemos estado escuchándola por al menos una hora. No ha parado de hablar en ningún momento. Suele ponerse bastante intensa cuando algo le interesa y yo, la mayoría del tiempo, no tengo las energías necesarias para seguirle el paso.
Esta vez, no es diferente.
--- La banda musical que Camila quiere para la ceremonia ¡es fantástica, Jess! --- continúa --- La escuchamos tocar en el teatro hace dos noches y no puede existir nada más perfecto, te lo prometo --- observo por el rabillo del ojo como se pasea de un lado a otro con una ferviente sonrisa en su rostro y no puedo evitar desear que deje de hablar. O de moverse.
Aunque la amo y le estoy agradecida por todo el esfuerzo que está haciendo, no dejo de pensar en lo molesto que está resultando ser todo esto.
Tomo el control remoto y paso el canal. Mientras lo hago, mamá sigue con la extenuante explicación de la famosa banda que tocará en mi boda:
--- ¿Sabías que es una de las más solicitadas en la región?, sus músicos son muy profesionales, Jess y el hecho que hayan aceptado tocar para ti ha sido una bendición absoluta, amor.
Una sonrisa tonta se atora en mis labios.
--- claro, una bendición tan grande como el pago que le daremos --- digo sarcástica, pero Theresa no me hace el más mínimo caso. Pasa de mi comentario y camina hacia la cocina.
--- ¿por qué siempre tienes que ser tan antipática? --- me dice, con un sonido tosco. Desde donde estoy, escucho como abre y cierra el refrigerador. No tarda mucho en volver con un vaso de yogurt y una galleta de soda acompañándola.
Por un momento pienso que se sentará a disfrutar de su merienda y dejará el tema, pero, como casi siempre cuando se trata de ella, me equivoco.
--- Sabes bien que el dinero invertido en nuestros gustos no es dinero malgastado, Jess --- me recuerda, casi como si estuviese dando una charla de historia.
Dejo caer la cabeza hacia atrás sobre el lomo del mueble y la observo.
--- entonces es un alivio que no tenga gusto por la cocaína, mamá. --- su mirada ferviente y altiva me perfora desde la distancia y yo sólo me limito a encogerme de hombros.
Mia me golpea los pies.
--- ¿qué? --- le digo, con una pequeña sonrisa traviesa atorada en mis labios.
Mia se ríe y mi madre está a punto de carbonizarnos a las dos con la mirada.
Sacudo la cabeza y no digo nada más. Suelto un suspiro y detengo el zapping en cuanto veo que pasan Troya y el cuerpo semidesnudo de Brad Pitt, invade la pantalla de mi televisor.
Mi madre no tarda en retomar la charla.
--- Una cosa más --- me dice, acercándose a mí ---debes saber que la florista me llamó esta mañana y ha tomado nota del pedido que le hemos hecho. Me prometió la cita para mañana en la tarde. Así que, por primera vez en tu vida, tendrás que dejar a un lado esa tonta actitud de no querer colaborar con nada y acompañarme a elegirlas ¿de acuerdo? Estoy indecisa con esto y necesito ayuda --- ese insignificante comentario, me saca de la nube en la que estoy viajando con el troyano y me hace aterrizar de cara contra la realidad.
Me tenso. Dejo el control a un lado y en menos de un segundo, dirijo mi total atención a ella.
--- estás jodida --- me susurra Mia entre risas. Y esta vez, soy yo quien está a punto de golpearla.
--- Se supone que esto es un chiste ¿verdad? --- le digo, bastante contrariada --- sabes bien que Dulce María llegará mañana y celebraremos su cumpleaños. No estoy dispuesta a cambiar eso por ir a elegir unas estúpidas flores para la boda, mamá. Y lo sabes.