Cuando te enamoras, realmente pasan muchas cosas, te das cuenta que no necesitas tener un buen contador de chistes para sonreír, que no necesitas ver unos ojos de colores, para creer que son los más lindos, te basta con su café oscuro, el mismo al que le otorgas la perfección, que no necesitas dinero para ser feliz, te das cuenta de que los segundos se convierten en horas cuando miras a esa persona fijamente, que unas simples palabras te cambian el día, y una sonrisa te alegra la vida.
Y ahí estaba Axel que no podía disimular con tan solo ver la silueta de Camila y que ella le dirigiera unas palabras comenzaba a temblar, gritando de la emoción internamente pero por fuera haciéndose el fuerte como si no le temblara el corazon pues lo que tanto había estado buscando ahora solo estaba a escasos metros de el.
-Así que tu eres Camila. -Pronuncio Alejandro destrozando el silencio que había quedado en aquella cafetería.
-¿Nos conocemos?. -Cuestiono Camila con una cara de intriga.
-Nada que ver. -Dice Alejandro al mismo tiempo que suelta una carcajada. -Lo que pasa es que conozco a alguien que esta perdidamente enamorado de ti...
-¡¿Quien quiere café?! –Irrumpió Axel lleno de nervios y con su cara tan roja como un tomate.
-No sería una mala idea. -Dijo Camila mientras se acercaba a este grupo y tomaba asiento.
-Si seguimos tomando café a este paso no podremos dormir hasta la otra semana -Hablo Taylor mientras hacia un gesto de disgusto. -Mejor me voy.
-Te acompaño, no quiero que vayas sola por ahí a esta horas -Dijo Alejandro.
-Tu no tendrás pensado irte también ¿verdad? -Dijo Camila mientras clavaba su mirada en Axel.
-No yo te acompañare toda la madrugada si es necesario. -Dijo Axel con una voz un poco temblorosa.
-Bueno entonces nos vemos luego. Adiós Camila, Adiós Axel, no beban mucho café. -Expreso Taylor a la vez que dirigía su mirada a Alejandro. -Bueno vayámonos de aquí chico guapo. -En ese momento lo tomo de la mano y se lo llevo a arrastras de aquella cafetería.
En ese momento solo quedaban ellos dos en aquella cafetería. Axel tenia tanto que decir pero al mismo tiempo no sabia como decirlo, después de todo el sentía mil cosas por ella pero solo la acababa de conocer hace unas pocas horas, así que solo la miraba fijamente mientras en su mente se grababa cada detalle de su rostro y al mismo tiempo creaba un plan para poder sacar sus sentimientos a relucir sin parecer un completo desastre. Cada milésima de segundo era importante había aprendido tanto escribiendo sus libros pero ahora ninguna idea que daba en su cabeza era suficiente para el, su tendencia al perfeccionismo lo estaba enloqueciendo, no entendía porque el amor era tan complicado ni si quiera las clases de matemática que veía en su universidad lo ponían a pensar tanto como en ese preciso instante, pero fijándose en el rostro de Camila y en el silencio que ella también guardaba se dio cuenta de algo, entonces recordó una palabra, una palabra que rompería aquel silencio.
-Mamihlapinatapai. -Manifestó esta oración mientras veía a Camila con una pequeña sonrisa en su rostro.
-¿Eh? perdón no te entendí. ¿que dijiste?. -Dijo Camila confundida.
-Mamihlapinatapai ¿sabes lo que significa? -Repitió aquella oración mientras veía a Camila fijamente.
-¿Es alguna clase de hechizo? -Dijo Camila mientras soltaba una pequeña risa.
-No, no -Dijo Axel mientras dejaba escapar una pequeña risa. -Veras Mamihlapinatapai es una palabra del idioma de los nativos de yámanas, listada en el libro de record guinness como la "palabra más concisa del mundo", Describe «Una mirada entre dos personas, cada una de las cuales espera que la otra comience una acción que ambas desean pero que ninguna se anima a iniciar».
En ese momento Camila dejo escapar una sonrisa, pues había caído en cuenta de que ella no era la única que estaba formulando un plan en su cabeza para iniciar la conversación.
-Me gusta cuando sonríes. Tus ojos brillan, es como si al sonreír algo dentro de ti reviviera. -Expreso Axel mirándola fijamente devolviendole de igual manera una sonrisa.
-Gracias, es raro conocer a alguien que tenga la mente tan hermosa como su rostro. -Pronuncio Camila mientras su mirada se posaba en Axel.
-Que facilidad la tuya para hacerme sonrojar. -Axel se cubría el rostro con sus manos a la vez que dejaba salir una pequeña carcajada.
-Lo se, tengo un don. -Dijo Camila en tono de burla.
Axel soltó unas pequeñas risas. Ya podía sentir que estaba entrando en confianza con ella pero esta vez no tenia pensado dejarla ir tan fácilmente, el quería conocerla mas a fondo saber sus gustos, lo que le apasiona, lo que detesta y si tenia que desvelarse toda la madrugada hablando con ella para el seria un placer.
-¿Que te parece si nos desvelamos? solo tu, yo y unas cuantas tazas de café. -Opino Axel.
-Es la mejor propuesta que me han hecho en mucho tiempo. Pero creo que este lugar ya esta por cerrar ¿que te parece si vamos a otro sitio? -Cuestiono Camila mientras veía fijamente a Axel.