30 de noviembre de 2020
Sabes que has enloquecido cuando escuchas voces en tu cabeza y sigues las indicaciones de tu sombra. Lo peor de estar loco es no saber qué hacer y no poder pedir ayuda.
Estoy aterrado y perdí la cabeza, esa es la realidad.
“Todos pagaran” “Ellos sentirán todo el dolor y el sufrimiento que hemos tenido que soportar” “Nuestro Supremo estará muy orgulloso de nosotros” “Le hare daño a la pequeña si vuelves a intentar pedir ayuda” “Es momento de iniciar y ya sabes quién será el primero”
Juan Pablo será el primero, cuando me deshaga de él Ana será mía. Podría romperle sus guitarras, quemar sus sombreros, patear un balón y desfigurarle la cara o en su próximo concierto alterar su voz para que suene como ardilla. Esas cosas son demasiado infantiles y en vista previa de que no puedo hacerle daño físico debo pensar en algo más profesional.
Podría destruir su carrera musical diciendo que sus canciones son plagiadas, la evidencia es fácil de inventar y el otro Alonso me podría ayudar a manipular la mente de su manager y las personas que trabajan en su disquera. También podría retarlo a una carrera de autos o motocicletas, el otro Alonso podría ponerle algún bache o averiar los frenos, eso haría más creíble el accidente y yo no tendría la culpa de eso. O quizás puedo preparar una cena “romántica” e intoxicarlo por accidente.
“Piensa en grande, esas ideas son absurdas”
Ana, tengo que quitarle a Ana. Me la llevare conmigo, al perderla se le romperá el corazón y así el sufrirá como yo lo he hecho. Tengo que hacer que Ana me escoja y se olvide de él. Un futuro falso… puedo engañarla mostrándole lo horrible que será su vida aquí abajo, que se vendrán muchos más problemas con sus padres y que Juan Pablo ya no la amara… Sí, eso funcionara.
Le quito a la chica y no solo lo lastimaría a él, también a la chica de las pelucas y al señor Evans.
─Alonso.
El contacto de Ana me hace volver a la realidad. Cuando el otro Alonso se apodera de mi mente ella es la que me hace regresar. Sujeta mi mano con fuerza y me mira con sus ojos de preocupación, esa es la mirada que ha tenido estos días tras la visita del caído.
─¿Estás bien? ─le leo en los labios.
Solo puedo asentir con la cabeza, si digo algo se me van a salir las suplicas de ayuda. Para los dos está a sido de las peores semanas. Lo peor de todo es que aún no toma una decisión, no quiero presionarla y trato de ser comprensivo, pero solo quiero que todo esto termine.
Sus padres le acaban de la noticia de que se irán a Madrid. Pensé que el futuro de Ana sería el primero, ahora me doy cuenta que el destino se inclinó al segundo. No me importa qué futuro sea mientras los dos seamos libres y no tengamos a un demonio a nuestras espaldas.
Durante la ceremonia todo empeora. La cabeza me duele a un nivel que parece que me va a explotar y no puedo evitar rascarme la marca de las garras. El color negro se va expandiendo lentamente, en dos días voy a terminar con el brazo todo negro.
Rasco, rasco y vuelvo a rascar. La comezón no se va. ¡Quiero que se detenga!
─Alonso.
Luz toma mi mano y me detiene, de golpe la comezón desaparece y me dan ganas de llorar por la felicidad.
─¿Todo está bien? ¿Quieres que salgamos un momento?
─No, estoy bien. Si me voy Salma me matara por no escuchar su discurso ─asiente no muy convencida─. Luz… ¿podrías no soltar mi mano? ¿Por favor?
Me dedica una sonrisa y toma con más fuerza mi mano. El otro Alonso no podrá controlarme y la herida no será un problema si Luz me protege. Ya debe de pensar que soy un loco, no me sorprenderá saber que le doy miedo. Antier por culpa del otro Alonso le grite y salió corriendo, pase horas pidiéndole una disculpa y le prepare panqueques.
Me parece que estoy sudando y tengo muchas nauseas, en parte es culpa por el otro Alonso y por estar convertido en humano. La cabeza ya no me duele, solo siento unas punzadas.
Salma sube al escenario y empieza con su discurso. El inicio no lo escucho con atención, hasta que descubro que me está viendo y consigo concentrarme. Me quedare con la duda de si dijo la frase de Los Pequeños Traviesos.
─Tengo un amigo que al contarme su vida me dio una enseñanza muy valiosa. Muchas veces nos preocupamos más por querer hacer felices y darles gusto a otras personas que terminamos olvidándonos de nosotros mismos. Él también me ha hecho ver que no es bueno estancarse en una solo cosa, si tú quieres ser médico y pintor, puedes hacer las dos cosas, la vida es demasiado corta como para no experimentar. Yo no les diré que persigan sus sueños, yo les diré que luchen por eso que les dará una vida feliz. Si te caes, levántate, límpiate las rodillas y continúa. Vive todo lo que puedas, ríe a carcajadas, enamórate, canta a todo pulmón ese placer culposo, abraza demasiado a tus seres queridos… Nunca sabremos si un día vamos a despertar para poder esas cosas.
»Quiero terminar con una corta frase de uno de los mejores futbolistas que tuvimos y un maravilloso cocinero como lo fue Alonso Miller… Él decía: Vive, ama y se feliz. No les explicare el significado, ya que cada quien se lo tiene que dar. Gracias por su atención y que el destino los lleve a un buen camino.