Narra Ariadna
Golpeo con más fuerza el tronco del árbol, mis puños se estrellan en el haciendo que su sonido hueco se escuche en todo el campo de entrenamiento, aunque hay más lobos a mi alrededor entrenando la mayoría se mantiene a una distancia prudencial para no salir lastimados, saben que soy bastante fuerte a pesar de mi cuerpo delgaducho, sigo golpeándolo mientras a mi mente viene esa tonta sonrisa socarrona del pelirrojo, Diandra se volvio loca cuando lo vio. Ese sujeto es nuestro mate, y detesto que sea así, unos brazos de repente me rodearon haciendo que me ponga a la defensiva y voltee con rapídez para propinarle un buen puñetazo al atrevido, baje la guardia al darme cuenta de que era Evan.
-Sabes que el árbol no se caera por mucho que lo golpees cierto?- Me separo de él desviando la mirada hacía otro punto, detesto como este sujeto me hace sentir a veces.
-Sólo estaba entrenando, de cualquier modo que haces aquí Evan?.
-Vine a entrenar como el resto de nosostros, duh- Se burla de mi estirándose haciendo que su marca demoniaca se note un poco más.
-Oye...como sigues con...respecto a eso?- Señale su marca y el observó frunciendo el ceño.
-No duele pero...olvídalo no me gusta hablar de esto y lo sabes Ari...mejor hagamos algo, ya se! tengamos una carrera por el bosque el que pierda pagará el almuerzo del otro mañana- Como siempre esta intentando cambiarme el tema, me acercó a él y toco su marca con la yema de mis dedos, sé que le duele y no le permite estar en paz consigo mismo.
-Meredith lo sabe??.
-No...Y por favor no se lo digas, no quiero que me tema.... por ser un fenómeno- Él no es un fenómeno, para mi no lo es, yo lo adoro aún con ese pasado que trata de ocultar a los demás.
-No se lo dire, es una promesa pero con respecto a nuestra carrera no estoy segura de que estés a mi altura an-ci-a-no- Mi provocación tiene efecto y gruñe transformándose en Denahi, su lobo de pelaje grisáceo con blanco. A continuación dejo salir a Diandra mi linda loba negra pura, su lindo pelaje brillante como el carbón es herencia de mi padre. Sin decir nada procedemos a correr con rápidez, esquivando todo obstáculo que se presenta en el camino, él es rápido pero llevo más tiempo entrenando así que logro perderlo, me detengo cuando veo que desapareció de mi campo visual, agudizo mi oído para escuchar alrededor pero el me toma de sorpresa lanzándose sobre mí, nuestros ojos se encuentran un momento mientras Denahi da lenguetazos en mi rostro, le gruño para que se aleje y él se sienta en el suelo mientras vuelve a su forma humana y yo le sigo.
-Buena carrera, pero tienes razón ya estoy demasiado viejo para estas cosas- dijo imitando la voz de un ancianito, suelto una carcajada tirándome al suelo lleno de hojas secas que caen al piso, se escuchan algunas aves y el ambiente húmedo y neblinoso por alguna razón es relajante miro al cielo que poco a poco se torna de un azul apagado, se acerca el invierno, oigo que las hojas a mi lado crujen mientras Evan se recuesta a mi lado y pone en su celular nuestra canción favorita; Cherry Flavoured de The Neighbourhood, es perfecta para el repentino ambiente íntimo que se forma a nuestro alrededor, nuestros ojos chocan de repente, sus ojos verdes me atrapan en un torbellino de emociones, poco a poco mis mejillas se tornan del color de las cerezas mientras él sólo sonrie.
-Sabes...había olvidado estos momentos contigo Ari...- Toma un mechón de mi cabello y lo acomóda detrás de mi oreja mientras las yemas de sus dedos rozan suavemente mi mejilla, cierro y mis ojos y me esfuerzo por no llorar, Evan ya tiene a su mate y yo...ya encontré al mio, escuchaba los sonidos que nos envolvían a parte de la música y recorde muchas cosas que ocurrieron en este sitio, este lugar era nuestro santuario, habíamos pasado los mejores momentos aquí junto a Eliana y Dakarí se trataba de un pequeño claro en donde crecían pinos y a lo lejos se escuchaba la cascada que formaba el arroyo y separaba a las manadas una de la otra, habíamos hecho fogatas y contado historias, teníamos tantos buenos recuerdos en este lugar y ahora podía añadir otro a mi memoria.
-Evan...a pesar de que ambos tengamos mates...nuestra amistad siempre se mantendrá, cierto?- Él toma mi mano con suavidad y asiente en silencio.
-Por algo somos mejores amigos Ari- Esas palabras me duelen porque desearía que fueramos más...mucho más...
Finalmente, regresamos a la zona de entrenamiento y después cada uno toma un camino distinto, se pone su chaqueta haciendo que su marca demoníaca sea invisible, entrecerre mis ojos para caminar a casa cuando de repente Diandra se enloquecio.
-Hueles eso?, nuestro mate está cerca...quiero verlo...quiero verlo!!!- Era cierto el aroma del tal Apolo estaba cerca, la primera noche que lo vi su aroma era de arándanos y agujas de pino, pero ahora era diferente, estaba mezclado con un aroma metálico, el aroma de la sangre venía de mi casa y temía lo peor así que corrí a casa encontrándome con mi padre queriendo golpear a Apolo, el antes mencionado estaba tirado en el piso limpiándose la sangre de la nariz, mi padre estaba siendo sostenido por mi madre y hermana.
-Alejate de mi hija y de mi manada maldito!!!!.
-Papá que mierda te sucede!!??- Grite corriendo hacía Apolo para ayudarlo a levantar.
-No confies en este sujeto Ariadna, es peligroso.
-Suficiente! Yo decido en quien o no confiar papá, así que ahorrate tu discurso barato- Tome a Apolo del hombro y lo empuje a la salida para caminar lejos de ahi ante los gritos de mi padre y cerré la puerta, la noche pronto nos cobijo y caminabamos por el bosque sin rumbo fijo ninguno dijo nada hasta que finalmente el pelirrojo rompio el silencio.
-Oye...gracias por salvarme ahí dentro, te debo una- Yo solo me encogí de hombros y suspire.
-Qué fue lo que hiciste ahi dentro, dudo que mi padre te ataque porque esta loco...o bueno quizás si lo esta- Saqué un cigarrillo de mi bolsillo y lo prendí con un encendedor que siempre cargaba a mano.