"Volvió con una historia por contar….”
...Abrió los ojos, aún en el suelo, había muy poca luz. Nanna apareció cargando su guitarra por la espalda, era viernes por la noche y acababa de llegar del Club Tuskania, donde toca y canta con otros dos amigos los fines de semana.
Ella se aproximó demasiado a él, y pudo verlo bajo la penumbra del farol. Lo miró en el suelo, sin decir nada, lo que a él le pareció extraño.
-¿Estás bien?- susurró la joven después de examinarle en silencio un rato.
Adam trató de hablar, pero se sentía débil, entonces giró la vista para encontrarse con los ojos de Nanna.
-No te preocupes, amiguito, te llevaré a casa.- ella vio gratitud en su mirada, se inclinó y le acarició la cabeza con ternura. Adam no entendía el extraño comportamiento de la chica.
Se incorporó con dificultad, sus extremidades estaban rígidas, pero se sentía más ligero que antes. Se puso en pie. Sabía que estaba en pie, su cuerpo lo decía, no podía enderezarse más. Miró a su izquierda y se topó cara a cara con las caderas de Nanna. Percibió con mayor claridad el aroma de la joven, era dulce y natural, un aroma que era capaz de reconocer a kilómetros de distancia.
-Mamá no debe enojarse, le dije que permanecería más en casa si me dejaba tener una mascota que me hiciera compañía.- dijo la chica, interrumpiendo sus pensamientos. Fue entonces que Adam entendió todo- Creo que hasta mi propio perro será más fiel que mi novio...Bueno, casi novio.- terminó ella suspirando.
Avanzaron en silencio por la solitaria avenida, y anduvieron entre los suburbios hasta llegar a la casa de Nanna. Abrió el garaje, que tenía la luz encendida.
-Pasa y espérame aquí. Iré a traerte algunas sábanas y algo de comida, no tardo.- y al decir esto, la joven abrió la puerta que daba a la casa y se metió en ella. Adam caminó despacio por el lugar, aún preguntándose ¿cómo volvería a ser humano?, ¿por qué se había convertido en un perro?, ¿por qué específicamente un perro? "Maldita gitana" pensó.
Se topó con un espejo, se miró. Un imponente pastor alemán lo miraba desafiante. El cabello castaño rojizo de su cabeza humana cubría ahora su cuerpo canino. Sus ojos miel llevaban su mismo color y la misma mirada. Era una versión del Adam humano en un perro.
"Hold me, hold me, don't let me go, come closer to love you again" escuchó a Nanna canturrear mientras abría de nuevo la puerta.
Traía una frazada vieja color rosa pastel y una bolsa de salchichas en una mano, y en la otra, traía un platón metálico y unos pliegos de periódico.
Acomodó la frazada con delicadeza, llenó el platón metálico con agua y lo colocó junto a un par de pliegos de periódicos donde puso unas cuantas salchichas. Un par de metros más alejados, estaban otros cinco pliegos de periódicos acomodados.
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Editado: 14.07.2018