Entwined

Te cuidaré

Era hora del descanso. El viento otoñal alborotaba aún más el cabello de Mark. Adam sabía que ya no debía hablarle a Nanna, o al menos hasta que Phoebe lograra llegar a explicarle algo de lo sucedido, que era lo que precisamente trataba de hacer ese momento.

-Nanna, lamento mi comentario de hoy en la mañana. Sólo debo acostumbrarme a tu cabello así de corto.
-Claro, no te preocupes.- dijo Nanna con la mirada agachada.
-¿Y qué canciones cantarás hoy en Tuskania?
-Son sorpresa, prefiero que las escuches hasta hoy en la noche.
-Me parece buena idea.
-Ahora, ¿podrías explicarme desde cuándo te llevas tan bien con Mark?
-¿Mark? Pues apenas ayer comenzamos a platicar. Es un chico tranquilo.
-Lo es. He conversado con él al menos un par de veces en Tuskania. Siempre va a verme los viernes por la noche. Pero yo sabía que él y Adam no se llevaban bien. ¿Qué hacían los  tres juntos hoy en la mañana?

Phoebe tenía que buscar algo rápido en su mente.
-Estábamos conversando y en eso apareció Adam. Nos quedamos conversando con él porque ya ves que había desaparecido…
-Ah, sí. No ha dado señales de que haya algo entre nosotros aún. Creo que si había algo ya se terminó.
-¡NO! Adam te adora, Nanna. Sólo que sabe que no lo recuerdas y tiene miedo.

Nanna sabía que su comportamiento con él esa mañana no era más que simple miedo, miedo a tratar a un chico que todos decían, era su novio, y ella no lo recordaba. Ambos tenían miedo.

-Phoebe, cuéntame todo lo que pasó entre Adam y yo.
-Te lo contaré a su tiempo. ¿De qué te servirá saberlo si sientes que no amas a Adam?
Nanna enmudeció.

 

 

Esa tarde mientras se alistaba para su concierto en Tuskania, trató de imaginar todo lo que había pasado entre Adam y ella. Recordó al chico, la manera en que sus ojos brillaban al mirarla.
“Me quiere”, se decía a sí misma.

Cerró los ojos y trató de imaginarse a sí misma besando a Adam. La imagen no era muy agradable. No después de saber que Adam había besado a tantas chicas, muchas de ellas, amigas suyas. Repugnancia. Comenzó a sentir repugnancia. Quizás debía intentar algo con alguien más… “Mark, quizás” pensó, pero luego recordó que estaba Phoebe de por medio. “Pero Phoebe tiene novio”…Ah sí, Abraham. Quizás intentara algo con Mark.
Volvió a cerrar los ojos y volvió a repetir la escena del beso, pero esta vez era Mark. Fue agradable esta vez. Placentero, incluso. Y  lo vería esa noche.

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-Y bien, chicos. Es hora de que pase alguien del público a cantar. ¡¿Quién dice “yo”?!- exclamó Nanna en el micrófono.

Adam, Mark, Phoebe y Abraham estaban en una mesa cercana al escenario. Nanna no había logrado distinguirlos entre la oscuridad que reinaba por ese lado del Club. Phoebe y Abraham se besaban de vez en cuando, cosa que incomodaba a los otros dos chicos.

-Quizás deberíamos besarnos.- susurró Mark a Adam, que lo miró con ojos aterrorizados.- Es broma, sólo que me siento algo incómodo con estos dos al lado.
-Búscate una  chica gótica y besuquéala. Hay muchas aquí.- dijo Adam. Luego Mark desvió la mirada hacia Nanna y la regresó hacia él.- Ni lo pienses, ella es mía.
-Tranquilo, volviste a caer.-río Mark.- Sube al escenario. Cántale una canción.-dijo.
-No lo considero prudente.
-¿Desde cuándo eres el rey de la prudencia? ¡Oh! Nanna viene para acá.

Nanna se acercó a ellos. Miró a Mark. Recordó la ensoñación que había tenido esa tarde.
-Hola, Nanna. ¿Quieres que suba alguien a cantar?
-¡Claro! Me encantaría.
-Pues bueno, aquí hay un voluntario.- dijo Mark, palmeándole el hombro a Adam.

Nanna lo miró. Se topó con sus ojos miel. La mirada de Adam era tan penetrante, que sentía que en cualquier momento la atravesaría. Hubo silencio. Algo dentro de ella reconoció esa mirada. Adam se puso en pie y subió al escenario.

-Buenas noches. Todos aquí me conocen, supongo. No canto muy bien, así que disculpen que lastime sus refinados oídos. Soy Adam Rogers, y quiero dedicarle esta canción a una chica muy especial, que quizá me odie, pero para mí sigue siendo la octava maravilla. No diré nombres, ella sabe quién es. 

Adam susurró algo a Jason y a Reggie, luego los acordes de “Every Breath You Take” se hicieron presentes en el lugar.

Nanna supo que todo era ella. La canción entró por sus oídos y se alojó en un rincón de su corazón. Adam la amaba, pero ella sabía que no podía amarlo, era una impotencia tan grande y un sentimiento de culpa que no lograba luchar contra él.

Mark miraba la cara de consternación de Nanna. Hubiera dado cualquier cosa por correr y explicarle todo, pero no le correspondía. Sólo era una guía para Adam y Phoebe.

Adam miró a Nanna, y sintió que dos lagrimillas corrieron por sus mejillas rosadas. Ella echó a correr al baño. Phoebe detrás de ella.

-Hiciste un buen trabajo, Adam. Nanna no tiene la menor duda de lo que sientes por ella. No tardará mucho en saber la verdad.- dijo Mark al salir del club.
-Eso creo. No me gustó haberla hecho llorar.
-Entendió el mensaje. Puedes comenzar por buscarla de nuevo.

Y como por arte de magia, Nanna apareció de entre en medio del gentío.
-Nanna, ¿necesitas que te lleve a casa?-preguntó Mark.
-Gracias, Mark. Creo que aceptaré el viaje.
-Bueno, iré por el auto. No tardo.- Mark cruzó la acera y fue en busca de su coche.
-Estuviste excelente hoy, Nanna. Mejor que siempre.- dijo Adam.
-Gracias. Tú también…Es decir…Cantas muy bien. Esa canción me gusta mucho.
-Lo sé.- susurró él.
Ambos cruzaron miradas.
-Lamento mi mal comportamiento esta mañana. Fui grosera.
-No te preocupes.
-Supongo que es por tanto medicamento. Odio tomarlo.
-No te preocupes, me caerías de maravilla aunque fueras una cabra demente.
Nanna volteó a verlo y echó a reír.



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En el texto hay: romance juvenil, magia, gitanos

Editado: 14.07.2018

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