Entwined

No puedo decir adiós

“Todos tenemos algo que debemos dejar atrás.”

-Buenas noches. Esta canción es una de las favoritas de Phoebe.- Nanna dio un largo suspiro, alzó la mirada al techo, como esperando encontrarse con el cielo, y susurró para sí- Escúchame, donde quiera que estés.

Miró a Adam, contaron tres tiempos y comenzaron a tocar la sucesión de acordes de la canción.

Nanna cantaba con la mirada perdida, tratando de no concentrarse tanto en las caras de la familia Thomas. En su mente, recapitulando cada una de las tardes que pasaba al lado de Phoebe en el parque, las noches de Viernes en el Club Tuskania. Se sintió plena, reviviendo cada instante. Podía sentir la brisa de los días otoñales ondeando su cabello largo, diciendo tonterías, escuchando a Phoebe reír hasta el cansancio; esa risa que resonaba por todas partes. Los días en el lago… ¡Oh, no! El lago no era un buen recuerdo, en absoluto. Miró a la familia Thomas. La miraban igual de fijo que a Mark unos instantes atrás. Mark…¡Mark! Dirigió su mirada hacia él. Trató de recordar momentos de Phoebe junto a Mark, cuando discutían por cosas tontas, si alguna vez se habrían besado, si alguna vez él se había dignado a dejarse abrazar…Luego vio a Mark, tumbado en el suelo, a la orilla del lago, encima del cuerpo de una chica sangrante, cubriéndola, cuidándola…

La letra de la canción parecía decir más que antes...

“Phoebe, ¿dónde estás? ¿Dónde se supone que debo buscarte?” pensaba Nanna, sin importarle que Mark pudiera escuchar sus pensamientos. Miró a Adam, Phoebe lo había ayudado, ¿y qué había hecho él por ella? ¡Nada! De pronto comenzó a sentir una especie de desagrado por él… Odio, quizás…

Adam notó la pesada mirada de la chica. Ella reaccionó, y no tenía sentido culpar a nadie, Phoebe ya no estaba… ¿O sí?

Sería una canción de amor, pero muchas de las líneas se acoplaban demasiado a lo que sentía… ¿Qué estaría sintiendo Mark?

La canción terminó. La audiencia concedió un aplauso ensordecedor, poniéndose de pie. La familia Thomas permaneció sentada, excepto por el abuelo de Phoebe. Nanna no sentía que lo hubiera hecho tan bien como para haber provocado tal reacción al público, pero una parte dentro de ella se sentía completa, de haber pisado un escenario de nuevo y haber cantado con el corazón entre las manos…Sintió humedad en el rostro, había llorado sin darse cuenta.

-¡Excelente interpretación!- exclamó el director Otis, aplaudiendo frenéticamente.-Ahora, chicos, Marcus, Nanna, Adam… Es hora del gran final.

El hombre dio una seña a un chico que estaba tras bambalinas, y éste jaló una cuerda que dejó caer la pesada y enorme lona con la fotografía de Phoebe.

-Acerquémonos para verla de frente.- dijo el director a los tres chicos.

Mark y Nanna se miraron, con el estómago revuelto de tantas emociones tan intensas.
-Sonríe.- murmuró Mark.

Nanna sonrió al avanzar al frente para ver la manta. El público continuó aplaudiendo al ver la fotografía de la chica.

-No tengo el valor para ver su fotografía.- murmuró a Mark.
-Tienes que verla, es realmente hermosa.

Dio media vuelta para encarar la imagen de su mejor amiga. Nanna sintió que perdía todas sus fuerzas, todo tembló dentro de ella, habría preferido morir antes que haber visto las enormes letras escarlata que cubrían el rostro de su amiga.

“¿POR QUÉ NO ME ENCONTRASTE?”

Todo se volvió negro.

--------------------------------------------------------------------------------

-¡Nanna! ¡Nanna! ¡Responde! ¡Maldita sea!- Mark la estrujaba por los hombros.
-¡Ferdinand! ¡Compórtese!

No había abierto los ojos aún. Su garganta dolía, como si hubiera llorado y gritado mucho.
-Mark…-contestó ella, con voz débil.

Escuchó al chico soltar un largo suspiro de alivio.

-Ya va reaccionando.- dijo la enfermera Lee.- Por suerte Adam la detuvo al caer, si no, se hubiera desnucado con la orilla del escenario.
-Adam…-susurró Nanna- ¿dónde está Adam?
-Está afuera.- respondió la enfermera.- ¿Quieres verlo?
-Aún no. Necesito a Mark. ¿Puedo hablar con él?
-Claro, tienen cinco minutos. Vuelvo enseguida.

Nanna se sentía un poco más cuerda. Miró al chico de esmoquin negro y cabello alborotado que la miraba más pálido que de costumbre.

-¿Qué pasa?- preguntó, tratando de ocultar su preocupación.
-¿Qué me pasó?
-Comenzaste a gritar cosas extrañas, te arañaste la cara de la desesperación, luego parecía que habías perdido el equilibrio, pero no, te desmayaste. Por suerte Adam te agarró y te acostó en el piso. Aún inconsciente, murmurabas cosas. Adam  y yo te escuchamos.
-¡Oh, no! ¿Qué he dicho?- preguntó Nanna, cubriéndose la cara, muriéndose de vergüenza.
-Decías que odiabas a Victoria, que la matarías tú misma, que preferías estar muerta que vivir en el infierno en el que te encuentras desde que Phoebe no está.- hizo una pausa.-Pero más que nada, pediste perdón. A Adam, por haberlo abandonado aún queriéndole; a mí, por no decirme la verdad; y a Phoebe, por no haberla encontrado.



#49419 en Novela romántica
#23644 en Fantasía
#9463 en Personajes sobrenaturales

En el texto hay: romance juvenil, magia, gitanos

Editado: 14.07.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.