Entwined

Heridas

Nanna ayudó a sus padres a descargar lo poco que llevaban de equipaje. Corrió escaleras arriba, y llegó a un enorme ático desde el cual podía ver toda la ciudad.

Tomó su celular, se asomó para ver que no estuvieran cerca sus padres y marcó el número de Mark.

-¿Bueno?
-¡Mark!  ¡Northern Park Avenue está aquí!
-¿Qué? ¿Es verdad?
-¡Sí! Queda a tres cuadras de mi casa. Es un parque de diversiones abandonado. Iré en la tarde a echar un vistazo.
-Oh, no, Nanna. No vas a ir. ¡No puedes ir sola! ¿Y si Victoria te ve?
-Entonces, tendrías que acompañarme.
-Yo, y también Adam. También es asunto suyo. Es nuestro escudo humano, ¿no te acuerdas?
-Sí, pero, ¿querrá venir?
-Aunque no quiera, va a ir con nosotros.

 

 

…Nanna tomó su bolso, cargó unas tijeras afiladas, su cámara y salió en camino hacia Northern Park. Algo le decía que no estaba bien, pero al menos necesitaba conocer el lugar.

Al llegar, permaneció afuera y vio una enorme cabeza de payaso pendiendo de la montaña rusa. La reja de la entrada principal estaba abierta. Un enorme carrusel abandonado se encontraba justo en el centro del lugar. Un parque de diversiones abandonado, típico.

Pero algo le impedía entrar. Tomó unas cuantas fotografías, desde diferentes ángulos. Retrocedió un poco, una hojita seca crujió cuando ella la pisó, y al momento en que miró abajo, las rejas del parque se cerraron de golpe. Nanna echó a correr de vuelta a casa.
 

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Al anochecer, mientras la joven miraba las fotografías que había tomado, Mark comenzó una conexión telepática.

“Nanna, ¿por qué fuiste? ¡Te dije que no fueras!”

“Lo siento, tenía que darme una idea del lugar a donde vamos a ir a rescatar a mi amiga.”

“Es demasiado riesgo, pudieron haberte visto.”

“Si me hubieran visto, no estaría en mi casa ya.”

“Mañana en cuanto regreses, tenemos que vernos.”


…Mark tocó el timbre de la casa de Adam. La señora Rogers se asomó a regañadientes, y una enorme sonrisa se dibujó de repente al ver el prefecto semblante de Mark.

-Hola, cariño. ¿Vienes por Adam?
-Sí, ¿está aquí?
-Claro, perdona, ¿quién lo busca?
-Soy Mark. Mark Ferdinand.

La señora Rogers dejó caer su sonrisa en una mueca de desagrado.

-¿Mark? ¿El joven que se creía el chico con manos de tijera?
-Yo…-Mark tomó aire para evitar contestar de manera grosera.- Sí. Soy él.
-Ah…Pasa.- la señora Rogers le dio un empujón para que entrara. Luego, Mark se sentó en un sillón, mientras la recia mujer subía las escaleras hacia el cuarto de Adam.

-¿Qué haces aquí, Ferdinand?- dijo Adam, frotándose los ojos, indicando que acababa de despertar. Luego vio a Mark en el sillón, con ese nuevo estilo.- ¿Eres tú? El galán misterioso y desconocido de la escuela, ¿eres tú?
-Todo tiene un propósito.
-Claro. Quieres parecerte a mí. Sabes que Nanna es una chica que no queda con un gótico extravagante como tú.
-Escucha, Adam, no he venido a que me ofendas. Sólo vengo a exigirte tu ayuda.

Adam soltó una carcajada burlona, tomó una pelotita de goma del librero y comenzó a rebotarla. Se acercó a Mark, y se sentó en un sillón cerca de él.
-No me pides ayuda, ¿me la exiges?
-Ya encontramos a Phoebe.

Adam dejó de rebotar la pelotita y la guardó en su mano izquierda. Su semblante sombrío se tornó triste, melancólico. Su mirada se llenó de culpa. Recordó las palabras que dijo Nanna la noche del recital al caer desmayada cuando vio la foto de su mejor amiga.
-¿Dónde?
-Northern Park Avenue.- Adam se tensó, y Mark pudo leer algo.-Supongo que sabes dónde es.
-No, yo no lo sé, pero Millena lo menciona mucho.
-Bueno, pues, tu novia me dio la pista.
-Millena, ¿cuándo fue?
-Ayer, salí con ella a Tuskania.

Adam se puso de pie en un brinco, sus ojos furibundos.
-¿No te bastó con quitarme a Nanna?
-Espera, Adam, puedo explicarlo.
-¿Qué pretendes explicar? Me envidias, Ferdinand, eso me queda claro.
-Soñé con Phoebe y en su muñeca tenía el mismo tatuaje que tiene Millena en su muñeca derecha. El reloj infinito.- respondió Mark subiendo el volumen de su voz e ignorando el comentario de Adam.
-¡Eso no tiene qué ver con que hayas salido con mi novia! Por eso tu cambio de apariencia tan repentino.
-¡No tiene nada qué ver con eso, Rogers! Debes saberlo, Nanna y yo dejamos de intentarlo. No pertenecemos el uno con el otro.
-Nanna ya no me interesa.- contestó Adam por impulso, sin arrepentimiento.-Vete de aquí. No cuenten conmigo. Sé que podrán solos. Además, Phoebe desapareció por mi culpa.



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En el texto hay: romance juvenil, magia, gitanos

Editado: 14.07.2018

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