Entwined

Algo te falta

He's missing something or someone that he knows he can't have now.
And if he isn't, I certainly am.”
-Fragmento de “In Liverpol” de Suzanne Vega

 

-¿Qué?
-Entendiste el mensaje. ¡¡Eres uno de nosotros!!- exclamó Heather.
-No sé qué están diciendo.
-Está bien. Tranquilo, te podemos explicar.- contestó Sharon, en un tono tan tranquilo que parecía inquietante.

Tomó un papel de su pantalón y lo abrió.
-¿Ves algo?- le dijo a Mark, que negó con la cabeza.-Ahora lo verás.
Lanzó el papel contra las llamas, y este en vez de lanzar humo, se tornó rojo y salió volando por los aires hasta caer frente al chico. El reloj infinito volvía a aparecer frente a él.
-¿Ya lo ves? Son tres números: III, VI, IX y el infinito. Heather, Rubeus y yo, somos representados por el III, VI, y el IX, sin tener un número específico cada quién.
-¿Y el infinito?
-Eres tú.
-¿Y qué se supone que…somos?
-Somos una especie de humanos superdotados. Nuestras capacidades van más allá de lo humano. Somos prácticamente infinitos. ¿No te han pasado cosas que no cualquier persona soportaría? Un accidente fatal, pensamientos ajenos irrumpiendo en los tuyos, resistencia física superior, una mente privilegiada, cualidades que consideras poderes…

Mark bajó la mirada. Todo encajaba.

-Como con la hemorragia.- dijo Nanna.- Saliste de Tuskania caminando, manejaste así casi veinte minutos… Dios, pudiste haber muerto.
-Pero no lo hizo.- interrumpió Sharon.- ¿Qué más puedes hacer, Marcus?- Mark no contestó, solamente le miró desafiante.- Dímelo.
-Leo las mentes ajenas. Puedo comunicarme telepáticamente. Percibo las emociones de los demás, tengo resistencia física, veo siempre más allá de las cosas. Mi telequinesis siempre está fuera de control cuando pierdo la paciencia. Puedo hipnotizar y manipular las mentes a mi antojo.
-Bien, eres quien completa el reloj. Te necesitamos. Eres la última generación de nuestra especie. Rubeus nos llama Humanus Máxime, él es el más antiguo de nosotros. Ha vivido desde 1017, descendiente de una familia celta. Él encontró el elixir de la juventud perpetua. Lo conocí en Liverpool alrededor de 1500. Vio mis cualidades, y logré volverme como él. En 1727 conocimos a Heather en Irlanda. Viajamos por toda Europa. Nos hicimos enemigos de los vampiros y los gitanos. A los primeros los hemos casi exterminado, y los segundos siguen siendo ese persistente dolor de cabeza. Las tres especies compartimos características similares, pero nosotros no somos una plaga. Los vampiros dependen de la sangre, los gitanos dependen de los astros y la magia negra, nosotros vivimos como simples humanos, pero somos más fuertes que el humano común. Esto es sólo una lucha interminable entre razas, y aún siendo nosotros los menores en número, somos los más poderosos.

Permanecieron en silencio unos segundos. Mark no sabía qué decir, no sabía qué debía pensar.

-Y ésto… ¿En qué me va a ayudar a encontrar a Phoebe?- dijo al fin.
-Rubeus se escabulló al burdel gitano hace cuatro noches. Vio a Phoebe y sintió la conexión especial que tenía contigo. Él decidió rescatarla. - dijo Heather.
-Están usando a Phoebe como carnada…-susurró Eva Ferdinand.
-Llevábamos años buscando a Marcus. Siglos enteros.-Sharon se puso en pie y avanzó hacia ellos.
-El mundo es tan pequeño que por culpa del amorío de Adam y Victoria hemos terminado aquí…- soltó Nanna al aire, con la mirada perdida en la fogata.
-No, no es que el mundo sea pequeño, es algo que estaba predestinado. Todo está siempre entrelazado. - le corrigió Sharon.
-¿Y dónde está Phoebe si ese tal Rubeus la rescató?- preguntó Mark.
-Es un lugar al que iremos mañana.- contestaron las dos.
-¿Y por qué no ya?- atacó Eva Ferdinand.

Una flecha encendida en fuego voló por el aire y cayó a los pies de todos.
-Por ésto.- respondió Sharon, señalándola.- Gitanos.

 

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-¡No pensé que debiéramos huir tan pronto!- exclamó Heather una vez que se escabulleron todos por la parte trasera de la enorme carpa y subieron a una carreta, ya que era el único medio de escape.
-Rubeus se pondrá muy, muy, muy molesto.- replicaba Sharon sacudiendo la cabeza y agarrándosela con desesperación.

Heather tomó las riendas y despertó al enorme caballo frisón al que llamaban Marqués. El animal relinchó y corrió despavorido en medio de la oscuridad. Nanna abrazaba fuertemente a Mark, sus manos apretaban su playera azul. Eva Ferdinand le lanzó una mirada fulminante a su hijo, y éste, se movió para quitarse a la chica de encima.

De pronto, se pararon en seco.  Nanna salió volando hacia atrás y cayó al pavimento.



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En el texto hay: romance juvenil, magia, gitanos

Editado: 14.07.2018

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